Capítulo 6

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"La oscuridad de sus ojos.

La luz que iluminará la verdad"

Atzin


— ¡Atzin! —La irritante y desesperante voz de Sarah interrumpe mi trabajo— necesito que te encargues de revisar las entregas de la semana pasada...

— ¡Seguro! —la interrumpí para que se largue de una vez— iré al piso de comercialización por los reportes de ingreso de mat...

—No, querida. Necesito que me hagas un reporte del control físico. — soltó una sonrisa arrogante— el señor Drexel necesita que un becario lo haga. Es un trabajo fácil de todas maneras. No lo arruines.

Se alejó meneando las caderas de manera exagerada.

Esos tacones no aguantarán tanto.

—Ridícula Sarah, seguramente te lo dijo a ti y no puedes hacerlo, porque no sabes siquiera de que va esta empresa. —empecé a quejarme entre dientes y con un tono de rabia tiñendo mis palabras.

De camino al ascensor no dejaba de quejarse entre murmullos sobre la inepta y escurridiza que es Sarah en el trabajo.

Estaba tan concentrada en mi trabajo en la bodega, y las maneras en las que Sarah caería tan bien por unas escaleras, que escuchaba lejana la voz de Xoco llamándome.

—Atzin— volvieron a llamar a mi espalda-

Me detuve de golpe.

—¡Xoco! — me giré y me tiré directo a sus brazos — ¡te extrañé tanto!

—Que exagerada, —acarició mi cabeza somo si fuera un cachorro— solo fue un día— creo que se olvidó de lo que pasó esta mañana— Lo siento.

Su tono cambió a uno melancólico.

Su cara pasó a ser el retrato del arrepentimiento y tristeza.

—No fue tu culpa. Son cosas que pasan en el trabajo— traté de reconfortarlo.

Era lunes, las cosas no iniciaron de una manera agradable.

Esta mañana cuando llegué a la empresa encontré una carta sobre mi escritorio, donde indicaba que los guardaespaldas pasarían a resguardar solo a empleados de niveles superiores.

Es decir, a los empleados fijos en planta, gerentes, secretarias y no para los empleados por contrato temporal.

Y yo era una simple becaria junior.

Soy como el aguatero del aguatero.

Aunque con Sarah podría cuestionar esos niveles.

—Ya no estaré a tu lado para proteger a los demás de tu torpeza. — lo miré mal— Lo bueno es que volverás a la universidad y estaremos más tranquilos.

Lo está dramatizando. No soy tan torpe.

—ja, ja. Que gracioso.

Xoco se veía tranquilo, demasiado tranquilo.

Como si un montón de doctores y pandilleros no hubiesen asediado su cala hace dos días.

Esto me tenía algo confundida- Fue raro no verte tres días. Ya te extrañaba, ¿sabes?

—Sabía que me extrañarías, por eso te mandé a Danner.

—Cierto, me mandaste trabajo para no sentirme tan triste, ¿verdad?

𝐋𝐚 𝐑𝐞𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora