Ariadna seguía con lo del hermanito, pero lo peor fue cuando se sumaron también sus hermanas... Un tema del que ya nos lo encontrábamos hasta en la sopa...
Aún recuerdo aquel día que Sara, nos sentó a su madre y a mí en el sofá, mientras las demás expectantes, nos observaban a nuestro lado escuchando a su hermana.
-Sara: No hace falta presentación, porque es obvio que me conocéis... Soy la mayor, por cinco minutos que Paula, (Aclaró)-Y por eso en nombre de mis hermanas, quiero deciros a vosotros, papá y mamá, una cosa... Pero antes de nada, he de decir, que es una decisión que hemos tomado sin fuerza y por voluntad propia... "Queremos un hermanito"
No es que no quisiéramos otro hijo, si no, que era complicado, además con cinco creíamos estar más que satisfechos, así que ambos nos miramos y a la vez lo negamos.
Ariadna me miró con una mirada decepcionante, y la verdad me dolió como si me hubieran pegado un puñal en el corazón.
En gran parte entendía la frustración de nuestras hijas al pedir un hermanito, y que nosotros siempre les diésemos largas... Yo fui uno de esos niños los cuáles deseaba tener un hermano y sus padres nunca se lo dieron.
Todavía recuerdo aquella frase que mis padres siempre me repetían: "No tenemos tiempo para ti, imagínate otro carajito más del que preocuparnos..." La verdad tenia toda la razón con aquellas palabras... Pero aún así seguí insistiendo, hasta que mi padre, con su voz ruda y grave un día me dijo... "Me voy a hacer una vasectomía"... Y se la hizo... De ahí que nosotros nos dejásemos llevar tantas veces... Bueno, en realidad, Angie solo lo hizo por mí, porque ella no quería tener más de dos... Por eso siempre digo que ella no fue alguien sin más.
Siguiendo con las cosas que nuestras hijas nos rogaban, a Paula se le había metido en la cabeza querer cambiarse el color del pelo.
No queríamos que ella lo hiciera, porque queríamos que conservara aquella melena pelirroja larga hasta la cintura, por lo menos mientras viviese con nosotros... Tal vez, aquello nos convertía en malos padres.
―Solo decidme una sola razón coherente. ―nos dijo Paula mientras estábamos en la mesa.
―Nunca volverás a tu color original. ―respondió Angie.
―¿Y qué? Tú te lo pintas... ―contestó molesta)
―Pero porque no me queda de otra, si no tendría el pelo blanco.
―Acabas de confesar que eres rubia de bote. ―intervino Sara.
―Sí, ahora sí... Pero de pequeña era rubia natural.
―¿Y qué importa si era rubia o no?... ―se refirió a Sara―Es más, tú te echas la Keratina para alisar el pelo, así por esa regla es lo mismo.
―No, no vas a pintarte el pelo... Adrián, dile algo...
―Paula, no. ―le dije.
―No que... ―respondió sabiendo que no estaba prestando mucha atención.
―Pues eso que dice tu madre...
―Nunca prestas atención a nada, tengo que ser siempre yo la mala... ―dijo Angie molesta.
―"¿Por qué está enfadada? " me dijo dentro de mi cabeza.
―"Lleva todo el día así, a saber" ― respondí.
―Vosotros dos, dejad ya de hablar de mí, que no soy tonta...
Me fui a trabajar de noche, y cuando llegué a casa vine lleno de porquería, debido a un operativo, así que nada más llegar me fui a la ducha de cabeza...
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Nuestras Aventuras
FantasyDesde pequeño siempre tuve una vida diferente a cualquier otra, pero no como cuando conocí a mi mujer... Era feliz, no digo lo contrario, pero tuve que intentar adaptarme a muchas cosas, porque desde aquel día, dejé de ser una persona normal... Y...