↳𝐎𝟗

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📍Hamburgo, Alemania

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📍Hamburgo, Alemania.
Belcebú.


Bajo las escaleras y voy a paso lento hasta el living, ahí se encuentran Bill y.. un vagabundo? Oh, esperen ese es Tom.

Ninguno de los dos podía verme, así que recargo mis codos en el respaldo del gran sillón donde está el gemelo de Bill para poder escuchar todo.

No decían nada interesante así que por aburrimiento decidí atormentar un poco a este pendejo con complejo de vagabundo.

Bill.

— Ya se Tom, pero no podemos adelantar el álbum, al menos no ahora —. Suspiro mientras juego con mis anillos, estoy bastante preocupado porque Belcebú extrañamente me hizo caso y hasta ahora no a echo ruido.

No me fio de su palabra, ¡es una demonio! Ellos mienten seguido y es probable que ella esté aquí sin que lo sepa.

— Entonces hablaremos con la discográfica y..- —. Su cabeza se hizo un poco hacia atrás, Tom mira detrás de él buscando algo.

— ¿Y? Tom, ¿Que ibas a decir? —. Llamo su atención confundido.

— ¿Viste eso? —. Se levanta del sillón mirando hacia la misma dirección.

— No.. ¿Que pasa? —. Tom vuelve a sentarse.

— Algo jaló mis rastas —. Sostiene una de ellas en su mano.

— Tal vez fue el sillo..- que mierda —. Cuando veo hacía el ventanal se ve como Belcebú pelea contra una sombra negra demasiado alta..- Okay, ¿¡Que vergas pasa?!.

— ¿Que has visto? —. Tom mira detrás de él pero por suerte Belcebú y esa cosa ya no están ahí.

— Tienes mojado el pantalón —. Trato de desviar el tema, cuando Tom voltea a verme la sombra pasa corriendo y Belcebú lo persigue con.. ¿una motosierra?

— No es cierto —. Él iba a voltear otra vez y por culpa de mis malditos nervios agarré mí florero favorito para vaciar el agua arriba de sus pantalones.— ¡Bill! Son nuevos, mierda —. Se levanta molesto.

— ¿Qué? Yo te lo avisé —. Sonrío nervioso.

— Voy a tu baño, y tal vez tarde bastante si es que quiero cagar —. Hago una mueca de asco.

— Procura usar el aromatizante, a ti parece que se te pudre algo en el intestino cada vez que usas mí baño —. Tom me tira un cojín y se va agarrando sus pantalones para que no se le caigan.

Cuando sube a la segunda planta voy corriendo hasta el ventanal corredizo, lo abro y salgo a mí jardín, no hay rastros de Belcebú o esa cosa pero hay rastros de garras y plumas en el césped.

— ¡Belcebú! —. La llamo tratando de que mí voz no salga tan fuerte pero ella no se digna en aparecer.— Justo a mí me viene a pasar esto.— Me quejo y vuelvo a entrar a mí casa.

Belcebú.

¡Uno menos! Esas cosas son plagas —. Iba a tirarme en la cama de Bill hasta que escucho que alguien va a entrar, ingreso al baño y cierro con cuidado la puerta.

Es la copia de Bill, y viene hacia aquí, miro el espejo y no dudo en tirarme dentro de él, caigo al piso y me escondo a un costado, estoy en el reflejo del baño y el espejo es como una ventana que puedo cruzar cuando quiera. Que genial, nótese el sarcasmo.

Asomo un poco mí cabeza y veo que Tom está por sacarse los pantalones.

— Hoy no mí ciela —. Doy unos golpes al espejo y me escondo otra vez.

— ¿Bill? Deja la maldita puerta —. Al parecer le valió un carajo y se quitó igualmente los pantalones, abre el grifo de agua caliente en el lavamanos y los pone allí causando que el espejo se empañe y no pueda ver nada.

Con mí uña doy leves golpes al espejo y quito la mano rápidamente.

— Tranquilo Tom, no fue nada, seguro el espejo está por caerse y hace ese ruido —. Noto que le tiembla un poco la voz, así que adapto otra forma, y me acerco al reflejo del espejo, Tom parece que no está mirando, no lo sé, no veo un carajo.

Apoyo mis manos en el espejo y cuando Tom me ve da un respingo y se queda estático en su lugar.

Apoyo mis manos en el espejo y cuando Tom me ve da un respingo y se queda estático en su lugar

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— ¡TOM! —. Hago puños mis manos y doy un brusco golpe contra el espejo, Tom grita bastante agudo y corre a la puerta pero olvida abrirla y se golpea contra ella causando que caiga inconsciente en el piso.

Suelto una carcajada pero hago silencio cuando Bill ingresa al baño y ve a su gemelo sin pantalones y desmayado.

— Maldición, ¿Tom? —. Se agacha para ver su estado.

— Está bien, solo le dió una leve caricia a la puerta con su frente —. Aparezco apoyada en el marco de la puerta detrás de Bill.

— Fuiste tú, ¿Verdad? —. Me mira molesto.

— ¿Que? Yo no hice nada —. Sonreí inocente.

— Belcebú —. Me mira y luego suspira cansado.

— Ay no seas llorón, se dió un golpesito —. Con un movimiento de mano hago levitar a Tom y lo llevo a la cama de Bill, lo dejo caer sin cuidado y me siento en la silla frente a su escritorio.

Que divertida tarde.

𝐁𝐄𝐋𝐂𝐄𝐁𝐔 | 𝐁𝐢𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora