¡Sopa de nombres!

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El tercer trimestre llegó más pronto de lo que imaginé. Su barriga no era demasiado grande, pero se describía a ella misma como un hámster: "Entre enana y la barriga, parezco un hámster que no para de comer pipas"

El dormitorio y los preparativos para Número 6 estaban más que listos, pero su nombre aún ni siquiera nos habíamos puesto a pensarlo. Algo que nos llevó a una pelea diaria con nuestras hijas, aún quedaban dos meses, les decíamos pero no les bastaba. Soy consciente de que nosotros tuvimos la culpa, ya que le prometimos que en cuanto supiéramos lo que era, nos pondríamos con ello... Pero es que aún no habíamos encontrado un hueco.

Nuestras hijas comenzaron el curso y la verdad que nos sorprendimos a bien, sobre todo con Sara... Seguía siendo un poco vaga y aún llevaba a rajatabla la ley del mínimo esfuerzo, pero bueno, tampoco nos podemos quejar... No todos podemos ser doctores o ingenieros, cada uno a su ritmo.

Los maravillosos 4 años de Mía llegaron, los 17 de Elsa también, y los 17 de las mellizas estaban por venir... Cómo había pasado el tiempo.

Angie se encontraba en la semana 32 (8 meses) y la presión del nombre nos agobiaba a los dos.

Ella estaba irritable, sus pies estaban hinchados y la espalda le torturaba demasiado... Y no hablar del carácter que tenía, del que ya de por sí era fuerte. Creímos que la etapa de las hormonas ya habría pasado, pero lo que habían hecho era subir dos niveles más.

Me desperté y le mandé un WhatsaApp a Paula para que todos nos reuniéramos en la cocina

-Paula: ¿Qué ocurre?

-Adrián: Tenemos que hablar

-Elsa: ¿Sin Angie?

-Adrián: Bueno, es respecto a ella. Tenemos que hablar sobre su embarazo. Hemos llegado al maravilloso momento en que ella está incómoda, y cuando ella está incómoda...

-Todas: Todos nos sentimos incómodos. (Dijeron al unísono)

-Adrián: Exacto. El tercer trimestre es cuando mamá está algo...

-Paula: ¿Aterradora?

-Sara: ¿Irritable?

-Elsa: ¿Hostil?

-Ariadna: ¿Maligna?

-Mía: ¿Doña Hielo?

-Paula: Sí, creo que nos hemos dado cuenta...

-Adrián: Pues por eso. Cuando su madre les pregunte algo, debéis contestar "Sí".

-Elsa: ¿Y si me pregunta si me quiero ir de aquí?

-Adrián: ¿Por qué haría eso?

-Elsa: ¿Por qué no lo haría?

Angie entró a la cocina molesta, mientras nos saludaba con cara de pocos amigos dirigiéndose hacia la nevera.

Tras ese momento empezamos a poner buena cara, al mismo tiempo que hablábamos a la vez tratando de que no se molestara.

-Angie: ¿Qué os pasa?

-Elsa: Sí.

-Angie: ¿Sí qué? (Preguntó confusa)

-Elsa: Sí. Adrián nos dijo que te dijéramos "Sí"  a todo lo que preguntases.

Ahí fue cuando mi mujer se quedó confusa, mientras los demás nos poníamos una mano en la cabeza... No había caído en la cuenta de que Elsa se lo tomaría literal.

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