T/n.
2 de mayo del 2006.
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.—Hisashi...
—Dime.
—Si no regreso, recuerda que sólo te amé a ti.
—Vas a volver— me aseguró y un nudo tomó lugar en mi garganta.
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.Salí de casa de Hisashi con una enorme desesperanza. De verdad me siento perdido.
¿Qué debería hacer?
Tomé mi chaqueta y subí a mi motocicleta. Arranqué delicadamente.
El motor rugió debajo de mí y sentí mi cuerpo vibrar por el movimiento. Suspiré pausado.
Arranqué, por fin, de forma no tan lenta, pero tampoco rápida.Por primera vez en tantos años, disfruté de mi andar en la motocicleta que Seiren me había regalado. No era sólo metal, eran recuerdos, promesas... promesas que no pude cumplir.
Me sentí inútil bajo el sol de la primavera, todo a mi alrededor era verde, todo lleno de vida. Y yo tan podrido... Arruino el paisaje.
Conducí por alrededor de unos diez minutos hasta llegar a la floristería.
Las flores abundaban en esa época, aunque comenzaban a elevar sus precios por el próximo día de madres. Aún así, entré.—Me da dieciocho tulipanes— pedí luego de localizar esas flores.
—¿Dieciocho?— repitió el florista —En un momento.
Divagué con la mirada. Distintos tipos de flores, muchos colores y, al fondo, un gran ramo de rosas rojas con un listón "para la mujer de mi vida".
Una sonrisa fue inevitable a leer aquella leyenda. Iluso.
En las paredes habían unos cuadros pintados en óleo. Una perfecta réplica de _"los girasoles"_ de Vincent van Gogh cubría un espacio en cada una de las paredes. Me parecieron realmente lindos.
—Aquí tiene.
Di un pequeño salto en mi lugar y volví la mirada hasta el florista.
—Gracias.
Tomé el ramo con una mano y con la otra dejaba el dinero en las manos del dueño. Dio una pequeña reverencia y posó los billetes en la mesita a un lado.
Yo di media vuelta y salí del lugar, oliendo una última vez el lugar. No sin antes escuchar un "Vuelva pronto".
Tanto tiempo comprando en esa floristería y sólo apenas me di cuenta de cada detalle en ese establecimiento. Era bonito.
De nuevo subí a mi motocicleta y manejé por otros diez minutos disfrutando el paisaje.
Cundo llegué por fin a mi verdadero y planteado destino, estacioné y bajé de la motocicleta.
Una vez caminando, pude notar el crujir de algunas ramitas bajo mis pies. Le resté importancia y me adentré más en el, me atrevo a decir, lúgubre lugar.
—Hola Seiren.
Sonreí suavemente por unos segundos para luego hincarme frente a la lápida, puse el ramo en el suelo e hice una pequeña oración con las palmas juntas.
—Te traje lo que prometí— coloqué el ramo frente a la tumba en modo de ofrenda.
Promesas...
—Oye, T/n.
—¿Sí?— le sonreí curioso.
—Cuando tú vayas a morir, quiero que lleves a mi tumba la cantidad de años que tengas en ese momento— sacó su cigarrillo de entre sus labios.
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El Protector De Hanagaki (TOKYO REVENGERS X TÚ)
Random"Todos respetan a Dios, pero tres veces más al Diablo" -Evil 1 Esta es una historia chico x chico, así que si te desagrada este tipo de contenido, por favor pasa de largo. · Posibles falta...