El Protector De Hanagaki (TOKYO REVENGERS X TÚ)

Capítulo 30: ...

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T/n.
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23 de febrero del 2006.

¿Dónde estoy?

Había un insoportable aparato que emitía pitidos.

¿Un hospital?

¿Qué pasó?

—¿Huh? ¿Take... michi...?

—Buenos días— entró una enfermera —¿Cómo se siente, joven?

—¿Qué me pasó?

—Lo trajeron de emergencia en una ambulancia— explicó la de blanco mientras acercaba la mesita rodante a la camilla —Parece que entró en estado de shock.

—¿Shock? Nunca me había pasado— tomé la cuchara para poder probar la comida.

—Fue pertinente que los muchachos que lo cuidaron trataran de mantener su temperatura.

—¿Muchachos?

—Llegaron en la ambulancia junto con usted— tomó la charola en la que anteriormente tenía la comida —Con permiso.

—Gracias.

Probé la comida; insípida, como se espera en un hospital. Verduras al vapor, sopa y un vaso de agua simple.

—Que buen desayuno— suspiré con pesadez.

Pues muy insípida y todo, pero comida es comida, así que seguí comiendo plácidamente mientras miraba unas flores en la mesita cerca de la camilla donde estaba.
Lastimosamente fui interrumpido por el golpeteo en la puerta.

—Adelante— hablé desde adentro, esperaba ver de nuevo a la enfermera.

—Buenos días, T/n.

Es Take...

—No le veo lo bueno si estás tan golpeado— metí un brócoli en mi boca restando importancia a sus palabras.

Él sólo hizo una mueca y se acercó a la camilla.

—¿Cómo estás?

—Estoy en el hospital, no creo que muy bien— contesté sarcástico, por alguna razón.

—Perdón— se le notaba lo nervioso —Fue inoportuno, ¿no?

—Un poco, no importa. ¿Qué pasó con Kisaki?

—Kisaki... él... murió.

—¿Está muerto? Hm... ¿Cómo murió?

—Lo atropellaron.

—¿Cómo pasó?— lo interrogué con minuciosidad.

—Em... pues se paró a la mitad de la carretera y pues no se fijo que un auto venía.

—Entiendo... fue tonto de su parte pararse a media calle.

—¿Heh?— me miró extrañado —Está bien que lo odié, pero no creo que sea muy respetuoso decir eso.

—No importa— sorbí de la sopa —Era tu vida o la de él.

Terminé de comer y me levanté, realmente no necesitaba estar más allí, me sentía de puta madre, listo para lo que fuese.

Cambié mi ropa y me volví a donde Take.

—¿Tú estás bien?

—Sí.

—No me sorprende verte tan golpeado, pero me preocupa— confesé mirándolo con el ceño fruncido.

—Estoy bien.