El Secreto del Comisario

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Mi jefe... El Comisario Óscar Torres, era un hombre de mediana edad, de pocas palabras. Aquella persona que nunca habla de su vida personal.

No era muy amigable, si no al contrario, era seco y pareciera que estuviera  enfadado con todo el mundo

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No era muy amigable, si no al contrario, era seco y pareciera que estuviera enfadado con todo el mundo. De hecho, pocas veces le vi sonreír...

Lo único que se sabía de él era que tenía un hijo de la misma edad que Ariadna.

Al parecer la madre del niño y el comisario tuvieron una aventura, ella quedó embarazada, y se lo ocultó. Días después del nacimiento de Kai, ella fue a entregarle a su hijo, y nada más se supo de la madre del niño. Pero solo es la historia que sabe la gente...

Desde entonces el comisario ha criado él solo a su hijo, sin ayuda de nadie. Recuerdo que a veces se quedaba con algún asistente de comisaría.

No parecía mal padre, se veía que amaba a su hijo.

A pesar de que vivía en la urbanización, nunca tuvimos mucho interés en llevarnos bien. Él era mi superior y yo estaba por debajo, lo único que nos teníamos era respeto. Nuestra relación solo se basaba en el trabajo.

Siempre supe que algo ocultaba, pero me costó averiguar el qué.

Nada más llegar a comisaría me puse a ordenar informes que tenía acumulados.

―Lascuráin, diríjase de inmediato al Edificio Victoria.  ―me ordenó.

―¿Qué ha ocurrido?

―Un homicidio. ―me levanté rápido de la silla y obedecí su orden.

Llegué alrededor de las 2 de la madrugada a casa, entré sin hacer ruido para no despertar a nadie, algo que me costó bastante, ya que no encendí la luz, solo la linterna del móvil.

Estaba tan concentrado a mi alrededor, que cuando la luz del salón se prendió, me choqué con el sofá del susto, y me hice bastante daño, pero me hice el duro.

―¡Hola! ―exclamó mi hija Ariadna emocionada.

―¿Qué haces aún levantada? ―respondí sufriendo por mi dedo en silencio.

―He visto una película de miedo con las Mellizas, y he escuchado un ruido y he bajado, por cierto ¿Tú no tendrías que estar trabajando?

―He llegado antes...

―¿Te han despedido? 

―No, solo acabé y vine antes nada más.

―¿Puedo dormir con mamá y contigo? Es que me da miedo.

―Sí anda, sube. Ahora voy.

A la mañana siguiente me levanté y todo siguió su marcha como de costumbre.

Cuando volví al trabajo, me pareció extraño que el comisario, no hubiera llegado aún, él siempre solía llegar el primero cuando le tocaba trabajar.

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