Capitulo narrado en tercera persona
Hoy sería el día en dónde ambos se volverían a reencontrar después de meses sin verse, estaban listos para le fiesta pero ninguno estaba listo para lo que pasaría en ella. La fiesta tenía un solo significado el que ambos se reencontrarán y claro celebrar el "cumpleaños" del Cris, todo su círculo social se encuentra enterado sobre el significado de la fiesta y estaban de acuerdo con ello ya que el de todo se sabía que ellos se amaban y hacían una linda pareja.
Ambos, en distintos lados de la ciudad, se encontraban arreglándose para la noche ya que debían de estar por las cinco o seis en la casa del Cris.
—
Debes de estar feliz por ver a tus amigos de nuevo — hablo la Paulina mientras le daba masaje en los hombros al chico.
— los ví ayer po, no sería la gran cosa volver a verlos — respondió.
— ¿estai seguro de que puedo ir contigo? — lo miró para sentarse a su lado. No creo que sea buena idea, no quiero problemas.
— Pau, solo será un rato — sonrió para tomar la mano de la chica. No planeo quedarme durante toda la noche.
Ninguno dijo nada más. El Jeremías no estaba seguro de sus palabras, pero no quería hacer que la Paulina se quede en casa después de que ella haya aceptado el viajar con el hacia Santiago, pero estaba nervioso y creía que los cabros dirían algo que no debían en algún momento.
Solo serán un par de horas, puedo soportar — pensó el Jeremías.
Por otro lado de la ciudad se encontraba terminando de arreglarse, se hecho un poco de su perfume favorito y se vio al espejo, se veía bien y estaba satisfecha con su apariencia, se levantó de la silla que estaba frente de su tocador y se miró al espejo.
El problema era que aún no sabía si ir o no.
La puerta fue tocada y abierta un poco, su hermano asomó la cabeza por el espacio que dejó.
— ¿Estás lista?, falta poco para que vengan por ti — le dijo el menor de 14 años.
— ¿No irás? — la Tamara le pregunto a su hermano.
— no se po, si tú queri voy total no tengo nada que hacer — mencionó. Y ya estoy listo.
— vamos los dos, no quiero estar sola — le sonrió.
La chica tomo su cartera y se terminó de ver al espejo, suspiro mientras pasaba una mano por su cabello lacio.
— te vei bien, no te preocupi — el Sebastián ánimo a su hermana. Vamos, por mientras veamos tele.