Amor prohibido [Diego Lainez]

35. Es hora

Narra Aly

Estábamos en el avión rumbo a México, después de que mi padre se fuera esa noche a su hotel, Diego y yo lo conversamos.

Flashback

—Ser parte de las olimpiadas siempre ha sido mi sueño, y bueno, aunque tu y yo aún no somos nada, tu papá ya lo aceptó. Es algo que los dos hemos estado esperando por mucho tiempo. Piénsalo Aly, yo haciendo lo que mas me apasiona, a tu lado, sin que nadie se interponga, sería un sueño hecho realidad. ¿Tú que piensas?

—Pues es algo que estuvimos esperando por mucho tiempo, y por mi no hay problema, de verdad extraño mucho México y al equipo.

—Yo también.

Fin del flashback.

Llegamos a México cerca de las dos de la tarde, lo bueno fue que dormimos casi todo el vuelo y no veníamos cansados.

Llegamos a mi antigua casa, donde vivía con mi padre, los recuerdos me invadieron y me puse algo melancólica.

—Vayan a dejar sus cosas, los veo en el jardín trasero—nos dijo mi padre. Diego se iba a quedar una o dos semanas con nosotros en lo que conseguía una casa por aquí.

Me di una ducha demasiado rápida de diez minutos y me cambié con unos jeans algo sueltos, un top color naranja y unos tenis blancos.

Al bajar a la sala me percaté de que Diego me estaba esperando.

—¿Lista?— me sonrió— Te ves hermosa.

—Gracias— me sonrojé— Lista.

Abrimos la puerta del jardin trasero y vimos que el jardín estaba adornado con globos y el equipo estaba ahí.

Saludamos a todos, los extrañaba y esta vez no tendría que volver a España.

Todos felicitaban a Diego por aceptar estar en la Selección para las olimpiadas, todos se veían muy emocionados

Estuvimos comiendo y celebrando nuestra llegada, hasta que los chicos se pusieron a jugar con el balón dejándome sola con Sofi, quién ya tenía una barriga muy grande pero hermosa.

—¿Y ya pensaron el nombre de esta pequeña?—le acaricié el vientre.

—Queremos ponerte Valentina.

—Bonito nombre. Espero que ya no tarde, quiero conocerla ya.

—En una semana cumplo los nueve meses, así que creo que no tendrás que esperar mucho— reímos— ¿Y tú como vas con Diego?— me puse nerviosa.

—¿Cómo vamos?

—Por favor Aly, te sigue viendo con ojos de amor— me puse roja— Te mira de la misma manera como cuando estábamos en Rusia.

—Bueno, hemos hablado de esto muy pocas veces, pero lo hemos hecho y después de enterarme de la infidelidad de Hector, le pedí un tiempo para sanar y procesar todo. Él como siempre, lo comprendió y me ha dado mi espacio, pero cuando mi padre fue a hablar con nosotros y nos dijo que lo aceptaba, nos impulsó un poco más. El trato cambió un poco, ya hay mas coqueteo, me dice que me veo hermosa, me hace caricias y yo...— suspiré enamorada.

—Con eso me dijiste todo— reímos— Me da mucho gusto que las cosas ya se hayan arreglado tanto con tu padre, como con Diego, creo que es tiempo de que ambos sean felices juntos, se lo merecen.

***

Las dos semanas pasaron rápido, Diego había encontrado un departamento relativamente cerca de mi casa, y los mas importante, cerca de la cancha donde entrenan.

Los entrenamientos para los olímpicos habían comenzado, yo iba a verlos entrenar, como antes, todo había regresado a la normalidad.

La relación con mi padre iba de lo mejor, establecimos nuevas reglas en la casa, esta vez me tomó en cuenta.

Estaba tranquílame viéndolos desde las gradas, cuando sonó mi celular, vi que era Sofi.

Llamada

-¿Aly?—se escuchó preocupada.

—¿Hola?

—¿Estas en el entrenamiento?

—Si, aquí estoy.

—¿Está Edson por ahí? Le estoy marcando, pero no contesta, creo que se me rompió la fuente.

—¿Qué?—grité— ¿Donde estás? ¿Estás bien?

—Si, si, necesito por favor que te tranquilices, voy rumbo al hospital, pero necesito que le digas a Edson.

—Esta bien, yo se lo digo y vamos para allá.

—Gracias— colgué la llamada y tomé aire.

Me adentre a la cancha corriendo y fui directo a Edson, todos me miraban. Nunca hacía eso.

—Edson— le llamé y me miró extraño y a la vez preocupado— Llegó la hora, Sofi va rumbo al hospital.

—¿En serio?—sonrió ampliamente.

—Si—le respondí de la misma forma.

—¡Voy a ser papá!—gritó para que escucharan los que estaban del otro lado del campo.

Empezamos a correr todos hacia el estacionamiento, cada quien fue por su coche. Yo iba con Edson, Diego, Chucky y Ochoa.

Llegamos al hospital y todos queríamos pasar a conocer a nuestro nuevo sobrino, lamentablemente los doctores no lo permitieron teniamos que esperar en la sala.

—Espera—dijo Edson— Diego, Sofi y yo queremos que seas el padrino— vi con felicidad a Edson y a Diego, que tenía un cara de sorprendido, mezclada con felicidad.

—Es hora— empuje levemente a Diego para que caminara a Edson— Bueno, vámonos chicos— les dije a todos dándonos media vuelta para caminar a la sala.

—Espera— volvió a decir Edson— volteamos— También queremos que seas tú Aly.

—¿Qué?— sonreí.

—Es hora— me dijo Ochoa empujándome para ir hacia ellos y asi lo hice.