—¡Ya no voy a jugar!
Jennie estaba harta de la clase de Educación Física, la profesora no solo las hizo correr, sino que se atrevió a hacerles jugar un partido de baloncesto.
Apenas se hizo una manicura y ahora sus uñas estaban hechas un desastre, incluso una uña se rompió, ¡se rompió! Se iba a poner a llorar.
Estúpida profesora.
—Es todo por hoy, chicas. Pueden retirarse.
Ni corta ni perezosa, Jennie fue a lavarse las manos para quitar todo el mugrero que traía debajo de sus uñas.
—Mami Nayeon sabe lo que te preocupa—dijo viendo sus manos—. En la clase tengo un kit equipado para arreglarte esas uñas, querida.
—Arregla las mías también—Jihyo notó que el esmalte se había arruinado.
—¡Las mías primero!
Jennie iba a ir primero sí o sí, no iba a permitir que Jihyo le gane, su caso era una emergencia nacional, obvio iba a entender.
Así que las chicas se dirigieron al salón con cierta prisa al saber que Nayeon iba a cuidar muy bien de sus uñas, era muy buena. Ingresaron al salón, pero de inmediato su nariz se arrugó.
—¡Por Dios! ¡¿Qué es esta peste?!—Jennie se cubrió la nariz con la manga del uniforme.
—¡¿Acaso los de limpieza no pueden hacer bien su trabajo?!—Nayeon iba a quejarse con las autoridades por su pésima elección de empleados.
—¿Se habrá roto una tubería?—Jihyo se agarró el estómago al sentirlo revuelto.
Pero no hubo tiempo para quejarse al oír el resto de sus compañeros venir por el pasillo quienes al igual que ellas, percibieron el nauseabundo olor. Los chicos ingresaron para ver de dónde provenía.
—Nayeon, Jihyo, ¿qué mierda trajeron? Sus mochilas apestan a mierda.
Dijo uno de ellos. Las nombradas se ofendieron y fueron a insultarlos, pero se percataron que los chicos no mentían, la peste venía de sus maletas, así que abrieron y el olor se hizo más intenso, vieron que estaba llenó de cosas podridas e incluso goteaba un extraño líquido, Nayeon no aguantó más y salió corriendo al baño, de seguro a vomitar.
—¡¿Quién hizo esto?!—Jihyo perdió la calma—. ¡¿Quién fue el idiota que lo hizo?!
Cuando estaba por intervenir, su celular sonó y vio su bandeja llena de mensajes, abrió el chat y leyó el mensaje de sus amigas teniendo el mismo problema, fue ahí cuando Jennie se percató que todo esto era obra de las pobretonas.
Sus ojos se abrieron a la par al notar algo importante.
¡Mi mochila de Chanel!
Fue veloz y con algo de asco bajó el cierre, pero mayor fue su sorpresa al notar que no había nada en su maleta, lo cual fue raro teniendo en cuenta que era una clara venganza de las vagabundas en contra de ellas por la broma del pasillo, pero su mente no fue más allá al observar tres notas metidas cuidadosamente entre sus cuadernos para que no se arrugue.
Salió de sus pensamientos al oír un portazo, fue Jihyo.
Abandonó el salón al igual que su amiga, de ninguna manera iba a recibir clase con ese asqueroso hedor en el ambiente, y por lo visto sus amigas tampoco. Leyó que se iban a ir a sus casas y luego se reunirán en la casa de Rosé, lo cual le pareció perfecto.
Pero antes se sentó en una banca de madera, extrajo las notas cuidando que nadie las vea, se moriría de vergüenza si alguien se da cuenta que recibe notas de la pobretona.
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Yo no hablo con pobres
FanficSiete chicas pobres. Siete chicas millonarias. Un encuentro inesperado. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Nota: no permito adaptaciones.