Febrero...

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Febrero es uno de los meses más especiales del año, porque a pesar de ser el mes más corto, esconde muchas sorpresas... Los Carnavales, San Valentín, y en España, más concretamente en nuestra comunidad autónoma, se celebra el Día de Andalucía, el 28 de febrero. No es nada de otro mundo, solo es un festivo en el que conmemoramos el referéndum del 1980, por el que Andalucía se constituyó como comunidad autónoma a todos sus efectos... Aunque a casi nadie le importa, y yo me incluyo dentro.

Lo más importante, es que aquel año era bisiesto, pero eso no lo hacía especial... Si no, porque era el cumpleaños de Ariadna.

La pobre, sólo había celebrado su cumpleaños una vez el día correcto, ya que al ser cada cuatro años, lo celebramos el día de antes, para que como el resto, tuviera su momento.

Cuando mi mujer se puso de parto esa tarde, no la creí... Y de hecho, estaba convencido de que Ariadna, no nacería hasta al día siguiente. Me llevé la sorpresa nada más llegar al hospital, al decirnos que estaba completamente dilatada.

«Y a las 22:22 de un 29 de febrero, Ariadna estaba en el mundo...»

Era especial como cada una de nuestras hijas, tenían fechas importantes en sus cumpleaños. Las mellizas el día de la lotería de navidad, Elsa Halloween, Ariadna año bisiesto, y Mía, después de una pérdida...

Comenzamos Febrero yéndome a trabajar en un turno de noche. La semana que más odiaba de todas, porque aparte de no dormir en casa, las madrugadas se me hacían eternas, y muchas noches ni dormía debido a que teníamos que intervenir.

Despedirme de mis hijas y mi mujer, era un drama... Pero por parte de todos... Las niñas no querían que me fuera, y se peleaban por quién me iba a abrazar primero, hasta que llegábamos al acuerdo de que todas me abrazaran a la vez, e incluso el perro, se molestaba conmigo por irme. Me miraba con esos ojos grandes marrón intenso, que desprendían lástima, y su larga cola metida entre sus piernas, mientras se acorralaba en una esquina de dónde nos encontrábamos. Hasta de él me costaba separarme.

Cuando mis hijas se iban para sus habitaciones, o eso creían que nosotros creíamos... Se paraban tras la puerta para ver como besaba a mi mujer. Que ya digo yo que no era de otro mundo, solo un beso quizás más largo que los anteriores. Sobre todo Paula, quedaba enamorada de aquel momento.

Angie siempre era la última, porque una vez leí, que un beso antes de marcharte a tu pareja, hace irte con más felicidad.

Pasaron unas semanas, y llegó el día de Carnaval... Las mayores no hacían nada, pero las pequeñas tenían que disfrazarse todos los años con alguna temática, para salir con sus profesores y compañeros a un pasacalles.

Aquel año les tocó elegir entre profesiones... Mis hijas como era de esperar, eligieron ir de policías, me sentí ilusionado por eso.

Así que les dejé algunas cosas de mi uniforme, como las gorras que no me ponía, y las divisas que aún conservaba de mis cargos anteriores...

Me atrevo a decir, que me sorprendía como una simple ropa normal, tirando de algunos detalles, quedara parecido a mi uniforme.

A Mía realmente le daba igual, pero Ariadna se pasó la tarde anterior jugando a ser policía.

-Ariadna: ¡Manos arriba Adrián Jesús Lascuráin!... Queda detenido en el nombre de la ley.

-Adrián: Inspectora Ariadna, no pienso dejar que me atrape... (Respondí tras correr por el jardín)

-Ariadna: Lo siento Adrián, no me dejas otra opción. (Enunció sacando su pistola de juguete que echaba balas de silicona)

Ella disparó y me dio en el costado, dejándome herido y sin fuerza para levantarme, y seguir huyendo.

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