Capítulo 8

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En el salón, Jennie bufaba recordando como esa gentuza la ignoró a ella y a sus amigas, jamás ha sido ignorada y no iba a empezar por esas tipejas.

Las clases comenzaron y solo se dedicó a pensar en cómo hacerles pasar un mal rato, aparte, quizá deseen irse al saber que no pertenecen en ese lugar con gente como ella y sería un modo de divertirse, era un ganar o ganar.

Así que no le importó para nada lo que decía la profesora sobre la ley de Coulomb, odia los números y en tan solo ver esa fórmula escrita en la pizarra fue suficiente para querer irse a un spa a relajarse, lo necesitaba.

Pero sonrió ante la idea que su cerebro creó y extrajo su celular sin importarle si la profesora la ve, ella sabe muy bien que en ese colegio ella esa la autoridad con sus amigas, nadie quiere meterse con las abejas reinas del plantel educativo, no si quieren mantener su posición intacta junto a su tranquila vida escolar.

Puso manos a la obra y envió un mensaje al grupo, esperó ver la reacción de Nayeon y Jihyo al estar en el mismo curso, supo que su idea fue bien recibida por sus amigas al ver sus expresiones divertidas y con una sonrisa malvada, el resto del grupo estuvo de acuerdo, ahora solo falta que sea la hora de descanso.

—Jennie, ¿sabes dónde están esas muertas de hambre?—Nayeon susurró inclinando la cabeza hacia su amiga.

—No, ¿acaso me viste cara de "servicio comunitario"?—puso los ojos en blanco—. Solo envía al idiota de Soobin a buscarlas.

—¿Acaso olvidas que Soobin se fue por tu culpa?—añadió Jihyo intercediendo en su conversación—. Él ya no está aquí.

—Ash, fue su culpa, ¿en serio pensó que le iba a hacer caso? ¿Cómo se atreve a confesarse con un asqueroso collar de su abuela? No iba a permitir que el espíritu de esa señora venga a mi casa, ¿qué pasa si pierdo mi brillo?—Jennie era algo sensible con los temas sobrenaturales.

—Pues él perdió el brillo—Jihyo aun recuerda todo lo que él tuvo que pasar al ser humillado públicamente por Jennie.

—Olvídenlo, solo enviemos a otro idiota y ya—fue la solución de Nayeon al problema.

Estuvieron de acuerdo con su amiga dientes de conejo, continuaron con su platica hasta que fue hora del receso. Fueron a buscar al resto de amigas y una vez el grupo reunido se dirigieron al comedor, se sentaron en la mesa de siempre.

—Nenas, ustedes siempre tan guapas—un chico fue a sentarse con ellas.

—Milagro que no huelas a alcohol, Jackson—Sana sabía lo mucho que le gusta andar en fiestas.

—¿Dónde están Hyujin y Eunwoo?—preguntó Rosé al no verlos junto al chico.

—Creo que se entretuvieron con unas chicas—se encogió de hombros.

—¿Y tú por qué no estas con ellos?—Mina apoyó los codos en la mesa y se puso a jugar en el celular.

—Lo mismo pregunto yo—Dahyun bebió su jugo de frutas.

—Nenas, me ofenden—Jackson se tocó el pecho con una mueca de dolor—, siempre he dicho: amigas antes que culos.

—¿Me debo sentir halagada?—Nayeon se miró las uñas, debía ir al manicurista.

—Por supuesto, duh, pero no vengo a hablar de eso, ¿ya vieron que vinieron nuevos estudiantes?—el chico le robó un bocado a Rosé quien abrió la boca indignada.

—Qué bueno que sepas de ellas, porque este va a hacer el plan—Jennie se acomodó el cabello con una sonrisa presumida.

—¿Contexto?—él inclinó la cabeza sin entender nada. Escuchó de forma atenta a su amiga—. No.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué no?!—Jennie le lanzó una papita.

—Nena, mi espíritu animal es un capibara, me llevó con los carnívoros y herbívoros por igual—el chico pasó el brazo por el hombro de la chica de facciones felinas—. Pero no duden en llamarme para ver de lejos, vivo para y por el chisme.

—Solo son pobretones, ridículo, ya no te voy a decir nada—Jennie quiso zafarse de él.

—No te preocupes, Sana lo hará porque es igual de chismosa qué yo—le guiñó a la mencionada.

—Pero si Rosé es más chismosa qué yo—Sana no se molestó porque él decía la verdad.

—Uy, no, Rosé siempre pasa mal la información o se le olvida, eres una mal chismosa—Jackson le picó la mejilla a la rubia.

—¡Me confundo!—le apartó el dedo de un manotazo, pero el chico ahora la tomó de las mejillas con toda la intención de incordiarla.

—Sí, ya, mejor coman antes que se acabe el receso—Jihyo se percató qué estuvieron bastante tiempo distraídos conversando.

Pero había algo que Rosé y Jennie notaron, esas chicas no estaban en el comedor y fue lo mejor, ellas debían comer con los suyos o puede que les de indigestión sí las ven en el mismo espacio que ellas.

El tiempo pasó volando hasta que el último campanazo sonó alertando qué era el final de la jornada, Jennie caminó por los pasillos encontrándose con sus amigas y yendo a la salida, pero sus ojos se detuvieron en esas chicas que se atrevieron a ignorarla.

—El aire huele raro, ¿verdad?—dijo Jennie en voz alta llamando la atención de esas chicas.

La de ojos gatunos notó qué una chica con ojos grandes y labios carnosos la observaba con fijeza, como si quiera decirle algo, le sostuvo la mirada hasta que giró el rostro con las mejillas sonrojadas, alzó la ceja ante la extraña actitud de esa chica.

—Sí, como a pobre—siguió Sana con una sonrisa burlona.

—¿Tienen algún problema con nosotras?—Tzuyu no estaba de humor después de estar en ese lugar.

—Vamos, Tzuyu—Jeongyeon la sujetó del hombro.

—Sí, es mejor que se vayan o puede que tengan que pelear por los desperdicios con los perros—Nayeon se rio con el resto de sus amigas.

—Momo sí se pelea con los perros—Lisa susurró para que solo ellas escuchen.

—Siempre me quieren quitar mi comida, malditos perros—susurró Momo, ella era la enemiga número uno de los caninos de la esquina.

—Eso es porque tú les robaste su comida primero—murmuró Somi y resopló algo divertida.

—Es mejor irnos, no vale la pena—Jisoo las miró con frialdad.

—Es una buena idea, porque me siento enferma al verlas—Rosé fingió qué le dolía el estómago.

—Ya me dio sarpullido—Jennie se rascó los brazos.

—¿Por qué siguen aquí? Estorban—Dahyun les hizo un gesto con la mano para que se vayan.

—Creo que me robaron—dijo Mina al no encontrar su celular.

—¿Qué? No fui yo... aun—Chaeyoung contestó cuando sus hermanas voltearon a verla.

—Yo lo tengo—Jihyo le pasó el aparato a su amiga—. Solo vámonos, me tienen que acompañar a comprar un nuevo carro que ya me aburrí de los míos.

—Se nota su envidia, pobretonas.

Jennie las pasó de largo con una sonrisa prepotente, molestarlas era muy divertido y por las risas de sus amigas sabía que opinaban lo mismo.

Cuando estuvo por subir al vehículo, giró el rostro y miró como ese grupo de chicas se iba en dirección contraria, pero la chica de los labios carnosos se dio cuenta que las veía y se despidió de ella agitando la mano de forma tímida, nadie se percató de ese hecho.

Pobre ridícula.

Rodó los ojos y se fue, rara, la pobretona era muy rara. 


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Yo no hablo con pobresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora