Yo no hablo con pobres

Capítulo 16

Rosé daba saltitos mientras salía del colegio con sus amigas, estaba muy feliz por su venganza contra las pobres, en especial contra la indigente, se lo merecía.

—Me olvidé mi termo, ya vuelvo.

Se dirigió a su clase, pero en el camino se encontró con la indigente, su mirada indicaba peligro.

—¡Te encontré maldita Rosa Aurora!—Jisoo fue veloz hacia ella—. ¡No escapes, maldita tabla!

Rosé se echó a correr mientras gritaba, corrió rumbo a las escaleras, pero no fue buena idea. Subirlas gastó casi toda su energía, pero le daba más miedo esa chica, parecía que echaba espuma por la boca.

—¡¿Por qué siempre me persigues?!—aquello se estaba convirtiendo en costumbre.

—¡Para darte una paliza!

Supo que esa indigente hablaba en serio. Se percató que estaba cerca de la clase de arte, sin pensarlo mucho se dirigió ahí y quiso cerrar la puerta, pero el pie de Jisoo provocó que su objetivo fallara. Se desplazó a la esquina del salón y sujetó un pincel, sería su nueva arma.

—¡Aléjate de mí o te pico los ojos con esto!—le apuntó con el pincel.

—¡Eso te lo voy a enterrar en el culo!

—¡Que asco!—empezaron a forcejear—. ¡Apestas! ¡¿Acaso los indigentes no se bañan?!

—¡¿De quién crees que es la culpa?!—le sostuvo las muñecas con una mano—. ¡Ahora sí, princesita, te...!—la mirada era intensa aun siendo amenazada, no lo entendía—. ¿Por qué ves mi mano?

—¿Qué te pasó?

Rosé pudo notar varias cicatrices en la palma y en el dorso, incluso era capaz de sentir la textura áspera de la mano que le sostenía las muñecas.

—¡Qué te importa!—la soltó, se le fue la motivación. No esperó esa pregunta.

—¡Solo quiero saber! ¡Soy muy curiosa!—intentó sujetarla.

—¡Suéltame, loca!

Ahora era Jisoo quien escapaba de ella corriendo por el salón, ¿en que momento se invirtieron los papeles? No duró mucho su huida al enredarse con los pies y caer.

—¡Te tengo!

Rosé se puso encima de ella y sujetó la mano, pero la indigente no se la dejó fácil. Así que puso todo su peso en su brazo, así no saldría fácilmente. Hubo varios intentos de forcejeo hasta que se rindió.

—¿Qué te pasó?—preguntó de nuevo mientras examinaba la mano—¿Por qué no me contestas?

—No quiero. Ahora levántate.

El tono que usó no le gustó a Rosé, era muy diferente a cuando se perseguían o insultaban, era frío. Se puso de pie y vio como se fue sin decir nada, tampoco regresó a verla.

—Que grosera, no fue para tanto.

Le contaría a Jackson que se equivocó, sus manos solo tenían cicatrices y ya, nada más.

Aunque no iba negar que la curiosidad le incitaba en querer arrebatarle la respuesta como sea, pero no lo pensó mucho, solo se enfocó en que logró su objetivo en no salir herida por la indigente.

—¿Por qué olía a pipí?

Debía ser por el líquido ese, con razón estaba enojada, ella también lo estaría.

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—Ositas, ¿cómo les fue en...? ¿Por qué huelen a orina?—Seulgi se cubrió la nariz.

Las hermanas regresaron a ver a Momo quien se encogió de hombros.

—Nada, mamá oso, solo un pequeño accidente—dijo Jeongyeon sin querer preocuparla.

—Así es... ¡yo voy a bañarme primero!—Lisa salió disparada en dirección al baño.

—¡Los dinosaurios no se bañan, deberías seguir su ejemplo!—Chaeyoung la agarró del uniforme—. ¡Yo me bañaré primero!

—¡Tú no sabes nada de dinosaurios!—le dio un pisotón.

—¡Yo soy la mayor, yo usaré el baño!—gritó Jisoo mordiendo a Lisa y jalando el cabello a Chaeyoung.

—¡Pero la mayor es la Elsa de ojos rasgados!—refutó Somi jalando la oreja de Jisoo—. ¡Tú eres mayor por desgracia!

—¡Y yo soy la del medio por obra y gracia de Dios!—se unió Momo agarrando del cuello a Somi.

—No sé para que se pelean sí la Diabla ya se fue a bañarse.

Las hermanas se detuvieron al recibir el dato de Jeongyeon, vieron los alrededores y se dieron cuenta que es verdad, Tzuyu no estaba, les vio la cara de idiotas.

—Ositas, será mejor que pongan a lavar sus uniformes, apestan. Y una última cosa—Seulgi se acomodó el hábito—. Si les veo peleando de nuevo tendré que darles un entrenamiento especial, ¿oyeron?

—¡Sí, señora!

Las hermanas se mantuvieron firmes hasta que la mujer se fue. Pudieron respirar de nuevo.

Jisoo estaba en la habitación secándose el cabello, luego de una ardua batalla de piedra, papel o tijeras; quedó en cuarto lugar para bañarse.

Tiró la toalla al escritorio y se echó en la cama con un tema rondando su cabeza, lo que pasó con esa chica. Se vio la mano y no supo porque reaccionó así, bueno, sí lo sabía y no le gustaba que sea así.

No se avergonzaba de sus cicatrices ni de como llegó a hacerlas, era trabajadora y eso no era motivo para tener vergüenza, pero al sentir la suave piel de esa riquilla no pudo evitar preguntarse si su vida hubiera sido diferente si sus padres... no, no tenía caso hacerse esa pregunta, es obvio que su vida hubiera sido diferente.

Y se enojó aún más contra esa chica por hacerle pensar aquellas cosas que desde niña no pensaba.

—Tal vez debería comprarme crema.

La verdad es que la textura de sus manos eran ásperas y duras, esta vez tuvo vergüenza que la haya tocado con esas manos tan delicadas y tan suaves como un malvavisco.

De seguro sintió asco por haberle tocado a una pobre como ella.

—Tortunejo, la Barbie nos llama—aviso Lisa entrando a su cuarto—. ¿Qué haces?

—Nada, solo estaba pensando que mis manos son algo duras—se puso de pie.

—¿Algo duras? Pero sí las tienes hecho lija.

Le lanzó una almohada qué fue ágilmente esquivada por la menor. Se fue junto con su hermana y, aparentemente, la reunión sería en la habitación de Somi al tener el cuarto más ordenado que el resto.

—¿Qué pasa?—preguntó Momo.

—Hay que vengarnos—dijo Somi sin irse por las ramas.

Todas estuvieron de acuerdo, pero Jisoo por el rabillo del ojo vio que Lisa no estaba del todo segura, y era obvio que eso era por Jennie, pero no dijo nada, no le caía bien Jennie ni su grupito y mucho menos Rosa Aurora.

—Tengo un plan.

Los ojos traviesos de Jisoo brillaron, obtendrá su venganza de aquella chica por hacerle pensar idioteces.

Mañana ya no tendrás curiosidad por mis manos.

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