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El calor del medio día en suna siempre había sido infernal, pero no era nada comparado con la tensa situación que se desarrollaba en la oficina del hokage, donde el par que se encontraba allí no decía mucho, pero la tensión podría cortarse con un cuchillo.

Gaara en su asiento tras el escritorio, imponente y serio, hoy más que nunca, miraba a su hermano que se encontraba justo frente a él con el ceño fruncido y las manos llenas de papeles, cualquiera que entraba a la habitación salía casi de inmediato luego de dar sus informes.

- aquí están también las firmas recogidas para la aprobación del edificio para las terapias- dijo el castaño poniendo un manojo de hojas frente a su hermano.

- tardaste bastante en encontrarlo- comentó con la voz más ronca de lo normal.

Kankuro le dió una mirada de odio, había pasado toda la mañana buscando las malditas firmas y su hermano no había dicho más nada que eso en todo el tiempo- no es fácil buscar entre tantos papeles- se defendió.

Gaara levantó la vista y bajo un poco sus lentes para clavarle los ojos como águila  para seguir leyendo luego- si hubieras dejado que volviera antes no  te habrías atrasado tanto con el papeleo.

- si eso hubiese sido posible lo habría hecho, esto no es lo mío.

- ah si?- se sacó los lentes y recostó su cuerpo del respaldar de la silla mientras entrelazaba los dedos frente a él- ¿y qué es lo tuyo kankuro? Porque no veo que hagas nada bien.

El castaño iba a levantarse y protestar cuando la puerta fue abierta.

* con akiko

Me levanté aturdida y algo confundida,  el sol ya había salido y mientras caminaba mi cuerpo se sentía ligero, era casi como flotar, no recordaba como había vuelto a la cama anoche pero no me preocupaba, entré a la habitación de Taiyō y seguía dormido así que decidí ir a darme una ducha para estar más fresca.

Mientras lavaba mi cuerpo una corriente eléctrica me recorrió y solté un suspiro, fue entonces que aquellos ojos aqua se me vinieron a la mente, había tenido ese sueño de nuevo sonreí y terminé  para ir a secarme, mientras pasaba la toalla por mi cabello noté que algo faltaba y mis ojos se abrieron de sorpresa, corrí por toda la casa buscando aquella gargantilla, la sala, la cocina, la habitación,  incluso salí a la puerta y nada, no estaba, el último lugar era la habitación de taiyo, corrí allí y lo tome en brazos mientras buscaba entre las sábanas pero no había nada, empezaba a desesperarme y de pronto, como si no tuviese suficientes problemas, ví su mano, no estaba, ambos estábamos desprotegidos, la pulcera de él tampoco estaba, corrí abajo y tomé el teléfono, esto era una real emergencia.

*con gaara

- se... señor kankuro- dijo mitsuri, la castaña que ayudaba con los deberes en la oficina- tiene una llamada.

Se levantó con ánimos de perro y pretendía salir cuando el pelirrojo habló- pásala a mi teléfono mitsuri, kankuro no puede seguir perdiendo el tiempo.

La chica asintió y salió, un momento después el teléfono sonó y ante la mirada del sabaku no menor el mayor contestó.

-*¿kankuro?

Sus ojos se abrieron con sorpresa por un segundo y luego se dió la vuelta.

-¿qué pasa?- pregunto molesto.

-* se que no debo llamar, pero ocurrió  algo, necesito que vengas.

- estoy ocupado.

-* no los tengo.

-¿a que te refieres?

- * los bloqueadores de chakra, desaparecieron.

El castaño cerró los ojos y arrugó la cara- voy para allá.  Se dio la vuelta y colgó el teléfono- vuelvo más tarde - dijo y se disponía a salir.

-¿ algo más importante que tus deberes con la aldea?- el tono sarcástico en esa pregunta le chillaba  en los oídos.

- será rápido.

- kankuro- lo llamó y volteó a verlo, mientras esto ocurría él sacaba de su bolsillo lentamente dos piezas de joyería,  una gargantilla y una pulsera, las arrojó con rabia sobre el escritorio ante la atenta mirada de su hermano que parecía haber quedado atónito- si vuelves a ponerle algo así juro que te mataré.

El castaño solo apretó los puños y volvió a sentarse- ¿los viste?

- dime una cosa- siguió,  ignorando la pregunta- ¿sabes de quien es el hijo de akiko?

El castaño trago saliva, ¿acaso no lo había notado o solo jugaba con él? - pudiste verlo   ¿no?

- apenas, no quise... - desvío la mirada hacia un lado con molestia- no había suficiente luz y se removió cuando lo toqué así que no seguí allí.

-¿de quien crees que es?- preguntó levantando una ceja y casi sonriendo.

El pelirrojo creyó que quería burlarse de él así que le rodeó el cuello con arena- ¿vas a seguir jugando conmigo hermano?

El castaño tosió un par de veces cuando lo soltó- esta bien, esta bien...- se masajeo el área y lo miró con una media sonrisa mientras hacía su pregunta-¿ qué pensarías si te dijera que es... tu yo..?

- ¡imposible!- gritó.

-¿por qué? Después de todo tú y ella... ya sabes- se recostó del asiento con una sonrisa mientras veía la cara de su hermano deformarse por la angustia.

- entonces...- no le salían las palabras, ¿que significaba esto? ¿Acaso su hermano seguía jugando con él?

- ve y averigualo- insitó, se cruzo de brazos y dejó el resto a su hermano, el plan para contarle se había adelantado y no iba a seguir negando las cosas, gaara debía buscar él mismo la manera de afrontar todo esto y él iba a disfrutar verlo de lejos.

- ¿ por eso la trajiste?- preguntó con rabia.

- sabes hermano... - se levantó de su asiento- creo que debemos ir a almorzar, alguien se pondrá muy feliz de verte...

* con akiko.

Habían llamado desde la torre del kazekage, kankuro había pedido que lo viera en el himbernadero y a pesar de negarme por el miedo de que el pelirrojo me encontrase allí el siguió insistiendo, dijo que estaba bien y no habría riesgo así que tomé las cosas y fuimos allá,  el camino me parecía tortuoso mientras volteaba a todos lados vigilando que no nos siguieran, cuando llegamos a aquel edificio recordé porque me había enamorado al verlo la primera vez, era un majestuoso oasis de colores repleto de plantas de todos los tipos, fui hasta el fondo en donde se encontraban los cactus y para mi sorpresa ahí estaba...

Aquel pequeño y hermoso cactus que había dejado atrás la última vez, la flor que había florecido antes ya no estaba, en su lugar había un pequeño bulto a un lado, señal de que vendría una nueva planta, me alegre por ello, lo creí destruido hace mucho, cuando había dejado la aldea peleada con gaara.

- ¿te gustan cariño?- le pregunté al pequeño que me sostenía la mano, había caminado hace poco y ya quería correr hacia las puntiagudas plantas lo que me daba algo de nervios, solté su mano y lo vi acercarse con cuidado, sus manos ansiosas querían tocar todo pero la arena se lo evitaba para protegerlo, en un arranque de ira empezó a llorar mientras yo soltaba una risa, la situación lo ameritaba, después de todo, cuando estaba de mal humor me gustaba hacerle mimos para verlo feliz.

Pero entre mi risa y su llanto una voz se escuchó de repente- akiko...?

La piel se me erizó y los nervios se me activaron, me dí la vuelta cubriendo al pequeño con mi cuerpo y ahí estaba él  con su imponente figura, mirándome con extrañeza y dolor...

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Siiii ahora siiiii los va a ver bien, van a ser una familia eaaaaa

gaara (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora