𝐁𝐄𝐋𝐂𝐄𝐁𝐔 | 𝐁𝐢𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳

↳𝟑𝐎

𝐁𝐞𝐥𝐜𝐞𝐛ú.

Acaricio el cabello de Bill con la mirada perdida en algún punto de la habitación, Tom recuperó la conciencia pero esta dormido.

Adirael aparece a solo unos pasos de mí pero no me preocupo en mirarlo.

― ¿Los tienes? ―. Pregunto ejerciendo algo de fuerza en las caricias que dejo en el cabello de Bill, si, sigo enojada.

― Si, Asmodeo y Leviatan los están "cuidando"... la falta de sexo los pone desesperados ―. Pongo los ojos en blanco y reemplazo mi cuerpo con una almohada para Bill, el cuál no se inmuta por el cambio de superficie en su cabeza.

― Vamos ahora, esos dos no perdonan ―. Abro un portal y lo cruzamos, al cerrarlo y estar en mi sala de tortura veo alrededor de cuarenta tipos atados de manos y pies en sillas metálicas.

Abro mi boca indignada.

― ¿¡Tantos!? ―. Adirael con su dedo índice cierra mi mandíbula.

― Te lo dije, ¿Qué hacemos? ―. Me quito la chaqueta y se la doy.

― Ustedes ―. Llevo mi atención a Leviatán y Asmodeo.― Llévense algunos para tortura, el resto me los quedo ―.

― Qué generosa ―. Le saco el dedo del medio a Leviatán, Asmodeo fue el primero en desaparecer con un buen par, solo me quedaron diez.

No necesito tantos para disfrutar la tortura. Me acerco a ellos y muestro mi sonrisa demoníaca, con diente filosos como los de un tiburón y mis ojos rojos con pupilas de víbora.

― ¿¡Que taaal!? ―. Finjo ser amable y todos comienzan a temblar del miedo, hay un par que lloran.

― Que maricas, ¡Breta, tráeles unas faldas a las niñas! ―. Ambos reímos para luego chocar los cinco.

― Muy bien, supongo que no saben pero... los demonios existen niños, aquí su reinita Belcebú y él se llama Adirael, eh escuchado que algunos de ustedes están interesados en la misma persona... déjenme refrescar su memoria ―. Chasqueo los dedos y bombardeo sus mentes con imágenes de Bill.

― Bill Kaulitz, pequeños ―. Adirael les guiña un ojo mientras saca su mesa de cuchillos, tijeras y hachas de diferentes tamaños.

― Por si no saben se han metido en mí territorio, Bill pertenece a él y quien se haya atrevido a comer mí torta no sale vivo ―. Amarro mi cabello y me apoyo en un escritorio.― ¿Algo para decir? Steban, empezaremos por tí ―. Llevo mi mirada a un chico de cabello rojo y ojos marrones que está moqueando como nena.

― ¡Y-YO NO LO CONOZCO, LO JURO, DÉJENME IR! ―. Hago un puchero falso y llevo mi mano a mí pecho fingiendo dolor.

― Que triste, ¿Quieres irte cuando la fiesta recién empieza? Eso no es muy educado de tu parte, y tampoco mentirle a tú reina simple y mugroso mortal ―. Mis palabras se tornan llenas de desprecio.― Creo que empezaré por ti y luego será turno de... Freddie ―. Me acerco a Steban con un cuchillo de piedra azul, trazo el contorno de su cuello con el objeto para luego cortarle la cabeza, lo sostengo por su cabello y se lo doy a Adirael.

― Otro para mi colección ―. Se va dando saltitos a su baúl de "colecciones humanas" Adirael es un raro cuando quiere.

― Freddie.. ―. Los miro a todos y camino al penúltimo chico, joder, se parece a.. ¿mi? Qué asco.― Mi amigo, el famoso Freddie, ¿Por qué putas le hablas a mi futuro esposo y rey del infierno? ―. Acerco mi cara a la suya, claramente causándole traumas.

― Solo soy fotógrafo, juro que no me atrae, no eh intentado nada ―. Asegura desesperado y me alejo señalándolo, arrugando un poco mi nariz.― Eso me huele a mentira, ¿Tú que dices Adirael? ―.

Adirael rodea mis hombros con su brazo izquierdo y me muestra una cápsula, pero no una cualquiera, contiene renacuajos demoníacos, se encargan de comer los órganos humanos y luego salen por la boca y ojos.

― Mis mascotas necesitan algo de sustento humano, Freddie parece perfecto, ¿Qué dices amigo? Es para un experimento social ―. Canturrea lo último y le abre la boca al chico, obligando a que trague la cápsula.

No voy a entrar en detalles con lo que pasó con el resto, pero esta sala es una puta carnicería, para no desperdiciar la carne, mandé a mis sirvientes a que junten todo y se lo den a parte de la población demoníaca.

Limpio mis manos con una toalla y suspiro.

― Iré al mundo humano por un rato, si hay alguna novedad sobre la coronación, me llamas ―. Chocamos los puños con Adirael y me voy al mundo humano, al parecer pasaron días ya que aparezco en la sala de ensayos, los chicos están ajustando los instrumentos. 

Una chica rubia viene hasta mí con mala cara.

― ¿Quién eres? ―. Suelto una leve risa.

― A ti qué carajos te importa, mejor ve a trabajar maldita pobre ―. La desafío con una sonrisa burlona.

― ¿Disculpa? Tú no eres nadie aquí y si no te vas voy a..- ―.

― ¿Hacer qué? Tetas caídas, bájame dos rayitas a tu tono o tu puta cara va a terminar dándole un beso a la motosierra ―. Tom pone su guitarra entre nosotras y pasa su brazo por mis hombros.

― Nat, ella es... Jessica, la novia de Bill ―. Evito hacer una mueca de asco, ¿Jessica? no me jodas, tiene serios problemas de obsesión con Jessica Alba.

― Exacto, y si no me dejas de tocar las pelotas dos segundos serás despedida ―. Tom me lleva a un sofá cercano lejos de esa puta.

― Belce, es la única maquillista "buena" que a tenido Bill, por el momento déjala viva ―. Suspiro molesta y me cruzo de brazos.

― Lo voy a considerar, vete a ensayar pastillitas ―. Tom se ríe y vuelve con Bill, el cuál estaba mirando toda la secuencia y levanta una ceja ajustando el micrófono en sus manos.

«Tranquilo, déjame ese papel de posesiva a mí.»

Digo en su mente y veo un rubor suave en sus mejillas, mientras canta veo a esa perra viéndome, le guiño un ojo mirándola con aires de superioridad, se lo que piensa, y ni en mil reencarnaciones va a tenerlo, Bill es mío, de nadie más.