VEINTITRÉS

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Marcelo

Niccòlo me mira con su único ojo bueno. Han sido meses de tortura para él, ocasionadas por mí y por Bastian, incluso Edoardo vino a divertirse uno de los días, dijo que era sanador para su mente. El bastardo italiano tiene media cara desfigurada por el mordisco de Bagheera, ese mismo día perdió la visión de su ojo izquierdo.

Me levanto de mi taburetes, tengo cosas más importantes que hacer que estar aquí con este hijo de puta. Mi esposa me necesita para montar la cuna en la habitación del bebé, es lo único que nos queda por montar. Todo está listo para la llegada de nuestro bebé, estamos tan emocionados. También queda poco para que Alma llegue a este mundo, cuando Bastian y Adriana supieron que estaban esperando una niña hicieron una fiesta enorme para celebrarlo. Edoardo era el que más feliz estaba, finalmente, estaba consiguiendo la nieta que tanto deseaba.

—Hijo de puta.

Me detengo abruptamente en el umbral de la puerta, Rubén se ríe mientras niega con la cabeza.

Me giro hacia Niccòlo, es el único que queda en pie. Su padre fue el primero en morir, algo predecible por su enfermedad, aunque fue un infarto lo que lo mató. Luego fue Ginevra, murió mientras huía de los animales de Bastian, la soltamos en la reserva con la promesa de que si sobrevivía una sola noche la dejaríamos libre, obviamente no sobrevivió. Ella fue quien habló y nos lo contó todo, nos contó cómo fue su esposo el cerebro del plan de la violación de mi mujer. Nos contó lo que Niccòlo tenía planeado hacer con Corina, mi esposa y los niños. El maldito enfermo cree que las personas son de su propiedad, estaba comerciando con sus vidas, jugando con ellos como si fueran peones en un tablero de ajedrez. Corina fue la tercera en caer, después de dar a luz a un niño sano la dejamos sanar, iba a necesitar fuerza para lo que se le venía encima. Dejamos que Lorena se encargara de ella, le contamos todo el daño y sufrimiento que le causó a mi esposa. Lorena fue muy creativa en su tortura, hizo tragar a Corina insectos vivos, la sometió a daño psicológico, quemó su piel, la encerró en una habitación llena de víboras venenosas. Corina terminó muriendo por todo el veneno en su organismo, su muerte fue muy lenta y muy dolorosa. Como espero que sea la de Niccòlo Barccola, el último Barccola en pie.

—Creí que después de tantos meses conmigo seríamos amigos— me burlo de Niccòlo— Tu insulto hacia mi persona me hace daño en mi corazoncito.

—¡Bastardo!— me grita.

—Creo que aún no somos amigos, Rubén.

—No lo parece, señor.

—A mis amigos los cuido, debido a que tú no quieres serlo no puedo cuidarte. Rubén, llévalo con Polo y Lolo.

—¡No!— grita Niccòlo.

Me quedo solo en la habitación cuando Rubén se lleva a rastras a Niccòlo.

—Polo y Lolo— me rio.

Jeren y Eric fueron los encargados de ponerles esos nombres a dos de las pirañas de Bastian. Parecían muy emocionados por ver a todas las especies, era la primera vez que venían aquí, Bagheera estuvo oliéndolos un rato, cuando se cercioró de que eran familia, se tumbó junto a los niños.

Me encuentro con Bastian cuando salgo de la habitación.

—¿Dónde está?— me pregunta.

—Visitando a Polo y Lolo.

Bastian sonríe.

—¿Te vas a casa? Se suponía que estabas tomándote un año sabático.

—Ya me iba. Y el año sabático era de mis obligaciones laborales, nunca hablamos de la tortura.

LA NIÑA #3.1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora