1🍂sirvienta de arena

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Después de los conflictos de la guerra las cosas apenas empezaban a arreglarse para la aldea de la arena, pero para mí no era así, siempre he vivido entre la clase más baja del lugar, escapándome de los cuidadores, los senseis y tratando de evitar los conflictos, moviéndome por debajo de la mesa para no llamar la atención, al menos eso hacía...

- es mi momento- dije y me escabullí entre los guardias, dentro de la torre del kasekage se iba a llevar a cabo esta noche una reunión con aliados de la aldea de la hoja, lo que significa comida gratis, si sabes como buscar, recorrí los pasillos del lugar escapando de la mirada de cualquiera que estuviera custodiando y llegué cerca de la cocina, la gente iba de aquí para allá, cortando, lavando y acomodando todo.

-!¿que pasó con los meseros?!- gritaba una mujer regordeta de pelo castaño que estaba hecho un nudo bajo su gorro blanco.

- no están listos, terminan de arreglarse- contestó un hombre alto, delgaducho y con una apariencia de ratón.

- ¡muévete niña! ¿Que no vez que los están necesitando?- me sorprendió mientras me empujaba otra mujer regordeta que había aparecido tras de mí sin haberme dado cuenta- oh dios, ya casi llegan los invitados y no hemos terminado- se lamentaba.

- disculpe... es que...- trataba de explicarle que no pertenecía a la servidumbre pero entre lamentos y empujones me llevo hasta una habitación cercana a la cocina, donde estaba el elenco de camareros y camareras terminando de ajustar sus trajes.

- aquí está la última, terminen rápido que pronto tienen que empezar a servir- ordenó y se fue, dejándome en medio de todos.

- ¿que esperas niña? Toma - un tipo alto y con barba me arrojo un manojo de ropa al pecho- lávate antes de vestirte, pareces pordiosera- dijo con un tono bastante despectivo y se alejó, iba a replicar pero me dí cuenta de la oportunidad tan escasa que tenía, comida y dinero la misma noche.

Me acerqué al lavado y enjuague mis manos y rostro como pude, el cabello debajo del sombrero ayudaría a ocultar la suciedad y la ropa el resto, no había hecho tan buen trabajo pero nos vinieron a buscar para comenzar a servir la cena.

Me acerqué al lavado y enjuague mis manos y rostro como pude, el cabello debajo del sombrero ayudaría a ocultar la suciedad y la ropa el resto, no había hecho tan buen trabajo pero nos vinieron a buscar para comenzar a servir la cena

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- pss...¿Donde están tus medias?- preguntó una rubia que caminaba junto a mí.

- no tengo-susurré algo apenada.

- no te preocupes , solo quédate detrás de mí hasta que empecemos a repartir, si no, la madame se va a molestar- su amabilidad la hacía ver bastante simpática.

- gracias... soy Akiko, por cierto.

- yo Mei.

Seguimos en silencio hasta lo que supuse era el salón de eventos, un espacio al aire libre en la parte de atrás del edificio, nos pusieron en fila y empezaron a entregarnos las charolas, a Mei le tocó champagne e iría repartiendo por el lugar mientras que a mi me tocó llevar una charola con una jarra de agua, cuestioné el porqué de no llevarla en la mano Y la mirada de quien entregaba las cosas me dejo bien en claro que era mejor hacerlas como él decía.

Solté un largo suspiro y me pare al lado de una mesa repleta de comida, dulces y salados se intercalaban en el lugar, tomé un par y me los eche a la boca, luego agarre un puñado y los metí en mi bolsillo, seguí paseando por el lugar pero me era algo difícil andar, no estaba acostumbrada a llevar la jarra en la charola y eso sumado a que esta no me dejaba ver bien por donde iba dio paso a que me tropezara un par de veces.

- ¡es momento, ya vienen!- anunció la madame, una mujer que podría decir era completamente opuesta a la que se hayaba en la cocina, esta era alta, de ojos color miel y piel dorada, un aire de superioridad la rodeaba al igual que al hombre rata que me había encontrado en la cocina.

Todos nos ordenamos al lado de la mesa de la entrada mientras iban pasando los invitados, no eran demasiados,lo que me hizo pensar en que al final del día podrían sobrar varias bandejas de comida, dándome la oportunidad de llevar algo más que un puñado.

Todos hablaban y comían, yo mientras tanto me paseaba con el agua y de vez en cuando topaba la mirada con mei que mantenía una conversación con cada persona que iba a tomar una copa, era bastante tranquilo, comía un bocado de vez en cuando y estuve a punto de caer sobre varias personas, pero nada del otro mundo, hasta que me dispuse a ir cerca del centro del lugar.

- es el kasekage - me susurro mei pasando tras de mí cuando me detuve a mirar a un pelirojo que hablaba con un tipo de cara dura- llévale agua, intente ofrecerle alcohol pero no quizo- y se desapareció antes de que la volteara a ver.

Tragué en seco y con nervios me fui acercando, nadie podía decir que no lo conocía, no después de aquel discurso que planteo para unir a las naciones, seguí con la mirada fija en él, lo que fue mi peor error, sin darme cuenta volví a tropezar y caí nada mas y mana menos que sobre el mismisimo kasekage, el moño que medio sostenia mi pelo se soltó y terminé con el agua, la bandeja y la poca dignidad que me quedaba esparcidas por el piso.

Tragué en seco y con nervios me fui acercando, nadie podía decir que no lo conocía, no después de aquel discurso que planteo para unir a las naciones, seguí con la mirada fija en él, lo que fue mi peor error, sin darme cuenta volví a tropezar y ca...

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"Kami, juro que si me desapareces en este momento voy a dejar de quejarme sobre mi vida", pedí mentalmente pero eso no me ayudaría.

Ese pensamiento no me iba a salvar, estaba demasiado asustada para mirar lo que había hecho, pero no podía evitar mi destino, el kasekage me tomó de los brazos y me alejó un poco de él.

-¿estas bien?-cuestionó, tenía un par de profundos ojos aguamarina y ojeras que se notaban a kilómetros, me quedé un segundo detallándolo.

- niña, que si estas bien- dijo el hombre a nuestro lado, sacándome de mi trance.

- si.. yo... - me solté y empecé a dar un par de pasos hacia atras, volví a encontrarme con la mirada de mei, era de lastima y trató de acercarse a mí pero...- perdón...- dije al fin y salí corriendo del lugar, no entendía que me había pasado, corrí hacia el cuarto de la cocina, me saqué la ropa y volví a ponerme mis arapos, esto había sido un error, tome una bandeja que iba a salir y me fui del lugar.

Eso definitivamente había sido vergonzoso, dí un largo suspiro y caminé entre las calles de la aldea, ya era de noche y casi no había gente por los alrededores, llegué hasta el parque y me senté en el columpio.

- al menos tengo un par para mañana- dije mirando los sándwiches que tenia en el bolsillo- aahg! ¡Que estúpida soy! ¿como voy a derramarle agua al kasekage?.

Un viento ligeramente fuerte empezó a soplar y la arena que arrastraba se me metió en los ojos, los frote una y otra vez con molestia , me incline ligeramente hacia atrás y caíal suelo.

- perfecto... lo que le faltaba a un día de mierda- me levante y caminé hacia lo que llamaba mi hogar, era una casa abandonada al oeste de la aldea, entré y me lancé sobre el colchón de paja que había en el piso dando un gran suspiro- mañana será mejor...- susurré.
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Esta es la nueva historia sobre nuestro adorado gaara del desierto, espero la disfruten.

Nos leemos en el siguiente capítulo.

gaara (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora