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Bill

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Bill.

Busco con mí mano el cuerpo de Belcebú pero al no sentir nada abro mis ojos, el otro lado de la cama está vacía y no hay rastros de ella.

- ¿Belce? -. Me siento en la cama y miro hacia el baño, pero no hay respuesta. Miro el resto de la habitación y no hay nada más que desorden.

Un leve sentimiento de tristeza invade mí cuerpo, y cada minuto que pasa me hace entender las cosas, Belcebú no sintió el amor que yo sentí al estar con ella, y si, soy un maldito enfermo por enamorarme de una demonio que ni siquiera tiene el corazón para demostrar un mínimo de afecto, esa es la realidad.

Abrazo una almohada contra mí pecho para calmar el vacío que siento pero en seguida es reemplazado por el enfado, me pongo mí ropa lo más rápido que puedo y trato de llamarla.

- Maldita sea Belcebú, ¡aparece se una vez! -. Mí pecho sube y baja agitado por estar aguantando las lágrimas.

Cuando creí que nada pasaría sentí un ardor en mí cuello y una especie de agujero de abre en el techo.

Me alejo asustado porque no se que puede salir de eso, hasta que algo con alas aterriza en la habitación de golpe.

Belcebú.

- Mierda, ¡Me van a quebrar un ala, imbéciles! -. Exclamo enojada al caer, al darme vuelta veo a Bill y se me va el enojo.- ¿Bill? -.

- ¿Por qué te fuiste? -. Se cruza de brazos, tiene los ojos algo rojos, ¿Se droga?

- Estoy ocupada Bill, tengo cosas más importantes que hacer ¿Tú para que carajos me trajiste? -. Me acerco a él.

— ¿Más importantes? Acaso, me estás diciendo, ¿Que no te importa lo que pasó ayer entre nosotros? —. Buena pregunta, diría que no pero desde aquí huelo sus emociones y como abra la boca el desgraciado va a llorar, necesito a Bill de mí lado, es mejor mentir.

— ¡No! No dije eso, es que.. Hay problemas en el infierno y..- —. Mierda, ya la cagué.

— Dijiste que no puedes entrar a cambio de mí alma, ¡Deja de mentir! —. Exclama al punto de hacer pucheros constantes, ¡Es un puto niño! No puedo lidiar con esto.

— Correcto. En realidad.. —. Mí mirada vaga por la pared detrás de él hasta que veo un cuadro.— Tenía que ir a un hospital a robar almas de bebés, por una buena causa, siguen vivos pero a base de energía oscura, no es relevante. —. ¿Que mierda dije? Pero por su cara de traumado confirmo que me cree.

— ¿Para que quieres eso? —. Yo que se bro, te estoy mintiendo.

— Adirael se tiene que alimentar de algo, es un traga almas, no creo que quieras saber más —. Que diga que no, que diga que no o me hago lesbiana.

— No, no quiero saber nada de él, gracias —. Pongo los ojos en blanco al verlo molesto, primero me hace pucheros y después se enoja, parece mujer promedio en sus días menstruales.

— Tu preguntaste —. Lo miro mal y me siento en el sillón.

Al sentarme sentí algo, me levanto un poco y agarro un celular el cuál estaba vibrando dando aviso a un mensaje, ¿Cómo lo sé? Me tuvieron que actualizar hasta entender estás mierdas humanas.

Enciendo otra vez el aparato y fruncí el ceño al ver qué una tal Neila mandó "¿Nos vemos dentro de un rato?"

Me acomodo mejor al no sentirme cómoda en mí posición actual.

A ver, Neila, ¿De dónde carajos salió?

Llega otro mensaje que dice "Es en la calle ___, hasta pronto Billy" levanto una ceja al ver ese apodo.

Me hago la tonta y dejo el celular en la mesilla al lado del sillón.

— Bill, esa cosa está vibrando —. Señalo y el aparato y él se levanta para tomarlo, veo que hace una mueca de asco, okay, es hombre.. ¿Por qué no actúa raro?.— ¿Quien es? —.

— Neila, una chica de un programa que entrevista cantantes, me pidió una a mí y tuve que decir que sí por la banda —. Guarda su celular y se sienta a mí lado.

— No te cae bien —. Asumo y el niega.

— Habla mal de todos, hasta de mí, pero me exigen aceptar la mayoría de entrevistas, no hay opción. —.

— Hay solución —. Sonrío inocente.

— Solución no es matarla —. Acerca su cara a la mía y yo me tenso.— Ven aquí —. Sostiene mis caderas para sentarme en su regazo, me quedo dura como pan de hace tres meses, no puedo seguir la corriente a esto.

— Que confianza, bajame, ahora —. Trato de parecer firme pero no me sale.

Persona desconocida me toca, lo mato.
Bill me manosea como fruta de mercado, queda vivo.

— Te ves tan bien sobre mí —. Presiona mí cintura con sus manos haciendo que mí cuerpo se vaya hacía el suyo.

Mis manos se clavan en el sillón a los costados de su cabeza para evitarlo.

— Sueltame o te arranco la garganta —. Bill se muerde el labio inferior con una leve sonrisa, ¡En mis tiempos juro que esto funcionaba, Maldición!.

— Inténtalo, de todas formas te ves sexy —. Estaba por decir algo más pero escuchamos algo caer, miramos hacía la entrada y vemos a Tom en estado de shock viendo la habitación y luego a nosotros dos, Bill se lo toma normal y deja su cabeza en mí pecho ignorando al traumado de su gemelo.

— Cojieron —. Lleva una mano a su boca y me mira a mí.

— Cállate Tom, le dices a alguien y le diré a Belce que te castre —. Bill cuál gato en celo restriega su cabeza desde mí pecho hasta llegar a mí cuello. Su cabello casi que me tapa la cara de tan largo que lo tiene... sigo hablando de cabello.— ¿Que perfume usas? —. Muerde la piel de esa zona.

— Estoy aquí, mínimo, respeten —. Tom pone una mano en su cintura viéndonos indignado.

— ¿Necesitas algo, o vienes a llevarte a la sanguijuela? —. Pregunto haciendo referencia a Bill.

— Definitivamente a llevarme a la sanguijuela, perra —. Cuando no con sus tiernos apodos.

— Bien, llévatelo —. Me levanto y Bill me mira con cara de tlacuache aplastado.

— Quita esa cara de tarado, después te la cojes —. Tom se lleva a Bill del brazo y me quedo en la habitación.

— Me mordió fuerte —. Me quejo en voz baja para después hacerme invisible y seguir a los gemelos, es obvio que asistiré a esa entrevista, quiero ver a esa tal Nelia.

 Me quejo en voz baja para después hacerme invisible y seguir a los gemelos, es obvio que asistiré a esa entrevista, quiero ver a esa tal Nelia

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𝐁𝐄𝐋𝐂𝐄𝐁𝐔 | 𝐁𝐢𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora