Amor prohibido [Diego Lainez]

48. Querer quererlo

Narra Aly

Admiraba la foto en la habitación de Diego. La contemplé por varios segundos. Era un niño precioso.

En la foto se observaba a Diego con su familia en lo que parecía ser un parque de diversiones, tenía una sonrisa enorme, estaba feliz por estar en el lugar, o eso parecía.

Tenía también un peluche de Jerry, de Tom y Jerry en su mano izquierda, y de lado derecho abrazaba a Mau que también lo abrazaba con una enorme sonrisa.

Se veía que Diego desde pequeño fue un niño lleno de amor, que creció en un ambiente sano.

—Tus ojos siempre han sido perfectos, son los ojos que quiero para mis hijos— lo miré y sonreí.

Y es que era cierto. Se que dije que no quería hijos, o que no estaba preparada, y no es que ahora lo esté, simplemente que el estar con Diego me ha hecho pensar más a futuro, el amor que le siento, me hace querer pasar toda mi vida con él, se que sería un padre estupendo. Me hace querer dar ese siguiente paso, a su tiempo, claro, pero me hace querer quererlo.

Se acercó a mi después de cerrar la puerta de la habitación.

—¿Hablas en serio?— me dijo con una sonrisa de que no podía creérselo.

—Claro— acomode su cabello— No ahora, claro. Pero me agrada la idea de tener una familia contigo.

—Para mi, mi familia lo es todo, siempre crecí en un ambiente donde fuimos muy unidos y de verdad que me encanta la idea de poder formar una familia contigo.

—Sería maravilloso. Mi familia siempre ha sido pequeña, solo mi papá, mi mamá y yo, y cuando mi mamá falleció, solo quedamos nosotros, aunque el equipo siempre fue como mi familia, nadie ha llenado el vacío que mamá dejo en mi. Siempre anhelé tener una familia grande, tener muchos hermanos con quien jugar o pasar los momentos difíciles, pero siempre estuve sola, o así me sentía yo, aunque mi padre siempre estuvo en todo momento, siempre me hizo falta la compañía de un hermano. Y no lo se... si llego a tener hijos, no quisiera lo mismo para ellos.

—¿Te gustaría una familia grande?— sonrió emocionado, ¡era una ternura!

—Si, me gustaría. Tal vez tres o cuatro hijos.

—Me agrada la idea— besó mi frente— Mi madre sería feliz— reímos.

—Mi papá, no lo sé, supongo que si.

—Seguro si, eres su única hija y serán sus únicos nietos, si a ti te consiente no me quiero imaginar como sería de abuelo.

***

Era el cuarto día en Tabasco, la estadía aquí estaba siendo increíble. Nos encontrábamos en una plaza comercial esperando a Salomé, la hija de Mau.

Llegó tomada de la mano de su mamá, yo no la conocía, pero creo que era obvio. Mau se acercó a ella, cruzaron escasas palabras y se fue, creo que no llevaban una muy buena relación.

—Bien, saluda a tu tía— le dijo Mau, cosa que se me hizo un gesto muy tierno.

—Hola— saludó la pequeña.

—Hola Salo, ¿como estas?— me agaché para estar a su altura.

—Bien— respondió tímidamente, y era obvio, jamás me había visto.

—¿Cuantos años tienes?

—Tres.

Nos fuimos a un lugar más familiar e infantil para que Salomé también la pasara bien. Fuimos a Chuck E. Cheese.

—Ven— Salomé me tomó de la mano y fui con ella. Me llevó a un juego donde tienes que atinar un chorro de agua en la boca de un maniquí.— Ayúdame— se sentó en la sillita.

El juego comenzó, me puse detrás de ella para poder dirigir bien el chorro de agua.

Narra Diego

Vi a unos cuantos metros a Salomé y a Aly jugando. Las dos reían y la verdad no pude evitar pensar en lo que hablamos hace algunos días, cuando me dijo que si quería ser mamá y para ser sincero, se veía preciosa. Desde que la vi con Vale, se me hizo precioso, pero al parecer en ese momento no estaba convencida.

Fui hacia donde ella estaban.

—¿Se divierten?— Aly me miro y asintió.

—Si, tu familia es sensacional.

—Sabía que te amarían.

—Ahora comprendo porque eres un amor de persona. Todos lo son.

—Tío, ¿mañana podemos ir a los delfines?

—¿Qué son los delfines?— preguntó Aly curiosa.

—Hay albercas— le respondió Salomé.

—Es un balneario— le dije.

—Ahhh. Pues sería buena idea— me miró divertida.

—Mañana a primera hora nos vamos— le dije a Salomé mientras acariciaba su cabeza.

—¡Siiiiii!— fue corriendo con Mau a decirle que al otro día iríamos a su balneario favorito.

***

—Si te quemaste— le dije a Aly que estaba sentada en la cama frente a mi. Tomé su cara inspeccionando las leves quemaduras por el sol.

—Tú también— pasó sus dedos por mis mejillas, creando una especie de ardor por su tacto en las quemaduras.

—Salo te ama— rió.

—Es una niña encantadora.

—Espera que conozcas a Jackie.

—¿Quién es Jackie?

—Mi prima. Salomé a lado de Jackie es muy fría.

—Bueno, es que toda tu familia es un amor— sonrió.

—Si, bueno, ahora eres parte de ella— sonrió ahora mostrando sus dientes, viéndose doblemente perfecta.

***

Narra Aly

Aterrizamos en la Ciudad de México, había sido un viaje espectacular, donde conocí a gente maravillosa que, probablemente, me llevaría en el corazón de por vida.

—Me encantó conocer a tu familia— le dije a Diego en cuanto llegamos a mi habitación. Sonrió.

—Y a ellos les encantó conocerte— acarició mi cabello— Mamá dijo que teníamos que pasar navidad allá, y mira que mi mamá no invita a nadie a las navidades, dice que es algo muy familiar.— sonreí.

—Sería maravilloso, pero no puedo dejar a papá— lo miré.

—Me dijo que también podía ir— me miró— También lo quiere conocer.

—¿En serio?

—Si, en serio, mi mamá te amó y las niñas— dijo refiriéndose a Salomé y Jackie— Aún más.

Me sentía tan especial y tan plena con la familia de Diego, era lo que siempre quise e imaginé.

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Las he tenido muy abandonadas y lo siento, pero ¿qué les parece la historia? ¿Que creen que pase en los próximos capítulos?

Spoiler: las haré sufrir un poquito, pero, todo saldrá bien al final de todo.

Dejen sus comentarios, de verdad amo leerles. ❤️