Los días en la escuela eran bastante normales para Park JiMin. Tenía buenos amigos, buenas notas y muchas ganas de descubrir el mundo, aunque no su vocación. Pero en su último año todo eso cambia; de pronto sus amigos le dan la espalda y dejan de ha...
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El tiempo estaba pasando demasiado rápido, o al menos eso era lo que JiMin sentía.
A estas alturas muchos de sus compañeros ya sabían qué carrera estudiar, pero él no tenía la más mínima idea. Y se sentía un poco presionado pese a que sus padres no insisten con el tema y le brindan espacio. No quiere tomar una decisión apresurada sólo porque JungKook ya sabe lo que quiere estudiar y en dónde, por lo tanto, pronto tendrá que volver a Seúl y entonces tendrán que separarse. Claro que esa idea le aterra, porque está demasiado acostumbrado a su presencia y a estar siempre a su lado. Todo el tiempo están juntos en la escuela, hacen tarea juntos, a veces comen en la casa del otro, sus encuentros sexuales han aumentado considerablemente y las tardes las pasan juntos en las rampas. JiMin disfruta de ver a su novio patinar y últimamente eso le ha traído inspiración para escribir poesía, misma que está dedicada completamente a él.
Ha estado observándolo durante una hora mientras hace anotaciones en su diario y en un pequeño cuaderno. Le encanta ver cómo el flequillo que se asoma por la abertura de su gorra revolotea con el aire. O los gestos que hace cuando ha logrado bajar un truco perfecto. Ahora se está volviendo un experto porque está determinado a ganar la competencia pese a que al principio no quería hacerlo. Y con JiMin a su lado no podía tener mejor motivación.
Siempre era un deleite mirar hacia la banca donde el rubio acostumbra a sentarse y poder apreciar su sonrisa orgullosa y emocionada. Últimamente ha pensado mucho en esos días que desea tener con él cuando se convierta en profesional, porque está completamente seguro de que lo va a lograr. Imagina cómo sería llegar a casa y encontrarlo en la cocina preparando algo delicioso y después terminar haciendo el amor en el sofá. Sería su vida perfecta, porque no tiene dudas de que sea él con quien quiere vivir hasta llegar a viejitos. Sólo JiMin es su único y verdadero amor. Por otro lado éste piensa lo mismo. Han sido varias ocasiones en las que ha soñado despierto con tener una vida establecida a lado de JungKook. Una casa donde vivan los dos. Un lugar donde puedan tener su propio hogar y puedan envejecer juntos.
Pensaba en eso y en muchas otras cosas. Su mente volaba cada vez que escribía poesía para JungKook, pero esta vez no pensaba en palabras bien estructuradas, más bien en otras cosas... en otras posibilidades.
Y de pronto su mente lo creó todo; no era un cuento, no era poesía, era una historia... su historia. Comenzó a hacer anotaciones en su cuaderno y después de un rato se dio cuenta de que en verdad le gustaba, no sólo lo que planeaba para su historia, también el hecho de que le gusta escribir y no se había dado cuenta. Siempre ha cargado consigo un cuaderno por si acaso viene algo a su mente. Tiene un diario y un cuaderno con la recopilación de sus cuentos. Y ahora tiene una idea para una historia. Lo pensó todo en cuestión de minutos y entonces supo lo que quería estudiar. Y se sintió feliz... sintió que por fin tenía un camino el cual seguir, y JungKook le dio respuesta a sus dudas que tanto le costó aclarar.
Por fin sabía lo que quería estudiar y lo que quería hacer en su futuro.
Ser escritor.
JungKook se dio cuenta que su chico se concentró completamente en su cuaderno y eso le dio curiosidad. Desde hace varios días ha querido sugerirle que estudie letras o alguna carrera relacionada con la escritura y la lectura porque se dio cuenta de que era bueno para eso, pero no había tenido tiempo de hacerlo.
