Ya pronto volvería a mi casa, en Santiago, mis padres ya tenían listo para cuando volviéramos a Antofagasta, yo la verdad no estoy feliz por qué se que tendré que dejar todo lo que me costó crear y volver a mi antigua vida, el dejar a una amiga que aún no sabe que yo sé pero que pronto lo sabré y a un chico por el cual en varias ocasiones tuve discusiones con mi madre, aunque no lo crean fueron varias las veces que sucedió, y trate de ser más amorosa solo por el pero después de todo es obvio que el llegaría a aburrirse, ¿No?.
En fin, las últimas horas que quedaban las pasaría con mis amigas, la Katalina o Monserrat, ya que ese es su segundo nombre, fue a la que conocí primero ya que antes fuimos compañeras desde kinder hasta octavo y a las Odalet y Danae las conocí en octavo pero con ellas forme una gran amistad, yo soy la Única de la U en nuestro grupo las demás son del colo colo.
Hoy iríamos a la playa ya que las chicas querían algo de aire fresco, y yo también, me coloque algo simple, me maquille y arregle un poco el cabello. Salí del baño para ir a la pieza, cuando entre me encontré con el Sebastián durmiendo, tome con cuidado y en silencio una de mis carteras para así salir de la pieza e ir a la planta baja, al estar ya abajo me encontré con el Diego quien conversaba a gusto con mi madre.
— hola, ¿Que haces aquí Diego? — le pregunté mientras lo miraba.
— lo invite, ya que quería que te acompañe — me dijo mi mamá. Me gustaría que fueras con el, ya que hace mucho no veo a las niñas y no se que costumbres tendrán ahora.
— mamá, yo ya puedo cuidarme sola — me queje con una mueca.
— lo sé, pero aún así prefiero que el Diego valla con ustedes.
— ya que, ¿Vamos? — pregunté para mirarlo.
— vallan noma, niños — dijo mi madre.
— está bien, nos vemos tía — hablo el Diego despidiéndose de mi madre y de paso levantándose del sillón.
Ambos salimos de la casa, para comenzar a caminar hacia donde vivía la Katalina ya que primero iría donde ella y después nos iríamos a la playa donde estarían las demás. El Diego se mantuvo callado durante todo el trayecto y eso la verdad me ponía nerviosa ya que no sabía ni me podía imaginar lo que el estaba pensando en aquel momento, minutos despues llegamos a nuestro primer destino, toque el timbre de la casa esperando que abrieran.
La puerta fue abierta dejando ver al hermano menor de la kata, el cual igual se llama Diego, el niño de ocho años nos dejó entrar para después llamar a su hermana está apareció junto con un chico alto.
— no sabía que iba a venir el Diego — dijo la kata. Tu no si — le hablo a su hermano.
— mi mamá dijo que el viniera conmigo — mencioné con una sonrisa. ¿Y el, quien es?.
— Aa si, Tami te presento a Vicente — sonrió para presentar al chico. Mi pololo, Vicente ella es la Tamara mi mejor amiga de la que siempre te hablo.