Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen, son de Disney y de Marvel. Solo la historia y los personajes que no reconozcan son mios.
Natasha.
La Operación Urano parecía ser todo un éxito, los alemanes estaban rodeados. La fila de la muerte, donde veíamos caminar a los prisioneros de guerra, se hacía cada vez más larga. Veía con una media sonrisa los rostros aterrorizados de esos hombres, si es que se les podía llamar así, mientras terminaba los reportes que enviaría a Dreykov.
—¿Puedes creer que está todo tan tranquilo?—cuestionó Yelena, sentándose junto a mi.
—¿A qué te refieres con todo?—le pregunté, ladeando la cabeza—Para mi este lugar sigue siendo una mierda.
Desde la carpa veíamos la nieve caer casi con furia. Las tormentas de nieve no eran novedad en Rostov pero ahora parecían traer casi la misma rabia que la guerra.
—Me refiero a los alemanes, con todos los nazis que hemos capturado, ya deberían estar encima de nosotros.
—No creo que les importe mucho, a decir verdad...
—He escuchado que algunos de nuestros prisioneros no llegan ni a los trece años.
Me mordí el labio, no quería pensar en lo que estaba ocurriendo en ese país, realmente no me interesaba.
—Es culpa de ellos, ¿has escuchado lo que estaban haciendo con los judíos? Si ellos sabían, merecen ser castigados de la misma forma que el resto de los soldados...
—Dicen que están intercambiando vodka por municones en la orilla de la carretera—musitó mi hermana, cambiando de tema—¿Vienes?
—No, tengo que terminar con esto para poder enviarlo y saber si tendremos una nueva asignación.
—¿Crees que nos den una? ¡Acabamos de llegar!—movió las manos, exasperada—¡Cómo sea! ¡Me llevaré a Barnes!
Sería una hipocrita si le decía algo acerca de Bucky, aunque los había estado observando con preocupación. Las miradas hambrientas que se dedicaban eran mucho más obvias que lo que Steve y yo teníamos, pero a nadie le importaba. Estábamos en medio de una guerra, cualquier confort posible sería bueno, incluso aunque viniera del enemigo.
—¡Trae algo para mi! ¡No te lo tomes completo o lo sabré!—le grité a modo de despedida.
La batalla donde nos habían sorprendido era la única que había compartido con Steve, cada vez era más dificil encontrar espacios para vernos o mantener nuestra relación, así que intentaba concentrarme en hacer mi parte para avanzar con esta guerra. A veces era mejor ignorar lo que sentíamos para dar paso a lo que teníamos que hacer.
—¿Puedo pasar, sargento Romanoff?
Sonreí sin poder evitarlo al escuchar la voz de Steve, quien había asomado la cabeza en la carpa.
—¿Necesita algo, Capitán Rogers?
Me estaba volviendo paranóica, no podía dejar de pensar que alguien nos había escuchado en la batalla, Dreykov tenía oídos en todos lados, así que las formalidades eran necesarias hasta estar segura que estaríamos solos.
—Solamente saber, ¿cómo está mi chica?
El maldito sobresaltó de mi corazón me sorprendió, haciendo que despegara completamente los ojos de mi reporte para ver a Steve.
—¿Qué tal si nos escucharon, Rogers?—reté, pero no podía dejar de sonreír—No puedes ir por el mundo diciendo esas cosas.
Mi rubio favorito había caminado hasta el escritorio, sus fuertes brazos se posaron en él, viéndome con una posesividad tal que me erizó los vellos de la nuca.
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Timeless
Romance1942. Las brujas de la noche, un grupo de pilotos que han derribado cientos de aviones alemanes cometene el error de tirar tres caza Americanos. Steve Rogers, reconocido piloto conocerá a Natasha Romanoff, y su vida dará un giro que jamás esperó. ¿P...