Capítulo 7

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Jisoo oía como hablaban a sus espaldas, las palabras que decían no eran precisamente las más amables, sabía que su situación sería tema de conversación guiada a la burla y desprecio, no era la primera vez que escuchaba a los ricos hablar así de ellas.

Volteó a ver a sus hermanas menores por el rabillo del ojo, su semblante era de molestia con ganas de ir a golpearlos, pero lo ocultaban bien en esa fachada de indiferencia y desinterés, sin embargo, Lisa era la más sensible de las siete y todas sabían eso.

Los comentarios sí herían el corazón de Lisa.

Giró la cabeza para conectar su mirada con la Jeongyeon, no hubo palabras, pero fue suficiente para entenderse en el silencio, su estadía iba a ser complicada y con límite de tiempo, un límite que se rompería apenas la paciencia de sus hermanas se agote.

Ser la hermana mayor es algo difícil.

Notó qué sus hermanas se detuvieron, observó qué era lo que robó su atención, eran un grupo de chicas muy hermosas, en especial una chica con los cachetes de ardillita.

—¿Se les perdió algo, pobretonas?—habló una chica de facciones felinas con una mano en la cadera.

—Jennie, no digas eso o la clase obrera va a pensar que nos importan—comentó con mueca de asco otra joven con dientes de conejo.

—A mí sí me importa, Nayeon. No quiero que estén aquí—una rubia similar a una ardilla cruzó los brazos con mirada dura.

—Ni que lo digas, Rosé. Nuestros padres se creen María Teresa de Calculta para ayudar a los necesitados—resopló una muchacha con la piel muy blanca viendo al otro grupo.

—Mi papi me regañó con quitarme la tarjeta si vuelvo hablar del tema, ¡la tarjeta!—la chica parecida a un shiba-inu bufó con total indignación.

—No puedo creer que comparta el mismo aire que ellas, que horror—puso mala cara mientras sujetaba su llavero de pingüino.

—Es momento de irnos—avisó la ultima chica con aire maternal—. Hay que alejarnos de la clase... humilde.

Jisoo con el resto de sus hermanas se miraron entre sí y continuaron su camino como si nada hubiera ocurrido, pero fue un grave error, nadie ignora a las hijas de las Siete Familias, lastimosamente, no se percataron al darles la espalda qué sus miradas eran de furia.

Un profesor las guio a su nuevo salón de clases, lo cual fue extraño ya que estaba alejado de todo. Estaba ubicado en la segunda planta al fondo del pasillo, sin embargo, no había ningún otro salón junto a ese.

Jisoo notó un papel pegado en la pared con cinta adhesiva qué decía "Clase Especial".

—Entren—ordenó el hombre.

Las jóvenes accedieron al aula y no eran las únicas ahí, había otros estudiantes, algunos de ellos las reconocieron y se encogieron en sus puestos con palidez creyendo que su suerte no podría ser peor.

—Tomen asiento, mi nombre es Choi Seunghyun y seré su tutor el tiempo que permanezcan en esta honorable institución—el hombre comentó energético—. Así que espero que se comporten a la altura, pero bueno, no espero mucho—el tono burlesco hizo enfadar a más de uno—. ¿Preguntas?

—¿Por qué estamos todos en el mismo curso?—preguntó Jeongyeon con seriedad—. Mis hermanas son de cursos inferiores.

—Pasaré por alto tu mala educación al no alzar la mano, pero respondiendo a tu pregunta es algo simple, no queremos que haya roces con otros estudiantes al no ser como... ellos, aparte, veremos lo básico.

Yo no hablo con pobresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora