Capítulo 4: Mana Mitsuya

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29 de octubre de 2005.

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T/n.
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Regresaba de ir a comprar unas cuantas frutas del supermercado cercano a mi casa.

Caminaba tranquilo por el parque cercano a mi complejo de departamentos. Escuché un lloriqueo algo suave.

Lo busqué con la mirada y vi a una niña de no más de 5 años, estaba sola en una banca del parque con sus manos cubriendo su rostro.
Me acerqué a ella y me senté a su lado.

—¿Estás bien? ¿Estás sola? ¿Te perdiste?— comencé a preguntarle demasiado rápido

Descubrió su rostro y de sus pequeños ojos bajaban lágrimas, sus mejillas rositas le daban un extra de ternura.

—No, no estoy bien— Su voz diminuta apenas era audible —Salí a la tienda pero no sé cómo llegué hasta aquí.

—¿Cómo te llamas, pequeña?— La miré con calidez.

—Mana.

—Bien Mana-chan, yo te cuidaré hasta que tú hermano venga a buscarte— Sonreí delicadamente.

—¿Y si no regresa?— Volvió a cubrir su rostro y sollozó.

Me recuerda a mi...

—Tranquila, regresará... Lo prometo, además, si no viene, nosotros iremos por él— Sonreí con optimismo.

—Muchas gracias ¿Cómo se llama, señorita?— Contestó de forma tierna.

'Señorita' piensa que soy mujer, tal vez así tiene más confianza... Igual el cabello no ayuda.

—Soy T/a T/n, ¿Ya comiste?.

—No tengo hambre...— Su estómago sonó como indicador de hambre, ella se puso roja de vergüenza.

—Jajaja... Vamos, te llevo a comer— La cargué y la subí a mis hombros —¿Qué quieres comer?.

Con una mano tomé la bolsa de plástico que llevaba y la pequeña mochila de la niña, con mi otra mano la sostuve para que no se cayera.

—Lo que sea está bien— Se aferró a mi cuello y puso su mentón en mi cabeza —Me gusta su peinado, señorita.

—Gracias... ¿Qué se te antoja comer?

—Yakisoba...

—Lo que guste la princesita— Puedo jurar que sonrió.

Fuimos a comer a un local de comida, en él habían mesitas al aire libre.

—¿Quieres mochi/dango de postre?— Le pasé el plato.

—¡Si!— Tomó uno y se lo metió a la boca —Están muy buenos, ¡Gracias!.

Cuando terminó los últimos tres que había en el plato yo ya había pagado la cuenta.

—Gracias por la comida— Dijimos al mismo tiempo.

—¿Qué más quieres hacer?— La miré esperando una respuesta.

—No lo sé...

—Aquí cerca hay un parque de diversiones, ¿Vamos?— Le sonreí.

—¡Si!— Sonrió emocionada.

De verdad esta niña es muy linda.

Luego de comer fuimos al parque de diversiones, en el camino le compré un helado.

—¿A cuál primero?— Comí un poco de helado.

—¡Hey, era mi helado!— Hizo un puchero —A la rueda de la fortuna.

El Protector De Hanagaki       (TOKYO REVENGERS X TÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora