Los días en la escuela eran bastante normales para Park JiMin. Tenía buenos amigos, buenas notas y muchas ganas de descubrir el mundo, aunque no su vocación. Pero en su último año todo eso cambia; de pronto sus amigos le dan la espalda y dejan de ha...
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La segunda semana estaba por cumplirse y parecía que sería un año complicado, escolarmente hablando. Al menos eso pensaba JiMin. Y es que los maestros encargaban varios trabajos para el producto final sin importarles que para eso todavía faltaba un año.
El último año siempre es como la prueba de fuego, el momento en donde se decide si te gradúas o no. Nadie quiere repetir año, porque después todo se vuelve complicado, o eso es lo que todos creen, porque JungKook no ha tenido problema con recusar sus materias. Ni siquiera le importa no tener amigos, pero, curiosamente, el rubio que está justo enfrente de él le causa un poco de conflicto. Lo ha observado ahora que lo tiene más cerca; es lindo, eso lo supo desde el principio, pero también era inteligente y eso le sumaba puntos... muchos puntos.
También había notado que traía un cuaderno diferente a los de sus clases; era pequeño, con decoraciones en la cubierta y las letras "JM" sobre él. Notó también que siempre lo guarda en su mochila. Nunca lo deja al aire libre y que, de vez en cuando, escribe cosas ahí.
Ha sido inevitable observarlo, mucho menos si lo tiene enfrente la mayor parte del horario escolar. Además, su dulce y sutil aroma de su fragancia frutal le relajaba un poco. Como sea, decidió no dirigirle la palabra para no incomodarlo. Ya habrá alguna oportunidad de hablar con él.
Después de una larga hora de mucha historia sobre los antepasados coreanos, el cambio de clase por fin llegó; era el turno de biología con el profesor TaeHyung. Tal vez era la clase favorita de todos, pero no precisamente porque la materia fuese interesante, más bien porque, quien la impartía, era bastante atractivo y carismático, además de joven e inteligente. Cualquiera en ese salón suspiraba por él y por su aura encantadora, pero para el lindo profesor no existía nadie más, sólo una persona que sus ojos han visto ya desde hacía un rato.
—Buenos días, chicos. Como saben, iniciaremos con la primera etapa de nuestro último curso de biología— el profesor de cabello castaño ligeramente quebrado caminaba de un lado a otro frente a su clase, mientras muchos ahí dejaban salir más de un suspiro— Me interesa que ustedes tengan sus propias ideas de los temas principales, los cuales vendrán en su examen de admisión a la universidad. Y bueno, soy fiel creyente de que un trabajo de exposición se hace mejor en equipo, sin embargo, esta ocasión formaré duplas.
Los miró con una sonrisa ligeramente maliciosa, casi al tiempo que sacaba dos pequeños recipientes transparentes donde había pequeños papelitos doblados, lo cual significaba que esto sería un sorteo.
Casi enseguida, chicos y chicas miraron en dirección a JungKook con esa añoranza de poder formar pareja con él. Éste no estaba muy contento con la opción que el profesor estaba implementando, pero no tenía opción.
Nunca le gustó la idea de llevar personas extrañas a casa y, para esta clase de trabajo, sabía perfectamente que requería de situaciones así. Sólo espera que no le toque con alguna de esas chicas parlanchinas que están a punto de llorar de la emoción. Una persona que no sea tan fastidiosa sería buena opción.
