↳𝟐𝟗

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Belcebú

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Belcebú.

Abro mis ojos al escuchar el sonido proveniente de un celular, miro a Bill y busco en los bolsillos de su chaqueta de cuero, agarro su celular y miro el nombre del que llama.

― ¿Qué?  Genial, ¿Quién putas es Freddie? ―. Cuelgo y me salgo de debajo del cuerpo de Bill, hijo de perra.

Entro en el registro de llamadas buscando números pero aparece vacío, miro con sospecha a Bill el cual está durmiendo, trato de calmarme pero vamos, no nací ayer.

Tecleo unos números y aprieto en el botón de llamar, cuelgo y entro otra vez en el registro de llamadas, aprieto el celular hasta que la pantalla comienza a fallar y luego romperse.

Salgo dando un portazo, me dirijo a recepción y puedo ver a Adirael con un escarbadientes apoyado en el escritorio.

― Siento tu enojo desde aquí, ¿qué pasa? ―. 

― Necesito que con tus poderes de mierda busques a cualquier ser humano con el que el imbecil de Bill haya estado ―. Digo mientras abro una petaca de wisky para luego beberla, me calma los nervios.

― Ah, joder, hay unos cuantos... demasiados, diría que aprovechó bien su año como soltero ―. Se ríe y palmea mi hombro, proceso sus palabras y frunci el ceño.

― Demasiados... ¿Por qué putas usas el género masculi..- ―. Freno mis palabras al ver su cara.

― Si mi querida Belcebú, tienen piniwuini ―. 

― No me jodas.. ―. Me froto la cien.

― Que  no te sorprenda, siempre supe que eras el macho de la relación ―. Se burla y de un movimiento rápido sostengo el cuello de su blusa negra.

― Busca a esos putos de mierda y luego llámame, les voy a volar la jeta a golpes ―. Lo suelto y él asiente para luego desaparecer de mi vista.

Apoyo mis manos en el escritorio para luego darle un golpe con mi palma a la dura madera.

― ¡Es mío, joder! ―. Rasguño la madera y la golpeo con mis puños, al cansarme paso mis manos por mi cara y las llevo hasta mi cabello haciéndolo hacia atrás.― Calma, calma... nadie es rival para mí.. nadie..―. Vuelvo a recuperar la compostura.

Camino por el pasillo inundadas de pensamientos y estúpidas visiones sobre Bill, giro en el pasillo y me encuentro al infiel, digo, Bill.

― Belce, no te encontraba ―. Habla con voz algo adormilada.

― Es obvio, no estaba allí... vamos ―. Paso por su lado siguiendo mi camino, pero su mano en mi hombro me hace detener.

― Nena, ¿Estás bien? ―. Se pone frente a mí, sus ojos teñidos de preocupación.

― Lo bueno no existe, deberías de saberlo ―. Quito sus manos.

― Dime que tienes, hace rato estabas.. tranquila ―. Frunce el ceño ligeramente buscando algún indicio de malestar en mí.

― ¿Me amas? ―. Un silencio nos inunda a los dos, mis ojos se tornan rojos, por fuera me veo seria, pero por dentro estoy haciendo una masacre masiva.

― Belce.. ¿Por qué preguntas..-? ―.

― Responde Bill, no es tan difícil y no debes pensarlo, ¿me amas? ―. Me acerco de a poco a él, Bill rodea mi cintura con sus brazos y levanta una mano para acariciar mi mejilla izquierda, puto demonio interno, siento que se pone feliz por este idiota, pero yo no.

― Te amo, lo sabes... lo que pasó por nuestra separación lo sabes, se que sí, pero arreglamos eso ayer, ¿Recuerdas? No tengo el don de Tom ―. Me sonríe y me besa, pegándome de a poco en la pared, yo le correspondí, tiene razón, pero no quita de mí cabeza el hecho de que voy a matar a esos hijos de perra que me lo quieren pasar al otro bando, ¿Si entienden?

― Te has salvado, por ahora ―. Dije al separarme, rodeo su garganta con mi mano y con la otra lo sostengo de sus collares.― Pero si me entero que has hecho algo que traicione esto ―. Toco la marca en su cuello.― Vas a desear que tu madre hubiera abortado cuando estaba embarazada de tí y el moribundo, ¿Entiendes? ―. Susurro con mis labios a centímetros de los suyos.

― Lo se..―. Su voz suave pretendiendo ser la de un ángel inunda mis oídos.― Te conozco y se de lo que eres capaz de hacer por mí, mi amor... y esto ―. Señala la marca.― Creo que deberías de hacerle un gemelito en el otro lado de mi cuello, ¿No creés? ―. Besa mi boca y le devuelvo la acción.

― Vamos a un puto baño, ahora ―. Agarro su brazo y lo llevo al primer baño que veo, él se deja llevar con una sonrisa boba en la cara, por lo menos muestra felicidad al saber que le entrego las tetas, pero mí plan sigue en pie.

 Agarro su brazo y lo llevo al primer baño que veo, él se deja llevar con una sonrisa boba en la cara, por lo menos muestra felicidad al saber que le entrego las tetas, pero mí plan sigue en pie

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𝐁𝐄𝐋𝐂𝐄𝐁𝐔 | 𝐁𝐢𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora