La sabia del tiempo

Prologo

Oscuridad, era lo único que nos envolvía conforme más bajábamos las escaleras, hacia unas horas que dejamos de ver la luz del sol para adentrarnos en aquel oscuro pasadizo oculto por eras bajo el castillo de Hyrule, era increíble como algo tan....Maléfico? Era la palabra? No estaba segura pero había algo en ese lugar que le daba muy mala espina.

Tras años de paz y alegría que iluminaron el reino de Hyrule, unos extraños terremotos han sucedido por todo el reino y también se ha encontrado una especie de Aura maligna, que fue como la denominaron, en varios rincones del Reino, cualquiera que la tocara caería extremadamente herido, hasta el punto de que podía ser mortal, pobre del alma que les ayudó a descifrar eso....

Por ahora, tras ver el humo que salía del pasadillo del castillo, Zelda, como princesa heredera y actual Monarca del Reino, se dispuso a investigar en aquel lugar, tenían que encontrar el origen del aura, pero vaya será su sorpresa la que los espera, con la antorcha en mano y acompañada de su fiel guardián, esta se adentra en lo más profundo el abismo.

-El Aura maligna es más densa...- dijo la princesa mientras miraba a su guardián, estos se adentraron al abismo no hace mucho, siendo sus únicas compañías, el uno del otro y la antorcha que iluminaba el camino, al llegar a una pequeña esquina, giraron en esta y vieron una especie de cueva con unos lagos y gemas luminosas adentro -La cueva es más profunda de lo que....había imaginado inicialmente...vayamos con cuidado.- dijo al mirar a Link, y no mentía, no sabía a cuanta distancia estaban de la superficie, pero ya han estado desendiendo bastante, por lo que debieron estar en esa cueva por horas.

Link asintió ante lo dicho y se pusieron en marcha en aquella extraña cueva, Zelda caminaba encabezando todo, pero no se alejaba mucho de Link, al igual que él tampoco se alejaba mucho de Zelda, con el pasar de los años, Zelda descubrió que fue el apoyo de Link lo que le hiso despertar sus poderes en primer lugar, nunca fueron aquellos rezos ante las malditas estatuas de piedra, esperaba que, estando cerca del elegido, podría ser bastante fuerte como para adentrarse ahí.

En la cueva con las gemas luminosas, Zelda miró atentamente el lugar, las gemas le daban un toque de misterioso a la cueva, el dato de que estaban aquí da a saber que nadie ha abierto o entrado a esa cueva por milenios, o al menos, que ellos sepan -Jamas pensé que hallariamos un lugar así debajo del Castillo de Hyrule..- dijo Zelda al ver que Link la miraba como si quisiera preguntarle que pensaba de esto, Link era un poco cayado pero en los últimos años, se ha expresado con Zelda libremente, lo cual le alegra mucho.

En lo que parecía ser la continuación de la cueva, las Gemas luminosas ya no se veían en lo más profundo del lugar, lo que daba la expresión de que nadie quería que ese lugar fuera descubierto
-Mucha gente se ha...enfermado después de entrar en contacto con el Aura maligna.- Link volteo a ver a su princesa, estando atento a todo lo que decía -Pero. Diría que en esta cantidad, no debería ser un riesgo para nosotros.....aun así, me pregunto por qué surge de los cimientos del Castillo...- dijo Zelda mientras movía la antorcha de un lugar a otro, con la esperanza de encontrar algo que explique todo, Link no era la diferencia pues miraba hacia arriba buscando algo, ambos intentos en vano.

Zelda miró a Link y Link a ella mientras la princesa seguía -No sé a qué nos enfrentamos y quizá sea un peligro a seguir.- Hiso una pequeña pausa antes de seguir, miró a quien más amaba con bastante confianza, lo cual era obvio, Link la ayudaba a seguir adelante -Pero...estando a tu lado no le temo a nada, Link. Hay que resolver este misterio.- aunque no fuera muy visto, Link mostró una pequeña sonrisa, dándole a Zelda la señal de que estaría con ella aunque fuera el fin del mundo.
(Pobres, lo que les espera)

Se encaminaron cada vez más profundo bajando por las escaleras, el camino era rocoso y húmedo, si bien ambos amaban explorar lugares nuevos, las cuevas ya eran un paso gigante a lo que estaban acostumbrados, y justo debajo del Castillo de Hyrule, para echar más leña al fuego.
(Quienes entendieron, entendieron)