DIEZ

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Marcelo

El vómito sube por mi garganta. Estoy atónito con todo lo que he escuchado, Niccòlo está completamente loco.

¿Cómo coño puede jugar así con la vida de su hijo?— dice Bastian al otro lado de la línea.

Viajó a Las Vegas para encontrarse con el ruso antes de volver a Brasil. Iuriy le dijo que debía comprobar hasta dónde sería capaz de llegar Niccòlo por tener a Camelia, dijo que así sabría a qué se está enfrentando. Nos enfrentamos a un completo loco obsesionado con ella.

La miro mientras duerme en la cama, ha dejado la puerta de la habitación abierta. Hace horas que llegamos de hacer las compras que quería, estaba agotada y se fue a dormir sin cenar. Sólo hay una habitación en este apartamento, hemos llegado al acuerdo de compartir la cama, es bastante grande, por suerte para mí.

Ahora ya sabéis a qué os estáis enfrentando, yo lo supe en cuanto firmó un contrato del cual no sabía lo que yo iba a pedirle.

La voz de Iuriy me saca de mis pensamientos. Niego con la cabeza, nunca me gustó Niccòlo, sabía que era un estúpido con ínfulas de capo. Ahora me doy cuenta de que es un obsesivo, cree que Camelia es suya y la quiere a cualquier precio, aunque eso suponga entregar a uno de sus hijos. Incluso estaba dispuesto a entregar a su amante, posiblemente embarazada de él. Es un cerdo asqueroso.

—Marcelo, no permitas que ese jodido loco ponga una mano encima de mi hermana.

—Nunca, hermano. La protegeré por encima de cualquier cosa.

—También podéis enfrentar a un loco contra otro— dice el ruso.

—¿Qué quieres decir?— le pregunta Bastian.

—Ese medio hermano tuyo, enfréntalo a Niccòlo, hazle creer que tu hermana está con él en Nueva York. Te quitarás de en medio a uno de los dos y, de alguna forma, tu medio hermano podría salir de su escondite.

—Podría funcionar— le digo a Bastian.

Tenemos que planearlo muy bien— me dice.

—Dejadlo en mis manos— nos dice el ruso.

¿Qué vamos a hacer con los hijos de Niccòlo?— pregunto.

—Me haré cargo de ellos— dice Iuriy— Sólo son niños, no merecen al bastardo que tienen como padre.

—¿Y su esposa?— pregunto.

Veremos cómo actúa cuando todo haya estallado y ya decidiremos si la matamos o la dejamos libre con sus hijos— dice Bastian.

Veo a Camelia removerse en la cama, estira su brazo bueno por encima de su cabeza.

Os dejo, se ha despertado— les digo en un susurro.

Cuelgo la llamada y me levanto del sofá. Me acerco a la puerta de la habitación, los ojos de Camelia se posan sobre mí.

—¿Has descansado?— le pregunto.

—Sí, muy bien, hacía meses que no dormía así de bien.

Una sonrisa se dibuja en mi cara.

—He preparado la cena— le digo.

Camelia se sienta en la cama con la espalda apoyada en el cabecero.

—¿Qué has preparado?— me pregunta.

—Canelones a la boloñesa.

Camelia se pone de pie en la cama, da un salto hacia a mí, enreda sus piernas desnudas en mi cintura, tengo que sujetarla con un brazo por su espalda y otro por el culo para que no se caiga.

LA NIÑA #3.1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora