The Flash ©

14: "The Flash and The Woman in Violet"

-¿Por qué tienes... un vaso congelado en la mano?-me dijo Barry, él estaba parado en la puerta con su celular en la mano. No se había movido desde que llegó, la puerta estaba abierta dejando entrar el aire fresco de afuera. En ése momento me sentía muy nerviosa y frustrada, ¿Cómo le iba a decir a Barry que tenía poderes? No podía hacer eso, ¿Qué es lo que pensaría de mí? ¿Qué si lo pongo en peligro? No podía decirle. Me sentía demasiado nerviosa que parecía como si me hubieran hecho un hoyo en el estómago. Dejé de respirar, amenos eso fue lo que sentí y me quedé estática en mi lugar. Este sentimiento me recordaba cuando yo estaba pequeña y había una araña en mi cuarto, siempre he tenido un extremo miedo hacia ellas. Siempre que veía una sentía como todo dentro de mí se revolvía y se me hacía un hoyo en el estómago, me hacía bolita y empezaba a gritar los nombres de mis padres o cuando ellos dejaron de estar ahí, los nombres de mis primos y mis tíos, hasta que llegaban y mataban al arácnido.

-Am... -dije mientras intentaba de poner el vaso en la isla de la cocina. En un intento se cayó al piso, rompiéndose en pedazos. Barry corrió hacia mí y empezó a recoger los pedazos del piso. Me puse en mis rodillas y lo ayudé a levantar los pedazos tirados en el piso. Puse mis manos juntas haciendo la forma de un bol y Barry puso los demás vidrios ahí, caminé hacia donde estaba el bote de basura, rogando por que Barry no preguntara nada y que simplemente olvidara lo que acababa de pasar. Tiré lo que traía en las manos a la basura cortándome un poco en el dedo índice, solté un pequeño jadeo al sentir el vidrio cortar mi dedo.

- ¿Estás bien? -me preguntó Barry. Volteé a ver mi dedo y le quité la sangre con mi mano; ya no había ninguna cortada. Estaba yo de espaldas a Barry por lo que él no pudo ver lo que acababa de suceder.

-Sí... pensé que me había cortado pero... no-le dije mientras me levantaba del piso, nerviosa. Mi tipo de nerviosismo era demasiado raro, sentía un cosquilleo en el pecho queriéndome hacer gritar para que desapareciera. En cuanto me levanté, me encontré con los ojos verdes de Barry justo enfrente de mi cara, así que me hice para atrás. Sonreí nerviosa y me rasqué la nuca. Sí, yo también lo hago.

-Entonces... -me dijo muy serio para mi gusto. Barry normalmente era un chico que sonreía y que se la pasaba riendo. No había días que él estuviese triste, no que yo haya visto. Avanzó hacia mí y yo por nerviosismo pegué mi cuerpo a la encimera de la cocina- ¿Por qué tenías un vaso congelado en tu mano? -habló tan despacio y con tanta calma que casi me da un infarto. Mi respiración se empezó a acelerar por medida que observaba cada segundo más sus ojos verdes.

-Es que... yo... -dije y subí mi mano hacia mi boca. Empecé a morderme uno de mis dedos levemente, sí, leyeron bien. Me mordí mi dedo, no la uña, dedo-Hace mucho, metí un vaso con agua al congelador

- ¿Por... qué?-dijo extrañado. Maldito Barry algún día te estrangularé por no creer mis estúpidas excusas. El dolor en mi dedo se hacía cada vez más potente gracias a que me lo estaba mordiendo, pero aun así no podía dejar de hacerlo

-Porque... es que hacía calor y... quería que el agua estuviese fría pero no se me olvidó sacarlo después... -le dije con la sonrisa más inocente que podía hacer. Barry me miró sospechoso y luego asintió.

-De acuerdo... ¿Por qué querías que viniera? -me preguntó y caminó hacia el sofá. Se sentó ahí y con su mano hizo un ademán para que yo me sentara a su lado. Caminé hacia él, estaba enfadada y frustrada así que empecé a hacer pucheros mientras caminaba raro. Me aventé hacia el sillón y acosté mi cabeza en sus piernas.

-No sé, simplemente todo en mi día estaba yendo mal y... sólo quería verte-le dije viéndolo a los ojos. Su cabeza estaba del lado contrario a la mía ya que yo estaba acostada de manera horizontal y él estaba vertical. Aun así, podía ver sus ojos claramente. ¿Ya he dicho que sus ojos son hermosos? ¿Si? Bueno, lo vuelvo a decir, sus ojos son hermosos.