VEINTE

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Camelia

Todo está listo. Las bombas, las balas, las armas. A Niccòlo y su familia sólo le quedan unos minutos de libertad, su calle está rodeada, sus cámaras de seguridad hackeadas por Dani y por mí. Marcelo me ha estado enseñando a defenderme y a atacar durante la última semana desde nuestra boda, me ha contado que Niccòlo es un inútil en el cuerpo a cuerpo y que no sabría ni lanzar un puñetazo. Claro que, le contesté que no sólo era un inútil en ese campo.

Saco el cargador de mi arma y lo vuelvo a meter, pertenecía a Marcelo, me la dio para mí. Con esta pistola voy a disparar a Niccòlo, haré que sufra por todo lo que me ha hecho desde que lo conocí. Tenemos un médico preparado en el almacén de Brasil para sacarle el bebé a Corina, luego se lo entregaremos al ruso junto a los otros niños. Iuriy ha enviado al otro penthouse a sus hombres para que se lleven a Thea, el ruso me contó todo lo que Niccòlo le ha estado haciendo desde que perdió al bebé, me da pena, conozco la historia de Thea, fue entregada a Raffaelle cuando sólo tenía diez años, por sus propios padres, ellos la habían criado para ser una amante, todo lo que ella le ha estado haciendo a Niccòlo es sólo por orden de Raffaelle, ese viejo asqueroso va a terminar muerto, quiero que Bagheera lo desgarre.

Marcelo me da un beso en la sien.

—¿Lista, mi ángel?

Miro a Dani, él va a estar detrás de mí todo el tiempo por si fallo en algo, él me asiente.

—Sí, estoy lista.

Iuriy me sonríe, es una buena persona. Se va a hacer cargo de tres niños que no son suyos, ya tiene a Doménico en su poder. El niño estaba en Chicago con el Outfit, la Santa Corona y la Mafia Roja han hecho un trato con ellos, bueno, más bien amenazaron al capo, si no les entregaban al niño y guardaban silencio los destruirían, supongo que nadie quiere tener a los tres capos más temidos en su contra, a eso hay que sumarle al ruso, que también es terrorífico con sus enemigos.

—Misha me ha pedido que te diga que puedes con esto— me dice Iuriy.

Esbozo una sonrisa, Misha despertó cuatro días después del ataque de Niccòlo. Nos contó todo lo que había ocurrido, habían sido sorprendidos por más de una docena de italianos, no pudieron hacer nada, lo habían derribado antes de que él pudiera dar la alarma. Por suerte, se está recuperando, no quería que le pasara nada, Misha es bueno.

El coche se detiene en las puertas del edificio, en cuanto Mario, mi hermano y Gabriel bajan de su coche comienzan los disparos, aunque todos llevan silenciadores, puedo oír los disparos de los italianos. Tecleo en mi ordenador, la puerta de este edificio lleva una tecnología muy cutre.

—Abierta— les digo.

—Bien, es nuestro turno— dice Iuriy.

Pongo mi mano sobre su arma.

—Saca a la niña y a Corina, no quiero que una bala perdida les impacte.

—Confía en mí, las sacaré y las pondré a salvo, Corina será toda tuya cuando haya dado a luz.

—Deja de tocar a mi mujer, ruso— gruñe Marcelo.

Iuriy y yo nos reímos, poco a poco he ido tolerando que la gente me toque, sólo he dejado a las personas en las que confío mucho.

Salgo detrás de Dani, Marcelo viene detrás de mí, se ha vuelto muy posesivo desde que nos casamos, me gusta, me gusta mucho que sea así conmigo. Siempre está pendiente de lo que estoy haciendo, vale, puede que me controle un poco demasiado, pero lo amo y me siento protegida y cuidada.

Entramos por las puertas del edificio, Dani dispara al primer guardia que sale corriendo, arriba ya deben estar avisados, no me importa, no pueden huir de mí. Lo tenemos todo vigilado, todas las salidas y cualquier ruta de escape que quieran usar. Hemos esperado la oportunidad perfecta, esta noche, Niccòlo y Corina tenían a Raffaelle y a Ginevra invitados a su casa, el momento adecuado para atraparlos a todos. Su jefe de seguridad los vendió por una mísera cantidad de dinero.

LA NIÑA #3.1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora