Camelia
Ya ha pasado una semana desde la discusión con Charlie en el restaurante. Nate y yo estamos bien, aunque las cosas con él y su amigo no han ido muy bien. No me gusta que esté enfadado con él por mi culpa, me siento culpable, no quiero que la vida personal de Nate se vea afectada por mí. Él es demasiado bueno, se preocupa de forma genuina por mí. Admitámoslo, Charlie es un gilipollas, pero lleva siendo el mejor amigo de Nate desde el instituto. Eso no debe cambiar por mí, sólo estoy de paso en la vida de Nate.
Giro a la derecha en el pasillo del supermercado, Nate ha invitado a cenar al apartamento a Charlie y Ashley, ella insistió en que esta reunión sucediera, quiere arreglar las cosas entre ellos. Y estoy de acuerdo con eso. De hecho, es por eso que estoy aquí comprando algunas cosas para la cena, le pedí a Nate que me dejara pagar esto, por supuesto, eso nos llevó a una discusión y a follar después. Al final, conseguí lo que quería, bueno, vale, tuve que usar mi arte en hacer mamadas para que Nate aceptara en mitad de su burbuja de placer, pero, como dijo Nicolás Maquiavelo, el fin justifica los medios.
Después de cuarenta minutos en el supermercado, por fin he finalizado con la compra. Nate me ha dejado su coche para venir hasta aquí, me preguntó si tenía carnet de conducir y se lo enseñé, es falso, pero él no tiene que saber eso, sé conducir y reconozco las señales de tráfico, eso es lo importante. Ahora estoy conduciendo de vuelta al apartamento, Ashley propuso que preparáramos la cena entre los cuatro, creo que piensa que eso nos unirá más como parejas. No me gusta como suena eso, Nate no es mi pareja y ambos lo tenemos claro, así que, espero que los demás también. Nunca me ha presentado como su novia, soy su amiga y compañera de piso.
Aparco el coche en la calle frente al edificio de apartamentos, el supermercado no está muy lejos de donde vivimos. Subo por el ascensor hasta la segunda planta, debería haber distribuido mejor las cosas en las bolsas, pesan demasiado y siento que mis manos van a gangrenarse en cualquier momento. Saco la llave del apartamento del bolsillo delantero de mi pantalón vaquero, la introduzco en la cerradura y la giro, empujo la puerta con el pie para abrirla. Las bolsas caen de mis manos cuando veo a Charlie con mi mochila, la que tenía guardada con todo mi dinero al fondo del armario, detrás de mi ropa. El dinero está esparcido en la mesita de café entre los sofás. Charlie tiene una estúpida sonrisa en la cara, Ashley parece avergonzada y Nate sólo mira el dinero con el ceño fruncido.
—¿Qué coño hacéis?— les pregunto— Eso no es vuestro.
Intento quitarle la mochila de la mano a Charlie, pero la pone detrás de su espalda.
—¡Devuélveme mi mochila!— le grito.
Niega con su dedo en mi cara.
—No tan rápido, amerindia— usa un tono burlón al final de su frase— Vas a tener que explicar de dónde ha salido tanto dinero.
—Yo a ti no te debo nada, ninguna explicación. Dame mi mochila, ahora.
—¿De dónde ha salido este dinero?
La voz de Nate es calmada, pero no pasa desapercibido para mí que también hay un tono triste.
—Contesta— exige Charlie— ¿A quién se la has robado?
—¡A nadie!— grito— Es mi dinero.
Charlie se cruza de brazos, con mi mochila colgando de su mano.
—¿A qué pobre hombre le has robado el dinero?— exige de nuevo.
—Ten mucho cuidado, gilipollas— lo amenazo.
—Bien, no me lo expliques a mí, pero lo tendrás que hacer con la policía— responde sacando su móvil de su pantalón.
Nate lo detiene sujetando su mano.
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LA NIÑA #3.1 [Disponible en físico]
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