Niccòlo
Thea se agarra de mi brazo, la he traído conmigo en este viaje, no quería venir sin compañía femenina y estar solo durante una semana. No me fío de las putas, me gusta follar sin condón. El ruso llega tarde. Llevo un mes intentando quedar con él, buscando por todos los medios a mi disposición a Camelia, desde el dieciséis de mayo buscándola, desde el mismísimo día que se fue. Ya estamos a once de junio, un puto mes que ha sido un infierno, sin saber dónde está o si corre peligro.
Entro con Thea en lobby del casino. Hace meses que Las Vegas y Nevada dejaron de ser territorio de La Camorra, los imbéciles perdieron en su guerra contra Iuriy Kozlov, los rusos se hicieron con este territorio. Leonas Barretti fue reducido a ruinas, ni él ni su familia sobrevivieron, ningún miembro de La Camorra lo hizo.
Thea se sujeta fuerte a mi brazo, su cuerpo está en tensión, fijo mis ojos hacia donde ella mira. Iuriy Kozlov entra por la puerta del casino con una sonrisa.
—¿Es él?— susurra Thea.
—Sí.
—Da miedo.
Puedo imaginar por qué, la cara de Iuriy está llena de cicatrices, una enorme atraviesa se cara del lado derecho al izquierdo, desde la frente hasta la mandíbula. Su cuello y sus manos están llenas de tatuajes, por mucho que lleve un traje a medida no deja de ser un cerdo, un cerdo vestido de marca.
—Niccòlo, un gusto verte— me saluda.
Mira a Thea de arriba a abajo, se relame el labio inferior.
—Ella es Thea— la presento.
—Un gusto, señorita— sonríe él— Iuriy Kozlov a sus pies.
Le hace una breve reverencia. Pongo los ojos en blanco internamente. Es un estúpido payaso, en otras circunstancias jamás estaría aquí.
—¿Cómo está tu padre?— me pregunta.
—Enfermo. ¿Podemos comenzar con la reunión?
—Por supuesto, sígueme a la sala de juegos. Espero que no te importe que haya invitado a algunos amigos, las partidas de póker son más divertidas con más de dos jugadores.
—No hay problema, también traje a los amigos que me pediste, pero espero poder hablar contigo a solas.
—No faltaba más, amigo.
Le hago un gesto con la cabeza a mis hombres para que estén atentos a cualquier movimiento sospechoso.
—Algunos de mis amigos han traído a sus amantes, ella puede quedarse con las demás mujeres— me dice Iuriy— Si es tan amable de acompañar a mi guardia— le dice a Thea.
Ella me mira asustada.
—Ve con él, querida, nos reuniremos más tarde— la tranquilizo.
Thea asiente, la veo desaparecer por un pasillo. Iuriy me hace pasar por delante de él al entrar en la sala privada de juego, sus amigos y los míos se nos unen de inmediato. Mi ceño se frunce cuando veo a Daniel Hernández como croupier. ¿Qué está haciendo él aquí? Mis amigos y yo nos sentamos a su derecha, Iuriy y los suyos se sientan a su izquierda, hay tensión en el aire.
—¿Qué haces aquí?— susurro.
Me ignora por completo. ¿Es que el pequeño imbécil no sabe que pronto seré el nuevo capo? Debería respetarme.
—Daniel— gruño.
—Comencemos— dice.
Las rondas de whisky caro y puros de lo más selecto no dejan de correr, al igual que el tiempo. Ya han pasado dos horas desde que llegamos aquí. El ruso y Daniel se enfrascaron en una discusión estúpida. No llegó muy lejos, por suerte. Daniel ha mencionado varias veces a su esposa, no sé con quién se ha casado, tampoco he entendido mucho su conversación con el ruso. Parece que Daniel y su hermano mayor no están en buenos términos en estos momentos.
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LA NIÑA #3.1 [Disponible en físico]
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