Los días en la escuela eran bastante normales para Park JiMin. Tenía buenos amigos, buenas notas y muchas ganas de descubrir el mundo, aunque no su vocación. Pero en su último año todo eso cambia; de pronto sus amigos le dan la espalda y dejan de ha...
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Los días de NamJoon en Busan se estaban terminando. Debía iniciar con el segundo semestre de su carrera y tuvo que hacer papeleo desde donde estaba. Pero había algo más que lo tenía inquieto, o más bien alguien; cada vez que iba por JungKook a la escuela se encontraba con Jin y sus ojos de cachorro suplicante que le ponía. No entendía por qué se sentía de ese modo si ni siquiera habían cruzado palabra, pero es que llamaba tanto su atención que era imposible no mirarlo, sin embargo, la anécdota que su mejor amigo le relató aún no salía de su cabeza.
No quería aceptar que sólo iba por JungKook para ver al chico y para al menos quedarse con una imagen de él... de algo que posiblemente no sucedería.
Solemos juzgar a las personas y sacar conclusiones prematuras ante cualquier situación que no sea favorable. Dicen que cuando somos jóvenes asumen que no sabemos nada, y puede que tengan razón, pero cuando somos jóvenes... somos imprudentes... somos tontos... somos ingenuos... tal vez superficiales y un tanto débiles. Los errores se hicieron para cometer y en plena juventud, cuando el aprendizaje está alrededor, es complicado no caer con las mismas piedras en más de una ocasión. Tenemos derecho a equivocarnos, pero es completamente nuestra responsabilidad aprender e intentar se mejores personas.
Pedir perdón sólo es para los valientes.
Eso era algo que NamJoon podía entender, pero se arraigaba tanto en sus pensamientos que no se atrevía a explorar más allá de la apariencia que le contaron. Tenía miedo. Tenía miedo a enamorarse y a fracasar, sin importar que aún es joven y que eso no tiene tanta importancia.
Jin representaba mucho en ese momento. Ser joven con la hormona del deseo encima es algo difícil de manejar, además de aquel instinto que te pide conocer, buscar, indagar... probar. NamJoon quería probar muchas cosas con ese chico.
Pero eso no se lo contaba a nadie.
Después de que Jin le pidiera a JiMin aquel pequeño favor, éste pensaba en si era buena idea o no. Ha pasado un tiempo considerable con JungKook como para saber que no va a estar de acuerdo con eso. Aunque él se ha mantenido al margen de las varias veces que sus anteriores amigos lo saludan en la lejanía, eso no significa que esté de acuerdo con eso.
Tampoco es como que JiMin quiera volver a tener esas tardes de locura con Jin y Hobi. Esos recuerdos de cuando probó el sabor de la soledad gracias a ello,s aún prevalecen y de vez en cuando lo inmuta a dejarlos entrar. No es fácil volver a confiar aun cuando ellos no tuvieron que ver directamente con lo que pasó. Tal vez no hoy. Tal vez no mañana. Sólo el futuro lo dirá.
Pero NamJoon está a punto de volver a Seúl y no regresará hasta que la competencia de las rampas. Después de que Jin le confesara que gusta de él, los ha estado observando a ambos, claro que notó esas miradas para nada discretas que se echan, pero también ha notado que el mayor se echa para atrás casi enseguida. Tal vez es tímido, no lo sabe, pero le gustaría darles un pequeño empujón y el resto que lo decidan ellos.
