75. Depresión

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Narra Aly

Llegamos a casa, después de una larga lista de cuidados por parte del doctor.

Diego me ayudaba a subir las escaleras, ya que no podía hacer esfuerzo y ni siquiera podía caminar del todo bien.

Pasamos por la habitación que días antes habíamos decorado con tanto entusiasmo y amor, la puerta estaba entreabierta. Mi corazón se rompió.

Comencé a llorar y abracé a Diego, él no dijo nada, creo que para estos momentos no hay mucho que decir, solo me abrazó fuertemente. Después de unos minutos y no se cuantos exactamente, tomé aire para poder calmarme y seguir el camino hasta nuestra habitación.

Como pudimos, llegamos a la habitación y me acosté en la cama.

—¿Quieres que te prepare algo?— me preguntó Diego, yo solamente negué.— Recuerda que tienes que comer bien.

—No, solo quiero que te acuestes junto a mí.

No respondió, solo se acostó conmigo, yo inmediatamente me acerqué a su cálido cuerpo y lo abracé. Era la única persona con la que quería estar en este momento, sabía que nadie en el mundo podía entender lo que estaba pasando, más que él, sentíamos el mismo dolor y la misma pérdida.

Las lágrimas comenzaron a caer lentamente por mis mejillas, el se limitó a decir algo, solo me abrazaba y acariciaba mi espalda con sus manos.

—¿Por qué pasó esto?— le dije entre sollozos.

—No lo se, amor— dijo "tranquilamente", aunque sabía que solamente se estaba haciendo el fuerte para mí.

—Apenas se lo habíamos dicho a nuestras familias, esto es tan injusto. ¿Ahora que les diremos?

—Les diremos la verdad, son nuestra familia, no serán imprudentes con un tema tan delicado como este.

—Nuestros padres estaban tan felices por su llegada, ahora ya no habrá nada— seguía llorando.— Iba a ser el primer nieto de mi papá, estaba tan emocionado, sus ojos estaban llenos de ilusión y ahora ya no...— me costaba mucho trabajo hablar.

—Lo se— su voz tembló.

—Oye— lo miré a los ojos y él a mí— Y si... ¿Y si no puedo tener hijos?

—No digas eso amor.

—Es que si lo digo, porque es muy probable que sea real. ¿Estarías dispuesto a estar con alguien que no puede darte lo que quieres?

—Mi amor, pero que dices— tomó mi cara con ambas manos— Eres mi esposa, la mujer que amo por sobre todas las cosas, yo te escogí para estar contigo toda la vida. Te lo juré frente a Dios, que iba a estar contigo en la salud y en la enfermedad. Que puedas o no concebir, no te hace ni más, ni menos mujer, ni para mi, ni para el mundo.

—Aún tengo que hacerme los estudios, pero es muy probable que el resultado sea ese, y de ser así, ¿te gustaría adoptar?— sonrió, era algo que no me esperaba, la verdad.

—Si tu lo decides, para mí esta perfecto.

—¿En serio? No quiero que digas que si solo por complacerme.

—No, es en serio. Nunca había pasado por mi cabeza el hacerlo yo, pero siempre he pensado que el adoptar a un bebé es uno de los mayores actos de amor. Podríamos darle una oportunidad a un pequeño de tener una vida mejor, en todos los aspectos.

—Si, pienso lo mismo. Pero bueno, creo que deberíamos esperar a hacer los estudios, ver el resultado y después tomar una decisión, porque es algo muy importante.

—Cualquiera que sea tu decisión, si quieres adoptar, o no quieres tener hijos, depende de lo que los estudios digan, te apoyaré.

***

Había pasado apenas una semana de que regresé del hospital, Diego había vuelto a su rutina diaria, mientras que yo, me quedaba en casa todo el día, todos los días.

Necesitaba mucho a Diego, cuando llegaba del trabajo era mi salvación, como dije antes, sentía que era la única persona en el mundo que me acompañaba en este dolor tan intenso, cuando llegaba no quería soltarlo, no quería que se fuera. No quería decírselo, aunque sabía que eso no servía de nada, porque mi apego con él era sumamente notorio.

El encierro me estaba volviendo loca, no dormía, no comía, no interactuaba con nadie que no fuera Soco, pero le decía que viniera a mi habitación lo menos posible.

Supongo que el equipo ya sabe de la pérdida, pero han respetado el hecho de que no quiero ver a nadie.

—Hola amor— dijo Diego llegando a la habitación, sentí alivio al verlo, era por mucho, mi único lugar seguro.

—Hola, ¿como te fue?— se acostó a mi lado. Suspiró.

—Bien— acarició mi mano— Los chicos y tu papá me preguntaron como estabas.

—¿Ya les dijiste?— le dije en un tono frío, no sabía si enojarme al respecto. Sabía que en algún momento tenían que enterarse, pero ahora no estaba segura de querer decídelos.

—Si.

—¿Por qué?

—Aly, esto también ha sido bastante duro para mí, no creas que cuando llego al trabajo me olvido de como te vi ese día y de nuestro bebé, es algo que tengo presente todo el tiempo, aunque trato de enfocarme no puedo. Obviamente todos en el equipo se dieron cuenta de que mi rendimiento bajó, incluso Miguel, y cuando me preguntó que si pasaba algo, no pude evitar llorar, le dije todo— su voz se quebró. Me sentí culpable.

—Perdón— le dije igual casi al borde del llanto— He estado muy irritable este tiempo, entiendo que tú también sufres lo mismo que yo.

—No tienes que pedir disculpas, es algo muy difícil, nadie te dice como actuar o como superarlo pero, juntos lo haremos.

—Te amo Dieguito, muchas gracias por estar conmigo en todo momento y sobretodo, tener tanta paciencia.

—Siempre voy a estar, preciosa— dijo— Voy a bañarme.

—No, no te vayas— lo abracé, no bromeaba con el hecho de que estaba muy apegada a él.

—¿Que te parece si nos bañamos los dos?— asentí.

Fuimos ambos al baño, una vez estando en la regadera, lo abracé y por primera vez desde que pasó esto, sentí un poco de paz.

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Siento mucho el hacerlas sufrir 😅
¿Qué creen que salga en los estudios?😫

Amor prohibido [Diego Lainez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora