Capítulo 31: Karasu

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Narrador omnisciente.

18 de abril del 2017.

—¿Estás seguro?— lo miró con duda.

—Sí, mi señor— se inclinó un poco —Tenemos que matar a Tachibana.

La determinación estaba presente en sus ojos.

—Kakucho, ¿de verdad quieres esto?

—Sí, mi señor, ese es el punto débil de Hanagaki.

—Bien.

Tomó el teléfono en su oficina dispuesto a hacer una llamada.

—¿Ran?

—Dígame.

—Te tengo un trabajito.

—¿A Quién?

Una sonrisa ladina se hizo esbozar en su rostro.

(...)

—Takemichi Hanagaki, ¿acepta usted a Hinata Tachibana como su esposa, para amarla y respetarla en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y en lo malo?

—Sí, acepto— una sonrisa amplia apareció en su rostro, era el mejor día de su vida.

—Y usted, Hinata Tachibana, ¿acepta a Takemichi Hanagaki como su esposo para amarlo y respetarlo en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y en lo malo?

—Sí, acepto— una sonrisa se hizo presente de igual forma.

—Puede besar a la novia.

Ambos se acercaron para unirse en un beso tierno símbolo de todo el anhelo que tenía Takemichi por llegar a ese momento.

—Ugh...

Tachibana sostuvo su abdomen con fuerza.

—¿Qué...?

El pelinegro observó consternado a su novia con su vestido teñido de rojo.

—¿Hina?— no cabía en el asombro —¡¿Hina?!

La mujer se desvaneció y su cuerpo se tambaleó hacia adelante.

—¡¡HINAAA!!

Las lágrimas salieron de sus orbes azules.

Cuando el impacto sonó, todos entraron en pánico y trataron de salvarse tirándose al suelo.

—¡¡Hina reacciona, por favor!— trató inútilmente de despertarla.

Ella ya estaba muerta.

El pelinegro levantó la vista buscando por todos lados, hasta que observó la entrada a la iglesia.

Y ahí estaba él.

De cabello no naranja, ni tampoco rojo, pero estaba entre esos dos. Un poco ondulado y largo hasta un poco debajo de los hombros. Lentes redondos con armazón delgado y gris decorado con algunas piedras preciosas. Se sostenía un poco de un bastón delgado y con una calavera en la parte superior. Mantenía su pie izquierdo por sobre el derecho y en su diestra reposaba una copa de vino tinto.

—¿Hu...h?

El tipo levantó la copa apenas por encima de la altura de su cabeza sosteniéndola de la parte delgada.

Hanagaki pudo leer sus labios.

"A tu salud..."

Un profundo terror lo invadió pero trató de hacerse el fuerte.
Inclinó la mirada hacia su esposa ya muerta y luego la volvió a la entrada del recinto, pero él ya no estaba.

El Protector De Hanagaki       (TOKYO REVENGERS X TÚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora