TRECE

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Traducciones del capítulo

Capo di tutti capi: Jefe de jefes

Figlio di puttana: Hijo de puta

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Niccòlo

Miro a mi hijo correr detrás de su hermana, no sé qué coño hice. Nunca debería haber jugado con su vida, Doménico merece una vida mejor que esta, debería enviarlo lejos de aquí. En Italia estaría a salvo, puedo nombrar como mi heredero a Sandro. Lo mejor sería enviar a los cuatro lejos, a mi esposa con nuestros hijos, mantenerlos a salvo del ruso y de mí. Sigo queriendo a Camelia a mi lado, es a donde ella pertenece, pero no quiero poner en riesgo a mis hijos.

—Estás muy callado.

La voz de mi padre me saca de mis pensamientos. Esta mañana temprano, mi madre me llamó, mi padre había empeorado un poco de su enfermedad. Fue diagnosticado con cáncer de pulmón hace meses, su esperanza de vida era de seis meses como mucho. Todo está preparado para la ceremonia de nombramiento, seré nombrado capo de Nueva York una semana después de que él sea enterrado. Su salud ha ido deteriorándose con el paso del tiempo, esta mañana se despertó entre flemas y tos. Pensaba que se moría, los tratamientos para alargar su vida no han estado funcionando, así que, decidió que no quería más, sólo lo debilitaban. Mi esposa y yo, trajimos a los niños a su casa para que pudiera pasar un rato con ellos, mi padre los adora, si se llega a enterar del trato que he hecho con el ruso, estoy seguro de que me cortaría la cabeza. Pero tengo que contárselo para que me ayude.

—Estoy pensando en mis hijos— admito.

—Son nuestro mayor tesoro, Niccòlo.

Asiento.

—Cuando me haya ido tendrás que enseñar a Doménico como yo te enseñé a ti, hijo mío.

Le doy un sorbo a mi vaso con whisky.

—¿Y si no soy un buen padre?— le pregunto.

Mi padre se ríe débilmente.

—Ninguno somos buenos padres, Niccòlo, pero lo intentamos. Siempre hay que intentarlo.

—Papá, creo que la he cagado.

Frunce el ceño.

—¿Qué has hecho?

—Camelia.

—¿Qué pasa con esa mujer? ¿Sigues pensando en ella?

—Cada maldito segundo.

Mi padre mira hacia mi esposa.

—Corina es una buena esposa, sumisa, buena madre, sabe comportarse en sociedad. Pero no es la mujer que amas de verdad. ¿Me equivoco?

—No, papá.

—Entonces, ¿por qué la elegiste a ella?

—Me equivoqué, me dejé deslumbrar por ella.

—Podrías haberla hecho tu amante.

—Ese era mi plan, pero Corina siempre estaba diciendo que Camelia nunca sería la mujer que yo necesitaba, ella no se crio en nuestras costumbres.

—En eso tiene razón. ¿Y qué vas a hacer?

Doy otro sorbo y luego otro, necesito acallar las voces de mi mente que no me dejan vivir.

—Hice algo, un trato.

—¿Con quién y a cambio de qué?

—Iuriy Kozlov, ayúdame, papá. Le prometí cualquier cosa y ahora quiere a Doménico.

LA NIÑA #3.1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora