Tenía miedo, no lo niego, pero con tan solo pensar en que quizás ya perdí al amor de mi vida y no solo a ella, estoy perdiendo también a mi mejor amigo, me hacía sentir como un idiota. Se que también es mi culpa por qué yo tuve la culpa y ahora lo único que me queda es esperar que me perdonen.
Pero al parecer el Jairo nunca me perdonará, ayer tuvimos un encuentro el se desquitó conmigo pero no hice nada para defenderme por qué se que fui muy weon y ahora solo toca aceptar las consecuencias. La Cony se está poco a poco distanciando de mi, y la entiendo por qué se que ella no sabe de qué lado estar y se que también está mal por qué el Jairo se enojo con ella por no haberle dicho.
Suspiré mientras miraba el techo de la cama, tenía miedo de que la Tamara me fuese a odiar pero igual la entendería.
— soy un idiota — murmuré mientras me tapaba la cara con ambas manos.
— si y mucho — quien hablo fue la cony mientras se reía. oe voy a salir, chao
— para donde — le dije levantándome de la cama.
— ¿Te importa? — me miró para hacer una mueca. Mamá me dió permiso para salir, iré donde la Millaray — dijo para irse de la pieza.
Asentí para botarme de nuevo en la cama y poder cerrar los ojos, quería dormir tranquilamente pero siempre me llegaban recuerdo de cuando estaba con la Tamara, aún estamos pero quizás pronto no lo estemos más.
Los cabros me habían dejado de hablar, me salí de los grupos que teníamos, me eliminaron de ig y yo hice lo mismo, por qué se que rompí código entre el Jairo y yo. Pero no obligaría a nadie a quedarse conmigo por qué si se quieren ir, están en todo su derecho.
Este solo era el comienzo del año, y hace unos días le rogué a mi mamá para que me cambiara de liceo, y ahora me iría a estudiar a puente alto ya que allá estaba mi papá, la Cony se quedaría acá acompañando a mi mamá.No me importan mucho mis estudios después de todo tenia otros planes para mi vida estando allá en puente alto, solo seguía con ellos para que mi mamá no se sintiera mal.
Mañana volvería a Santiago, estaba algo nerviosa pero a la vez enojada por qué sabía que lo volvería a ver y tendría que poner un fin en nuestra historia. Podré amarlo, sentía mariposas cada vez que lo miraba, cuando lo pensaba o recordaba mis mejillas se calentaban dejándome roja como una manzana y se que este amor que siento por el demorará en desaparecer pero tengo esperanzas en que podré superarlo, por qué después de todo solo tengo 15 años.