9. Apertura

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Narra Aly

Desperté temprano, fui a desayunar y fuimos al estadio mas cercano, era la apertura de La Copa Mundial de la FIFA.

Después de eso todos fuimos a conocer un poco mas de Rusia, Diego y yo tratábamos de actuar lo más normal posible enfrente de todos, los únicos que sabían eran Sofi y Edson.

Me dolía tenerlo que hacer a escondidas, pero todo esto lo hago por Diego, no quiero que mi padre lo corra, siendo que el fútbol es lo que mas quiere en el mundo, además se esforzó desde su niñez para llegar hasta donde ahora está, no me perdonaría si lo echan por mi culpa.

—Mira—señalé una matrioshka de un puesto— Nunca había visto una de verdad.

—¿Qué es?—pregunto Hirving.

—Una matrioshka—le dije obvia.

—Están bien feas.

—Deja de lo feo, ¿cuando vas a poder decir que tienes una matrioshka? Me refiero a una original, de Rusia.

—Esta fea—le di un codazo.

—¿Te gusta?—me preguntó Diego.

—Es algo exótico—reímos.

—¿La quieres?

—No, no.

—Si la quieres—me miró, si la quería pero sabía exactamente lo que iba a hacer si le decía que si.

—No, es algo innecesario—mentí pero igual no funcionó, fue al puesto donde venían las matrioshkas y compró una.

—Toma—me la dió. Le sonreí.

—Muchas gracias—la saqué de la bolsa—Si me gustan—lo mire.

—Lo sabía—me devolvió la sonrisa.

Seguimos conociendo la cultura de Rusia, era algo espectacular.

—¿Qué está pasando entre ustedes?—me preguntó Raul.

—¿Qué? ¿A que te refieres?

—A ti y a Lainez—me puse nerviosa, no sabía que decirle.

—Nada ¿por qué?

—¿En serio?—me miró incrédulo— Ten la confianza de decirme, sabes que te voy a apoyar en lo que sea, somos familia, ¿no?—tenia tanta razón y la verdad es que me dolía mucho escondérselo.

—Bueno, si han pasado cosas...—dije con cuidado de que nadie escuchara.

—¿Qué clase de cosas?

—Nos besamos y bueno, hablamos sobre esto y al parecer los dos sentimos lo mismo—agache la mirada.

—¿Están juntos?

—Si, pero nadie lo sabe mas que Sofi y Edson, no quiero que mi padre se entere y toda la carrera de Diego se eche a perder, trabajó mucho para esto.

—Mírame—lo mire— Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

—Gracias.

—Se que es difícil porque apenas tienes dieciocho años recién cumplidos, dependes de tu padre y si se llega a enterar podría terminar mal. Pero si lo que ustedes sienten es sincero, mi consejo es que luchen el uno por el otro.

—En serio muchas gracias por todo Raul—nos abrazamos.

***

Hoy era el primer partido de México en el mundial, se enfrentaban a Alemania, estaba muy nerviosa, parece que incluso más que ellos.

Ya estábamos en el estadio, me impresionó la cantidad de compatriotas que estaban ahí, me dió mucho gusto saber que todas aquellas personas los apoyaban.

Sonó primero el himno de Alemania, los mexicanos lo escuchamos atentamente. Después, sonó el himno mexicano. Algunos alemanes lo abuchearon, me dió coraje, pero solo demostraban los pocos valores que tenían.

Comenzó el partido, Sofi y yo teníamos los pelos de punta.

Yo solo miraba a Diego, no se si era yo, o se veía más guapo jugando. Él tenía el balón, hizo una jugada espectacular y anotó un gol. Todos los mexicanos presentes gritamos al unísono, me sentía tan orgullosa de él.

Volteó a verme, me sonrió y me guiñó un ojo, me derretí, sentí que la sangre se me subió a la cabeza.

Una chica mexicana que estaba frente a mi volteó a verme de una mala manera, no dijo nada solo se volteó.

Terminó el juego, ganamos 2 - 0. Después de que todos se ducharon Sofi y yo fuimos a los vestidores. Cuando los vimos, los abrazamos, de verdad estaba muy orgullosa de ellos.

Fuimos a cenar y a celebrar al hotel, ya que todos estaban cansados y no querían salir. Después de todo, subimos a nuestras habitaciones.

—Estoy muy cansado, pero no tengo sueño, aún no me acostumbro al cambio de horario—dijo Diego mientras caminábamos con las manos entrelazadas.

—Ni yo, por las noches me cuesta demasiado dormir.

—¿Quieres hacer algo?

—Pero estás cansado. ¿Que te parece si rentamos algunas películas?—sonrió y asintió.

Nos fuimos a mi habitación, rentamos unas cuantas películas, apagamos las luces y nos acostamos en la cama sin destenderla.

Diego y yo no nos poníamos de acuerdo en cual ver, yo quería ver la de Diario de una Pasión, mientras que Diego quería ver Iron Man: El hombre de hierro. Al final, Diego terminó cediendo y vimos la de Diario de una Pasión.

—¿Cómo es posible que sus padres se interpongan en su relación? Deberían dejarlos vivir su vida—dijo Diego. Suspiré fuertemente—Si yo fuera él, me iría con ella a Nueva York, mientras ella estudia es Sarah Lawrence y él trabaja para darle lo que se merece— me quedé pensando un momento en que la situación de la película es algo similar a lo que estamos pasando en este momento con mi padre, pero me alegra saber que Diego haría las cosas a un lado con tal de estar juntos— ¿Tú que harías en su lugar?

Tocaron la puerta de mi habitación impidiéndome contestar.

—¿Hija, sigues despierta?— sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo de pies a cabeza.

—Metete debajo de la cama—le dije a Diego en un susurro, el hizo lo que le dije. Abri la puerta.

—Hola, papá.

—Hola, ¿qué estabas haciendo? Me pareció escuchar la voz de...—no terminó la frase.

—¿De quien?

—No, de nadie.

—Supongo que fue la película.

—Si, seguro. Solo vine a desearte buenas noches, desde que llegamos a Rusia he estado tan ocupado por el trabajo que casi no te he visto, lo siento.

—Descuida, se que es por tu trabajo.

—Nos vemos mañana— me abrazó— Te amo, hija.

—Y yo a ti, papá—nos separamos y se fue.

Sentí un alivio, Diego salió de su escondite.

—Estuvo cerca.

—Si.

Terminamos de ver la película y Diego se fue a su habitación.

Amor prohibido [Diego Lainez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora