Amor prohibido [Diego Lainez]

29. Me voy a casar

Narra Aly

—No te creo—me tomó del brazo y me besó. Mierda, Extrañaba tanto sus labios. Por inercia pase mis manos por su cuello, él pasó los suyos por mi cintura aferrandome más a él.

Entre besos, llegamos a la sala y nos sentamos. El besó se intensificó y en cuestión de segundos, mi mente regresó a la realidad, ¿que estaba haciendo? Hector no se merecía esto. Me separé de golpe.

—¿Qué ocurre?—pregunto y me levante del sillón dándole la espalda, estaba muy apenada—¿Qué ocurre?—volvió a preguntar, volteé a verlo.

—¿Qué ocurre?—pregunté— Ocurre que esto no esta bien, tengo novio, Diego— se acercó a mí.

—Pero ¿lo amas?—tomó mi cara con sus manos pegando nuestras frentes— No lo amas Aly—susurró— Por favor, déjame hacerte feliz, déjame ser yo el que tenga que presumirte, déjame ser yo el que te cuide.

No sabía que hacer, estaba atrapada, tenía que poner mis pensamientos en claro. No sabia si decirle a Hector todo lo que había pasado o simplemente fingir que no pasó.

—Diego—tomé su mano derecha con mi mano izquierda— Me voy a casar—miró mi anillo y después a mí. Sus ojos se cristalizaron.

—¿Qué?

—Me lo propuso una semana antes de venir aquí.

—¿Y te vas a casar?

—Le di mi palabra a un hombre.

—Tu palabra ya no vale nada ahora.

—No lo se, estoy tan confundida—me sentía mal, tan mal que las lágrimas empezaron a brotar.

—No llores Aly—secó una lagrima con su pulgar— No soporto verte así. Por favor déjame hacerte feliz, mantener en tu rostro una sonrisa...—lo interrumpí.

—Por favor déjame pensar las cosas, no es tan fácil—seguía llorando.

—No pienso se la opción de nadie, Aly—tomó mi mejilla y la acarició— Es mejor que entienda de una vez que no eres para mí.— ¿qué estaba diciendo? No quería perderlo, no de nuevo— Lo intenté, pero al parecer tu futuro es alguien más—ahora él derramó una que otra lágrima, me sentía muy mal por verlo así por mi culpa— Es mejor que nos alejemos, así ninguno de los dos sufrirá. Te deseo lo mejor y espero que sean felices como marido y mujer— se acercó a mi y me dió un beso en la frente, yo lloraba cada vez mas— Te amo Aly, siempre lo haré—dijo en un susurro, iba a separarse pero yo me aferré a él, lo abracé fuertemente y escondí mi cara en su cuello, él me abrazó aún mas fuerte.

Mi llanto no cesaba, temía soltarlo y que se fuera de mi vida definitivamente.

Comencé a sentirme mareada, me separé se golpe para poder inhalar mejor, pero no funcionó mucho.

—¿Te sientes bien?—pregunto, yo negué con la cabeza, intentaba tomar aire para calmar el mareo, pero era inútil— Aly, ¿qué tienes?— preguntó ya preocupado, pero no podía responder, sentía que en cualquier momento caería al suelo.

—Me... Si... Siento mal...—dije en un hilo de voz.

—Tranquila—tomó su celular y llamó no se a quién, yo estaba concentrada intentando calmarme—Tranquila Aly, resiste, ya vienen.

—No... Pue...do—perdí la fuerza e iba a caer, pero Diego me sostuvo, me llevo a la sala y me sentó, fue por algo y comenzó a echarme aire para calmarme.

Después todo fue de color negro...

Narra Diego

—Familiares de Alyson Herrera—me levanté, hasta el momento era el único familiar o conocido que tenia, Edson y Sofi venían en camino—¿Como está?

—El estado de la señorita Herrera es crítico, ¿tuvo alguna emoción fuerte? ¿Algún mareo?

—Si—mis ojos se cristalizaron al recordar que estaba así por mi culpa— Tuvimos una discusión antes de que todo esto pasara— limpié una lagrima que rodaba por mi mejilla— Después comenzó a faltarle el aire y se mareó, intenté darle aire, pero fui inútil, comenzó a sangrar, me espanté y después, se desmayó.

—Le haremos estudios, son rápidos, no mas de veinte minutos, esperemos descartar lo que tiene.

—Hagan lo que esté en sus manos para que esté bien.

Después de diez minutos llegaron Sofi y Edson, me preguntaron que había pasado, yo les platiqué absolutamente todo, incluso la charla que tuvimos. Todos estábamos bastante preocupados por su salud.

—Familiares de Alyson Herrera—preguntó ahora una enfermera una hora después. Nosotros nos levantamos.

—Somos nosotros—dije yo.

—Bien—se fijó en su tabla portapapeles—Ella esta bien, esta estable, ya está despierta.

—¿Y que le pasó? ¿Que tienes? ¿Es grave?

—Ya está bien, está estable, aunque lo que le pasó fue algo delicado—no sabía a lo que se refería.

—¿Que le pasó?

—Le practicamos un legrado, la señorita Alyson estaba embarazada, no sabemos si ella sabía o no, pero las emociones fuertes causaron la expulsión del embrión.

—¿Qué?—la información me cayó como un balde de agua fría, no tenía idea.

—¿Usted es su marido?—como quisiera decir que si.

—No, soy su amigo.

—¿Hay algún familiar al que le pueda llamar?—Miguel, pero no creo que ella esté de acuerdo con eso, además está mal, no puede tener mas emociones fuertes.

—No. ¿pero puedo pasar a verla?

—Claro, pero necesita ser fuerte, ella no puede verlo llorar.

—Esta bien.

La segui hasta el cuarto donde estaba, pero antes de entrar, me detuve.

—¿Ella ya lo sabe?

—Aún no, necesito que esté alguien para que la apoye, no sabemos si ella estaba enterada del embarazo, no sabemos como vaya a reaccionar. ¿Quiere ser usted?

—Claro.

Entramos a la habitación, un millón de emociones me invadieron, no me gustaba verla en ese estado, aún no procesaba la noticia de la enfermera, estaba nervioso.

Al verme sonrió, su sonrisa me dió la fuerza que necesitaba para apoyarla en este momento.