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—Magnus —el hombre frunció el ceño hacia su hijo en un gesto no muy agradable—

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—Magnus —el hombre frunció el ceño hacia su hijo en un gesto no muy agradable—. Creí haberte pedido que te quedaras en casa.

—Y yo creí haberte dicho que no lo haría —respondió de forma brusca. Luego dio un paso al frente y tiró de Cecil, colocándolo detrás de él. Cecil no dijo nada, estaba demasiado sorprendido, ahora que los observaba bien era obvio el parecido, eso hacía las cosas más incómodas.

El padre de Magnus le había coqueteado.

—Magnus, estaba en medio de algo —dijo, echando un vistazo hacia Cecil y dándole la vuelta a las palabras de su hijo. Magnus se movió, ocultando al chico con su cuerpo.

—Cecil es mi prometido —dijo, luego frunció el ceño—. Al menos lo será pronto, así que aléjate de él —el susodicho soltó un jadeo de sorpresa, mientras las personas alrededor observaban la escena con la boca abierta.

—Eres un niño, deja de decir tonterías y hazte a un lado —espetó, cómo si las palabras de su tercer hijo no fueran nada. Magnus no se movió de su lugar.

—Lo que estás haciendo es muy inadecuado —insistió, sin intención de rendirse.

—No te vas a casar con este chiquillo, ya he pensado en una pareja para ti y definitivamente es mejor que está criatura sin nombre, apellido y, sobre todo, sin un útero —el pronunció aquellas palabras con frialdad. Cecil tembló ante lo humillante que estaba siendo aquel intercambio.

—Ya tomé mi decisión, además ¿No puedo comprometerme con él, pero tú si puedes estar con un chico que es menor que dos de tus hijos? —espetó, levantando el tono. Normalmente Magnus era más inteligente al hablar, pero estaba tan furioso que le costaba mantener los papeles.

—La edad no es importante, a decir verdad, ambos estamos en una situación similar, viudos, con hijos a cuestas, no sería raro que dos personas así formarán un vínculo, ambos tenemos un heredero, entonces ¿Cuál es el problema? —lo dijo cómo si fuera lo más lógico del mundo, lo que indignó tanto a Magnus cómo a Cecil, sobre todo sorprendió a este último al darse cuenta que lo conocía mejor de lo que parecía ¿Le había estado espiando o algo?

—¿Qué estás diciendo viejo horroroso? Aléjate de mi prometido —Magnus estaba furioso, Cecil no sabía que hacer, estaba harto de atraer la atención de personas como ese hombre y ya no quería tener que ocultarse detrás de Magnus, sin embargo, era obvio que estaba frente a dos personas muy poderosas.

De repente, sintió una mano amable que llamó su atención, cuando se giró Jude estaba ahí, le observaba con expresión tranquila.

—Creo que es hora de retirarnos —dijo, captando la atención de los otros dos. Magnus no dijo nada, cómo si se hubiera dado cuenta que había puesto a Cecil en aquella situación incómoda.

—Me debe un baile ¿Va a decepcionarme de esa manera? —Amadeus dio un paso hacia él, sin prestarle la más mínima atención a Jude. Magnus se puso en medio.

Una belleza caída en desgraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora