Capítulo 1

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Como en todo el mundo, hay personas destinadas a nacer en un ambiente lleno de riqueza y sin preocupaciones, por otro lado, están los "sin suerte" como algunos piensan, y puede que sea cierto.

Esas personas conocerán lo difícil que puede llegar a ser la vida desde el momento uno de su nacimiento, y más cuando eres huérfano, y todos saben que solo hay tres opciones por las cuales puedes tener ese destino.

El más común de todos es que los padres no quisieron tener aquel bebé, ya sea por ser jóvenes o porque simplemente no les dio la gana de hacerse responsables; otro es que ambos padres mueran de forma trágica, y el último, el menos común de todos, es que realmente desearon a ese bebé, pero por motivos crueles no fueron capaces de hacerse cargo y con el corazón sangrando tuvieron que dejarlos en un orfanato.

Y no hay ningún país del mundo que sea la excepción, ni siquiera en Corea del Sur donde la sociedad a progresado, pero en algunos aspectos parece mantenerse en la edad de la rueda, sin embargo, a veces aquellos que fueron abandonados forman una familia entre ellos, no todo era lamentos ni tristeza, así eran estas siete hermanas que a pesar de las adversidades qué vivieron desde su nacimiento eran felices, y más con sus ocurrencias.

—Creo que tengo anemia... ¿por qué me estas apuntando con una navaja?—con una tela Lisa secó el sudor de su frente mientras la veía.

—Dijiste que tienes anemia, así que te voy a inyectar fierro—Chaeyoung sonrió por su idea.

—¿No es hierro?—se unió Tzuyu tomando un refresco.

—¿No es lo mismo?—Momo se quedó pensando con su pan a medio comer.

—Según yo creo que sí, ambos son lo mismo—Somi le robó el pan a Momo quien no dudó en agarrarla a golpes.

—Suficiente—Jeongyeon separó a la menores—. Mejor pónganse de pie que ya terminó el descanso... ¿dónde está la Tortunejo?—la buscó por todos lados.

—¡Corraaaaaan!—oyeron el grito de Jisoo—. ¡No se queden ahí paradas como las idiotas qué son! ¡Corraaaan!

Las chicas solo vieron como pasó a través de ellas sin importarle sus miradas, pero se percataron que algo estaba persiguiendo a su hermana, eran tres perros grandes y con espuma botando por sus bocas, todas emprendieron la huida.

—¡¿Qué mierda hiciste ahora Kim Jisoo?!—Jeongyeon solo usaba su nombre completo cuando estaba furiosa.

—¡Solo quería quitarles su hueso para poner en la sopa de la Momo!—saltó unas tablas.

—¡Hija de puta!—contestó Momo jadeando sabiendo que todo era la culpa de su hermana al querer jugarle una broma.

—¡Eso no importa! ¡Hay que sacrificar a la inútil de la familia!—exclamó Tzuyu mirando hacia atrás, esos perros no se rendían—. ¡Chaeyoung siempre te vamos a recordar!

—¡¿Por qué a mí?! ¡Soy más útil qué la estúpida de Lisa!—las piernas estaban comenzando a dolerle.

—¡Eso es mentira! ¡¿Quién es la que ilumina sus vidas?!—la tailandesa tosió al tragarse una mosca—¡Me m-muero! ¡Ayúdenme!—oyeron una arcada.

—¡Jesús ilumina nuestras vidas, y parece que va a eliminar la tuya!—Somi le agarró la mano a Lisa quien había disminuido el paso por atragantarse.

—¡¿Por qué la ayudaste?! ¡Ahora todas vamos a morir! ¡Aaaaaah!—el grito agudo de Jisoo se oyó por toda la zona.

Las chicas vieron un muro de casi dos metros de alto, no dudaron en treparlo y quedarse en la cima de este, pero quien no pudo saltarlo fue Lisa al tropezarse con un alambre y perder impulso.

Yo no hablo con pobresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora