TRES

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Camelia

Phoenix ha resultado ser increíble, claro que Nate tiene mucho que ver en eso. Vivir con él ha sido toda una experiencia, es tan amable y cariñoso. Me presentó a sus amigos, que también son increíbles, casi todos me han acogido amablemente. Nate también ha resultado ser muy bueno en la cama, la chica que se case con él va a ser muy afortunada. Hemos hablado de muchas cosas en estas dos semanas que llevamos viviendo juntos. Él quiere casarse algún día, dice que ya es hora, tiene veintiocho años, quiere tener hijos y una casa grande para criarlos. Ha preguntado sobre mi vida, claro que lo ha hecho, ha metido en su casa a una completa desconocida. Le he dado respuestas vagas o he mentido en algunos casos.

Nate sale del baño, lleva una toalla alrededor de las caderas, no me equivocaba, tiene un cuerpo muy bien cuidado.

—¿Por qué me miras tanto?— me pregunta con una sonrisa.

Me rio suavemente.

—Porque es usted muy guapo y está muy bueno, doctor Robertson.

Nate se quita la toalla, me muerdo el labio inferior, él se acerca a mí y me da un beso en los labios.

—Es una pena que no tengamos tiempo— susurra en mi boca.

Hago un puchero con la boca. Es viernes y Nate ha quedado con sus amigos para que salgamos a cenar y a algún lugar a bailar después.

—Te prometo que cuando volvamos te desnudaré lentamente y me meteré entre tus piernas.

Cojo su mano y la estrecho.

—Trato hecho, doctor— contesto.

Nate sonríe, me encanta su sonrisa. Ojalá hubiera aparecido en mi vida hace años, es todo lo que una mujer desea. Un buen hombre, un hombre de verdad, le gusta cuidarme y protegerme, no miente, lo he comprobado con sus amigos. Puede que también haya escuchado alguna conversación a escondidas.

Me levanto de la silla del tocador, Nate lo compró para mí y lo instaló en su habitación. Lo dicho, es tan considerado que parece irreal.

Me miro en el espejo de cuerpo entero.

—Estás muy bella— me dice Nate— Como siempre.

Siento su polla en mi culo cuando me abraza por detrás, apoya su barbilla en mi hombro. Soy casi tan alta como él con los tacones, Nate me dijo que medía 1,91cm, yo mido 1,73cm y mis tacones me suben diez centímetros.

Aliso mi vestido rojo, Nate me lo regaló ayer, salimos a hacer algunas compras, entramos en una tienda y me probé varios vestidos, este fue el que más me gustó. Nate quiso pagarlo él mismo, casi nunca me deja pagar cuando salimos, ya sea de compras o a cenar.

Salimos de su apartamento unos minutos más tarde y nos subimos a su coche, Nate conduce hacia el restaurante, tiene una mano sobre mi muslo, me acaricia suavemente con su pulgar.

—Ashley no puede venir, pero Charlie sí— me dice.

Charlie es su mejor amigo, creo que es al único que no le caigo bien, cree que me estoy aprovechando de su amigo. Ashley es su prometida, ella es muy amable conmigo.

Se me escapa un suspiro.

—Ojalá se hubiera quedado con ella— murmuro.

Sugar, ya he hablado con él.

—No importa lo que le digas, seguirá pensando que estoy contigo por interés.

Nate quita la mano de mi muslo, se frota la cara mientras suspira. No sé qué le pasa a ese idiota conmigo, nunca le he dicho nada fuera de lugar a Charlie, pero desde el principio lo he notado extraño, siempre intenta humillarme por mi origen brasileño. Se burla de mi físico, lo he oído murmurando con sus otros amigos que estoy muy operada, realmente sólo me operé los labios, pero aunque tuviera múltiples operaciones estéticas él no es nadie para burlarse de mí.

LA NIÑA #3.1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora