Aunque Cecil había expresado su devoción hacia Jeffrey Baker frente a Magnus Winchester, la verdad era que se le revolvía el estómago cada vez que tenía que llamarlo marido. El suyo era un matrimonio por conveniencia, al menos del lado de Cecil, y había hecho hasta lo imposible para evitar pasar la noche con aquel hombre, lo había logrado con éxito durante cuatro años.
En realidad, Jeffrey Baker lo había dejado de intentar mucho tiempo atrás. Aunque al principio estaba decidido a compartir la cama con él, Cecil le dejó en claro que la única razón por la que había aceptado su cortejo era porque Norman Baker se lo había pedido como un favor. Jeffrey era demasiado orgulloso como para admitir que su segundo esposo no besaba el suelo bajo sus pies, así que se limitó a intentar humillarlo tratándolo como si fuera su sirviente.
Cecil no se quejaba, prefería eso a tener que pasar la noche con ese bestia.
Sin embargo, la llegada de Magnus podía ser un potencial detonante para ese hombre, lo cual quería decir que debía mantenerse lo más lejos posible del arrogante niño rico.
—¿De que estuvieron hablando? —Jeffrey lo interceptó cuando se dirigía a su choza fuera de la mansión, lo sostuvo del brazo con fuerza, observándolo con expresión furiosa.
"De nada, estuvo jugando con el niño todo el tiempo" respondió, sintiendo un escozor al recordad que su durazno todavía no tenía un nombre a pesar de tener ya casi once meses. Bajando la cabeza en gesto de sumisión, intentó dar un paso atrás, notando el ligero olor a alcohol proveniente del hombre.
—Si me estás mintiendo me voy a enterar —lo amenazó, tirando de él para hablarle lo más cerca posible. Cecil apretó los labios en un gesto furioso.
"No estoy mintiendo" pero sí lo hacía, estaba mintiendo descaradamente porque sabía que, si decía la verdad, aunque fuera una conversación inofensiva, Norman encontraría la manera de torcerla en otra cosa.
Cecil no estaba dispuesto a romper el delicado equilibrio en la isla por una charla sin importancia.
—¿Estás seguro? —Jaffrey lo sostuvo del cuello, el gesto estuvo a mitad de camino entre una amenaza y una caricia. Cecil sintió un escalofrío, apretando los labios, conteniendo el impulso de retroceder una vez más.
Un sonido rompió la tensión entre ambos, Norman Baker los alcanzó, dedicándole una mirada severa a ambos.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, frunciendo el ceño.
Cecil se puso tenso y Jeffrey retrocedió, guardando sus manos para sí mismo. Norman soltó un gruñido, interponiéndose entre ambos, pero mirando a su hijo.
—Retírate, estás borracho y estás incomodando a tu marido —le ordenó. Jeffrey parecía querer quejarse, pero finalmente negó con la cabeza y se fue del lugar, perdiéndose de la vista, caminando tambaleante hacia la mansión. Norman se giró hacia él, su expresión se volvió amable—. ¿Estás bien?
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Una belleza caída en desgracia
Romance(LGBT+) Lo único que Magnus espera de su viaje a la isla Tortuga es demostrar que es un hijo digno y volver con la cabeza en alto. No hay muchas cosas que le preocupen, después de todo ¿Que puede ofrecerle ese trozo de tierra lleno de trabajadores a...