Capítulo 13: un pequeño flashback

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"El inicio de los problemas,
Nueva oportunidad de vida"

Atzin, 13
Allen, 14

Allen

Otro día normal otra estúpida prueba realizada por los científicos de Feodor.

Llevaba en este lugar 4 años y realmente no me quejaba, me daban todos los lujos y comodidades que deje en mi antigua vida, sólo que ahora puedo gozarlas aún más, porque gracias a Maksim puedo ver.

Yo había nacido con ceguera congénita, los médicos no estaban seguros si era algo genético y de acuerdo con mis padres el embarazo no fue riesgoso, no hubo complicaciones y todo estaba en orden, fue una en caso de estrés tal vez, pero nadie sabe explicarlo

Uno de un millón nace con problemas congénitos sin explicación alguna y desgraciadamente yo era ese uno en un millón.

Cuando conocí al Maksim yo tenía apenas 10 años, fue el día en el que mi padre estaba realizado una fiesta para celebrar su aniversario con mi madre. Ellos invitaron a todos sus socios para celebrar su aniversario, y algo que tal vez ellos no me querían decir, tal vez pensarían que yo me sentiría desplazado, pero lo sentía mejor que nadie. mi madre estaba embarazada.

Con cada abrazo que le daba yo colocaba mi oreja cerca de su estómago ahí lo sentía, mi madre nunca me lo dijo, pero las caricias en mi cabeza mientras me quedaban cerca de ella me lo confirmaba silenciosamente.

Maksim me convenció de me fuera con él. Él me hizo entender que yo era una completa carga para mis padres Por más que ellos me demostraban afecto y apoyo en lo más mínimo que yo quería hacer. Ellos siempre aclamaban que me amaban y qué harían todo lo posible para que yo pueda ver y poder tener una vida más cómoda como la de ellos.

Yo lo sentí así, yo sentía que me ellos me amaban, pero Maksim me hizo dar cuenta de muchas cosas.

A la semana siguiente después de la fiesta, Maksim pasó a recogerme cuando mis padres no estaban, yo le había dicho a la niñera que no me molestara, que estaría mi habitación y que quería privacidad.

Maksim, no sé cómo lo hizo, pero entró a mi habitación y me llevó con él.

Después de 2 años esperando que alguna de las pruebas diera efecto, me acostumbré a vivir en este lugar, no sabía lo que pasaba a mi alrededor, simplemente sentía algunos piquetes de agujas en mis brazos, a veces sentía unas pequeñas descargas eléctricas realmente no me molestaban, ya que al final, valió la pena.

Él había cumplido su promesa.

Dejé de ser una carga para mis padres el día que me fui de mi casa, primera promesa cumplida.

Someterme a los tratamientos experimentales que el doctor Maksim Feodor para obtener los resultados que él estaba buscando arduamente por tantos años. Él y yo.

Yo pude recuperar mi vista, y el obtuvo la formula necesaria para tratar este problema en las personas.

Cuando por fin había recuperado la vista fue el día más importante de mi vida, me hubiese encantado que lo primero que vea sean las hermosas manos de mi madre que me acariciaban con tanto cariño o a mi padre con su barba tupida con la que me hacía cosquillas cuando me abrazaba entre sus fuertes brazos.

Pero no, mi primera vista fue una habitación blanca, con camillas de metal y un montón de hombres y mujeres con batas blancas y uniformes quirúrgicos.

Por fin pude conocer a Maksim, enfundado en un traje color café claro y una sonrisa más grande y macabra que la del gato Cheshire.

Maksim me dijo que tenía que quedar un tiempo más para ver el progreso de su "elixir", para poder analizar los resultados, y qué tal vez así de esta manera, pueda ayudar a otras personas a recuperar la vista como lo hizo conmigo.

𝐋𝐚 𝐑𝐞𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora