Primera Vista

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Era la primera vez que veríamos al bebé con una forma algo más humana, y estábamos emocionados.

Ella aún seguía dormida, cuando el perro comenzó a lamerme toda mi cara. Aslan se fue, tras darse cuenta de que ya me había despertado.

Me indignaba que solo me lo hiciera a mí.

Aunque el vientre de mi mujer era bastante pequeño, no me imaginaba como alguien fuera capaz de crecer ahí dentro... La mujer tiene la habilidad de crear vida, y eso sí que es alucinante, el como un gusanito se convierte en un digno ser humano.

Ella estaba dormida volteada hacia mí, y me dio ternura ver esa pequeña barriguita que sobresalía, las ganas de volver a ser padre hicieron que comenzara hablar con Número 6.

-Adrián: Sé que aún no puedes escucharme, pero de todas maneras voy a hacerlo. (Susurré para no despertar a mi mujer)-No sabes las ganas que tenemos de conocerte. Tus hermanas ya están discutiendo si serás niño o niña, si te gustara tanto el fútbol como a Sara, o si serás Swiftie como Paula... Mía es un poco pequeña, pero ella siempre intenta abrazarte.

Hice una respiración profunda recordando a mi mujer en los anteriores embarazos... Realmente ella no parecía embarazada, si ignorábamos la barriga del tamaño de una sandía.

Usaba sus andamios para caminar, aunque no se pusiera los más altos. A pesar de que no paraba de quejarse de la hinchazón de pies y del dolor, seguía en las alturas.

Yo insistía en que se pusiera un zapato plano, pero ella decía que no porque perdía la esencia de "OUTFIT" y que no iba a comprarse un zapato plano, por tan solo un par de meses... Nunca entendí a las mujeres.

-Adrián: Hoy iremos toda la Trupe a verte... Porque como les digamos que no a tus hermanas, te aseguro que no salimos vivos. (Dije entre risas)-No miento cuando digo, que todos tenemos ganas de que estés aquí con nosotros.

Sentí unas manos acariciando mi pelo y al levantar la vista, lo primero que vi fueron los intensos ojos azules de mi mujer.

-Adrián: Buenos días, Rubita. (Subí hacia ella y besé sus labios)

-Angie: Buenos días... ¿Qué hacías?

-Adrián: Hablar con Número 6. (Respondí)

-Angie: ¿Ah, sí?... ¿Y de qué hablabais?

-Adrián: De las ganas que tengo de qué esté con nosotros.

Ella me besó antes de levantarse, debíamos llegar a tiempo a visitar al ginecólogo... Así que no nos entretuvimos mucho más en la cama.

Más tarde, Paula se encontraba en nuestra habitación, contándole sus dramas a mi mujer mientras su madre lidiaba con cerrarse el pantalón... Sí, no la dejaban ni vestirse tranquila... Siempre estaban con ella, hasta se sentaban en el suelo del baño mientras Angie se duchaba... 

  Ser madre = A no tener privacidad.

La pelirroja aprovechando que ya Número 6 se hacía notar, decidió agarrar su iPhone y tomar una instantánea de Angie, optando por doblarse el pantalón por pura indignación. 

 

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