↳𝟏𝟓

1.2K 134 8
                                    

Bill

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bill.

— Cállate —. Busco con mí mano la alarma que no para de hacer ese ruido molesto, una vez que la apagó dejo caer mí brazo sobre la cama mientras me remuevo causando que me cruja el cuerpo completo.

Quito las sábanas de mí cuerpo y me siento en la cama, tengo una resaca horrible y no recuerdo nada... Se que estuve en toda la fiesta con Belcebú y me prometió ir al prado de luciérnagas, raro, ella no promete cosas.

— ¿Belcebú? —. La llamo pero no aparece.

Decido revisar las demás habitaciones, cuando reviso la última veo a Belce durmiendo en la cama. No quiero despertarla pero no puedo dejarla dormir tanto.

Me acerco a la cama y pongo un dedo en su espalda haciendo que sus alas salgan disparadas hacia arriba, ahogo un grito y tapo mí boca con ambas manos.

— ¡Shhh! Abajo, abajo —. Las alas de Belce me hacen caso y vuelven a acomodarse en su espalda.— Por lo menos ustedes son obedientes —. Muevo un poco su hombro y recibo un gruñido.

— No me jodas, Adirael —. Responde dormida y me da la espalda.

¿Quien es Adirael?

No puedo evitar sentirme incómodo, ¿Por qué lo nombra, que es de ella?

— ¿Quien es ese? —. Me cruzo de brazos y Belcebú se despierta.

— Mierda, Bill, dije Bill —. Claro, me toma de estúpido.

— ¡No! Dijiste Adirael, ¿Quien es? —. Exclamo para que no me ignore como siempre hace.

— Mí aprendiz, ¿Feliz? —. Me mira a los ojos con claro enojo.

Al escuchar eso sentí que esa molestia en el corazón desaparecía.

— Recoje las sábanas, valen más que tu —. Me fui de esa habitación para evitar pasar más vergüenza, no puedo creer que le haya hecho una escena a una demonio.— ¿Que te pasa Bill? —. Paso mí mano por mí cara para despejarme.

Hoy tengo que ir al estudio para una sesión de fotos que irán en el álbum Zimmer 483, dejaré a Belcebú aquí, no puedo dejar que haga desastres.

— No me interesa ir, pero quiero que sepas que tienes poco tiempo —. Habla a mis espaldas.

— Deja de ver mis pensamientos —. Me alejo molesto, no sé que me pasa, ella me molesta.

— Tu dejas que los vea, mejor vete —. Pasa por mí lado llevando consigo una leve ráfaga de calor abrumante.

— No hagas desastres, adiós —. Ella no hace el mínimo esfuerzo en saludar, ni siquiera se por qué espero algo bueno de ella, es el mal en persona... Es mala.

— Espera. —. Su voz resuena a mis espaldas, me doy vuelta esperando a que hable.— Hablo en serio, te queda poco tiempo, si no te decides por lo que quieres voy a llevarme tu alma y no tendrás nada a cambio —. Mí corazón empezó a latir rápido, su voz es fría y su comportamiento tajante.. no es como antes, bueno, antes era más empática, ahora ya no.

— Lo sé... Todavía no lo decidí, cuando lo sepa te lo diré antes de que se cumpla el tiempo —.

— Bien, puedes irte —. Responde con cero interés.

Un suspiro sale de mis labios, preferí irme sin decir nada, no quiero que se enoje más conmigo de lo que ya está.

𝐁𝐄𝐋𝐂𝐄𝐁𝐔 | 𝐁𝐢𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora