6. And something in my head said, Stop.

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Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen, son de Disney y de Marvel. Solo la historia y las ideas que no reconozcan me pertenecen. 

Steve

Desde niño había deseado volar. Mis padres solían llevarme a ver las cometas en Central Park y yo cerraba los ojos, abría los abrazos e imaginaba que me encontraba en medio de ellas. Ninguno de esos sueños se comparaba a la realidad. Un grito de excitación de Bucky me hizo sonreír después de haber dado una vuelta especialmente dificil.

—¡Vamos a dejarlos sin soldados! ¡Malnacidos!

Los vitores de mis compañeros no se hacían esperar después de una batalla. Estábamos cansados desde el inicio de la guerra, no habíamos tenido la oportunidad de vivir nuestra juventud. Simplemente sabíamos que teníamos que ganar. La amenaza de repetir lo ocurrido en Pearl Harbor era suficiente aliciente para todos.

—¿Dónde está tu tsarina rusa, compañero?—preguntó Clint cuando bajamos de los aviones.

Aquel ataque había terminado en la madrugada del día siguiente, yo había bajado inmediatamente de mi aeronave para buscar a Natasha. Esa noche no corrimos con tanta suerte y habíamos perdido a algunos de nuestros compañeros. Cuando vi caer los aviones rusos, mi corazón se aceleró mucho más que nunca, rezando a un Dios que ni siquiera recordaba que no fuera ella.

—Eso es lo mismo que me pregunto yo—dije sin aliento, apenas registrando lo que decía—¡Stark! ¿Has visto a Romanoff?

—Yelena estaba herida, así que se fueron directo a la enfermeria.

No lo pensé antes de correr a ese lugar, apenas quitándome el casco. Los demás aviadores me veían sorprendidos, cuchicheaban a mis espaldas pero no me importaba. Al menos hasta que Bucky me tomó fuertemente del hombro, haciéndome detener.

—¿Qué carajo te pasa, Buck?

—No tienes nada que ver con ellas, Stevie—me dijo con simpatía—Recuerda que la fraternización está prohibida, para eso tenemos los burdeles.

El problema es que Natasha era mucho más que un buen par de piernas en mi cama. Lo que sentía por ella iba mucho más allá, aunque ni siquiera lo alcanzaba a comprender.

—Yo...no creo que Natasha y Yelena tengan a alguien más.

—Tampoco nosotros, colega. No olvides que estamos en un país enemigo.

Al final, terminé haciéndole caso a mi mejor amigo. No me convenía tener un problema con los rusos, que ya me miraban llenos de recelo, especialmente Dreykov. Apreté los puños y me fui a la barraca, ignorando como mis compañeros se organizaban para celebrar, u olvidar, la batalla de aquella noche.

—Rogers, hoy será el interrogatorio de Zemo—dijo Visión dos días después.

Fruncí el ceño, un poco confundido. Había estado evitando toparme con Natasha a toda costa, no creía poder resistirme para, al menos, darle un abrazo. Una parte de mi también creía que ella me evitaba, así que me sorprendí al escuchar lo que el general decía.

—Disculpe, General—respondí cautelosamente—¿Qué tiene que ver eso conmigo?

—Yo no soy un tonto, Capitán Rogers—dijo, bajando la voz—Sé que la rusa te importa y ella va a necesitar una mano amiga después de esto.

Abrí la boca, tratando de mantener la expresión más sútil posible pues mis compañeros escuchaban. Sin embargo, Visión se despidió con un gesto en la cabeza que me impidió decirle otra cosa.

—Gracias...—logré articular.

—No arruines tu puesto, Rogers. La situación aquí es más tensa de lo que parece—me advirtió, girándose un momento.

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