14. I prayed to God you'd be comin' home all right

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Disclaimer: Los Vengadores no me pertenecen, son de Disney y de Marvel. Solo la historia y los personajes que no reconozcan son míos. 

NOTA: Ruso en negritas y flashback en cursiva. 

Natasha

La idea de ir a América rondó por mi cabeza desde ese momento, hasta el punto de convertirse en una obsesión. Algo me decía que era la única manera de desenredar la maraña de recuerdos que tenia en mi mente, pues en mis sueños más tranquilos la bandera de aquel país ondeaba con honor frente a mi.

—Te amaré por siempre, mi amor...

Esa voz me atormentaba y me tranquilizaba por partes iguales. ¿Quién era él? Por más que me esforzaba, no era capaz de recordar su nombre, a cada día que pasaba, temía que lo olvidaría como todo lo que me había pasado antes de despertar en ese maldito hospital.

—¡Nat! ¡Nat! ¡Tenemos que irnos!

Giré la cabeza para encontrarme con Peggy, nunca la había visto tan emocionada. Se había desecho del uniforme de enfermera, cubierta por un largo abrigo negro.

—¿A dónde vamos?—cuestioné, confundida.

—Conseguí que te hicieran una entrevista para que obtengas un visado de refugiada en la embajada británica, ¡tienes que apresurarte!

Me detuve en seco al escuchar eso, parpadeando varias veces para intentar recomponerme.

—¿CÓMO CARAJOS?—respiré profundamente—Peggy, no puedo enfrentarme a una entrevista...¡no sé nada de mí!

La inglesa frunció el ceño, no podía creer que estuvieran tan cerca de conseguir lo que queríamos y yo me estuviera acobardando. Desde el momento en que desperté me había dicho que yo tenía un gran deseo por sobrevivir, uno como el que jamás había visto, ni siquiera en los soldados más experimentados.

—Hola...¿recuerdas tu nombre? ¿Sabes dónde estás?

Cuando abrí los ojos, me había encontrado rodeada de enfermeras que solo atosigaban con sus preguntas; necesitaban saber quien era antes de poder atenderla, o se meterían en muchos problemas. Los críminales de guerra alemans eran perseguidos y llevados a Nuremberg, donde eran tratados antes de ser juzgados.

—No, ¿qué pasa? ¿Quienes son ustedes?

Todo en mi mente era una maraña entre la niebla, ni siquiera era capaz de pensar coherentemente en ese momento. Alcé mis manos para verlas, pero eso tampoco me diio ninguna respuesta.

—Me parece que no es alemana, podrían dejarla descansar—rebatió Peggy Carter, desde el fondo de la enfermería—¡Yo me haré cargo de ella!

Y había cumplido con su palabra desde ese día. Recuerdo perfectamente como me sostuvo en brazos cuando me vi por primera vez en un espejo, delicada y rota como una matrushka, mis ojos adornados con enormes hematomas debajo de ellos, el claro signo de una contusión cerebral.

—He hablado con algunas personas en el consulado sobre tu situación especial—Peggy me regresó a donde estábamos, entrelazando su brazo con el mio y dirigiéndome a la salida del hostal—te tendrás que someter a varios estudios antes de irnos, pero si comprobamos que realmente no sabes nada...tendrás una oportunidad.

—Desean saber si no soy una espía, supongo.

—¡No será tan malo! Podré comprarte galletas después.

—¿Acaso me vez cara de niña, Carter?—bufé.

—¿Quieres las galletas o no?

Los nervios no disminuían por más que Peggy intentaba distraerme, solo podía pensar en todo lo que me preguntarían y yo no conseguiría responder, ¿qué pasaría conmigo si descubrían que yo era un enemigo? ¿Qué demonios haría yo misma si me enteraba que formaba parte del eje? Gracias a que habíamos llegado temprano, conseguí recomponerme un poco y poner mi mejor cara cuando nos llamaron a declarar.

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