Capítulo 31

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"Mi alma y mi último suspiro"

Allen PoV

No voy a negar que la lejanía de Atzin me duele, me rompe el pensar que yo le doy miedo a ella

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No voy a negar que la lejanía de Atzin me duele, me rompe el pensar que yo le doy miedo a ella. Solo puedo recordar las veces en las que cuando era una niña en los laboratorios y se quitaba la máscara de valentía que le daba a los científicos para romperse en llanto en mis brazos.

Se que perdí el control estando con Reyker, pero no lo mate, al único que planeo matar con todo lo que mi capacidad me permite es a Maksim, aunque Atzin me odie más después de lo que planeo hacerle, es solo para asegurarme que no volverá a la vida para secuestrar más niños o engañar a personas desahuciadas.

Aun estemos alejados mentalmente Atzin y yo, ahora tengo controlar mis emociones y tener la mente fría para proteger a todos. Los mayores de nuestro grupo decidieron ayudarnos de una más profesional y dejándonos llevar a cabo nuestra "pequeña venganza personal", mis padres advirtieron que cualquier cosa que ellos consideran anormal o peligrosa para nosotros intervendrían inmediatamente. No quiero que lo hagan por lo que tendré que retrasarlos en este lugar por su seguridad.

Estoy utilizando toda mi fuerza de voluntad para ignorar mis emociones hacia Atzin para analizar nuestro entorno.

Analizaba las pulsaciones de mis compañeros, lo sentía en mis oídos, sus latidos de sus corazones estaban descontrolados por mas que las facciones de sus caras reflejaran serenidad y humor.

Los mayores por otra parte no se encontraban de una manera diferente, aunque algo me parece raro del jefe militar que nos acompaña, se siente su nerviosismo, pero pareciera que quiere disimularlo a toda costa; mis padres estaban alegres por nuestro reencuentro, y aunque no lo pidamos ya están planeando que hacer diez minutos después de que ingresemos a la mansión de Maksim. Supongo que es normal en los padres.

Por otra parte, la mama de Atzin se estaba recomponiendo de la droga de Reyker y ya estaba pensando, junto con algunos de sus colegas bioquímicos, en los antídotos que necesitaríamos después de salir de la mansión.

—Siento que algo malo pasara en unas horas. – Milo se acerco en silencio a mi. Su cara denotaba preocupación y a la vez algo de paz – Gracias por cuidar de mi todo este tiempo, me gusto tener algo parecido a una familia por una vez en mi vida.

—¿Por qué suena a una despedida?

—No lo sé. Solo tenía ganas de decírtelo.

Lo envolví en mis brazos porque sentía que era algo que tenia que hacer. —pronto sentirás como es tener una familia grande y amorosa.

Fue una promesa, pero algo no se sentía completamente bien.

Al estar conectado de alguna manera con todos los presentes podia sentir la energía que cada uno desprendía y es muy fuerte. Tengo que controlarlo no quiero poseer la mente de nadie.

𝐋𝐚 𝐑𝐞𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora