Amor prohibido [Diego Lainez]

76. Mi reina

Narra Aly

Estábamos en una clínica especial para hacer los estudios de fertilidad. Diego, como siempre, estaba a mi lado, tomándome de la mano.

Yo estaba muy nerviosa, mi pie se movía repetidas veces a causa de la ansiedad que sentía.

Llamaron mi nombre, Diego y yo nos paramos y fuimos al consultorio.

El doctor me hizo muchas preguntas personales, todas las respondí con sinceridad, era algo importante.

Después de veinte minutos de preguntas, nos pasaron a otro consultorio, según el doctor dijo que me harían una prueba de sangre, esta daba los resultados hormonales.

Diego me tomó de la mano en todo momento, lo cual agradecí porque no era la mayor fan de las agujas.

Después de todos los estudios que me hicieron, Diego habló con los doctores, para ver si cabía la posibilidad de que tuviéramos los resultados hoy.

Luego de hablar con varias personas, se sentó junto a mí, en la gran sala de espera.

—¿Qué te dijeron?— pregunté impaciente, ya quería saber el resultado, aunque me daba miedo.

—Que si, en una o dos horas nos dan los resultados— puso su mano sobre mi muslo.

—Bien...

—¿Quieres hacer algo por lo mientras? Podemos ir a comer, no has comido nada, podemos ir a comprar, hay un centro comercial cerca de aquí.

—No, creo que así está bien.

—¿Segura? Mejor vamos a distraernos mientras estan los resultados, estoy muy nervioso.

—Esta bien, vamos.

Salimos del hospital tomados de la mano y fuimos a un centro comercial que estaba literalmente cruzando la calle.

Fuimos a comer, ya que no pude hacerlo por los estudios, ahi se nos fueron las dos horas.

Regresamos al hospital, nerviosos y asustados por lo que pudieran decir los resultados.

Diego los recogió.

—¿Quieres abrirlos ahora?

—No, vamos a casa y allá los abrimos.

No quería abrir los resultados en el hospital, si decían algo malo, no aguantaría las ganas de llorar, no quiero que la gente, ni los medios me vean así.

Llegamos a casa y fuimos a nuestra habitación.

—¿Quieres que los abra yo?— me pregunto Diego. Yo asentí.

—¿Qué dice?— le pregunté impaciente porque se había tardado en decirme algo.

—Bueno, lo que he leído...— lo miraba atenta— Tienes endometriosis, pero, no es del todo malo.

—¿Qué? ¿Y que es eso?— estaba por alterarme.

—Tranquila pequeña, tranquila. Aquí dice que es endometriosis leve, con tratamiento puedes quedar embarazada normalmente.

—¿En serio?— me dió la hoja de los resultados, donde te daba una breve pero clara explicación de la condición.

Me quedé más tranquila al leerla.

—¿En serio te dan dolores tan fuertes en tu menstruación?

—Si, bueno, digo no es todos los meses, pero si.

—¿Y por qué yo no lo sabía? Bueno, se que duele pero no sabía que a ti te doliera más— acarició mi mejilla.

—Como te lo dije, no es todos los meses, nunca creí que fuera alguna condición como esta. Además, no me gusta preocuparte.

—Amor, no digas eso— se acercó más a mí— Te hice una promesa, frente a Dios y frente a nuestra familia, que iba a estar para ti en la salud y en la enfermedad. De ahora en adelante me gustaría saber si te sientes incómoda, con dolor o algo así, me gustaría ayudarte a sobrellevar esto.

—Esta bien, si eso te hace sentir más tranquilo, te lo diré. Muchas gracias por estar conmigo, te amo más que a nada.

—Te amo mi reina.

—Ahora, tendremos que ir al doctor para saber cual es el tratamiento que debo tomar para poder concebir.

—Si, pero recuerda que tenemos que esperar tres meses para eso.

—Cierto, no lo recordaba.

—Pero todo estará bien amor, ahora que sabemos que es lo que pasa, estaremos en tratamiento para poder tener el bebé que tanto hemos deseado.— me abrazó— Todo va a estar bien, lo prometo.

***

Narra Diego

Este tiempo ha sido muy difícil para nosotros, he visto a Aly llorar hasta quedarse dormida, jamás me imaginé verla en ese estado por la dificultad de tener bebés, ella siempre se mantuvo firme en decir que no lo deseaba, y ahora que ambos lo anhelábamos, nos era difícil. A veces la vida puede ser muy injusta.

Verla llorar me derrumba, no puedo verla sufrir.

En pocos días es su cumpleaños y no quiero que se la pase de esta forma, quiero que por lo menos un ratito la pase bien, por eso estoy organizando una fiesta sorpresa, junto con todo el equipo, solo para ella, espero que sea algo que le levante el ánimo aunque sea un poco.

—Si, dentro de tres semanas— dije al teléfono— Bien, le transfiero en seguida.

—Si que quieres sorprenderla— me dijo Edson. Estábamos en su casa para que Aly no sospechara nada sobre la fiesta.

—Se lo merece— le sonreí melancólicamente— Últimamente ha estado muy mal. Bueno, hemos.

—Si, lo supuse. No puedo decirte que los entiendo, porque no es así, pero si algo le llegara a pasar a mis hijas, no podría. Son muy fuertes, hermano. — me dió unas palmadas en la espalda—Ya verán que esto solo es un mal momento, donde tarde o temprano tendrán la recompensa.

—Eso espero machín, muchas gracias— nos abrazamos.

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Regresé, siento tardarme en actualizar, pero prometo ser mas constante.